Bogotá es uno de los botines políticos más buscados por los partidos y movimientos que buscan incidir en la política nacional. La capital del país es el segundo cargo de elección popular más importante de Colombia y por esta razón es que, después de la presidencia de la República, la campaña a la alcaldía capitalina acapara la atención.
Este 2015, en el que las elecciones locales se realizarán en el mes de octubre, las campañas arrancaron a mediados de enero y mes y medio después ya hay un panorama más claro de los candidatos, aunque todavía faltan tres meses para que venza el plazo de inscripción.
Una Unidad Nacional no tan unida
Por los lados de la coalición de gobierno nacional pareciera existe consenso y claridad sobre la candidatura de Rafael Pardo Rueda. El exministro de trabajo asumió la alcaldía de Bogotá cuando el actual mandatario, Gustavo Petro, fue destituido por cuenta de la ejecución de la sanción impuesta por la Procuraduría General de la Nación el 9 de diciembre de 2013.
Pardo ha ido ganando espacios en la prensa y reconocimiento en la opinión pública a medida que varios sectores de la Unidad Nacional van anunciando el apoyo a su candidatura. Es el caso del Partido de la U, que en un acto público le dio el aval al candidato. Llama la atención de este acto que entre los concurrentes a la mesa principal estaba el concejal Javier Palacio, quien tiene embargo preventivo de la Fiscalía General de la Nación por 1500 millones de pesos debido a su posible responsabilidad en el Carrusel de la Contratación. Por este hecho Pardo fue duramente criticado en redes sociales.
Junto al Partido de la U, Pardo cuenta con el apoyo del Partido Liberal, colectividad en la que ha hecho su vida política. Sin embargo, no todo es monolítico en la coalición que gobierna a Colombia. El partido Cambio Radical, del que es jefe político el actual vicepresidente Germán Vargas Lleras, no ha estado en sintonía con las aspiraciones de Pardo y por eso dos de sus figuras más representativas en Bogotá, Carlos Fernando Galán y David Luna, decidieron montar toldo aparte.
Galán, hijo del caudillo liberal asesinado en 1989 Luis Carlos Galán, y Luna, excandidato a la Alcaldía de Bogotá y exviceministro de Trabajo durante el ministerio del mismo Pardo, se unieron con Enrique Peñalosa para integrar lo que consideran el “Equipo por Bogotá”.
Esta iniciativa ya se venía preparando con reuniones hechas por representantes de ese partido, en diferentes localidades capitalinas. Fuentes cercanas a Confidencial Colombia, aseguran que Luna y Galán estaban esperando la decisión de Peñalosa para concretar su movida política. Según las mismas fuentes esta movida tendría su origen en el deseo de Vargas Lleras de llegar a la presidencia de la República en 2018 sin ningún atisbo de alianza con la izquierda en ninguna instancia política. Es por esa razón que la Unidad Nacional no llegaría unida a las elecciones de octubre ya que el “Equipo por Bogotá” que se contrapone a la campaña de Pardo, elegiría un candidato a la Alcaldía en función de una encuesta a realizarse antes del mes de junio. El principal frente de la campaña disidente de la Unidad Nacional es la polarización entre izquierda y derecha, poniendo en un segundo lugar la dicotomía paz-guerra que animó la campaña presidencial de 2014.
Los verdes sin Peñalosa
Después de que en un acto público se anunciaron a Carlos Vicente de Roux, Antonio Sanguino y Enrique Peñalosa como los tres precandidatos del Partido Verde para la Alcaldía de Bogotá, la unión entre este último y Carlos Fernando Galán y David Luna de Cambio Radical hizo que las cosas cambiaran drásticamente.
El afiche en el que se hace el anuncio de la inscripción de los candidatos de la colectividad verde el próximo jueves 5 de marzo no incluyó a Peñalosa. Esto como gesto de autonomía partidista de los verdes, como lo comentó una fuente cercana a la campaña de De Roux.
Es gesto estaría anticipando la postura de esa colectividad política ante la invitación del “Equipo por Bogotá” a una consulta en la que participen los verdes junto a Martha Lucía Ramírez para tener el candidato que le dispute la Alcaldía a los demás sectores que se encuentran en la contienda.
Sin embargo, De Roux al contar con el apoyo de gran parte de la bancada progresista del Concejo de Bogotá estaría jugándose sus propias cartas sin esperar una alianza con otros candidatos, por el momento. Según una fuente consultada, De Roux habría perdido las preocupaciones iniciales que planteaba una eventual candidatura verde de Peñalosa, la cual endosaría su capital político y el de Sanguino al candidato del partido.
Además, De Roux de llegar a ser el candidato del Partido Verde perdería todo atractivo para el “Equipo por Bogotá” ya que, como lo ha manifestado en más de una ocasión, él se considera de izquierda.
El progresismo en su laberinto
Después de que fueran anunciados los tres precandidatos del progresismo, terna de la que saldría el candidato a la Alcaldía en función de una encuesta, las cosas se han ido complicando para el movimiento político que representa a la actual administración.
María Mercedes Maldonado, Hollman Morris y Guillermo Alfonso Jaramillo fueron las tres cartas presentadas, en un primer momento, para ser la terna de la que saldría el candidato progresista. Sin embargo, Jaramillo decidió no seguir en esa pelea por cuenta del mecanismo de elección del candidato que se planteó desde el comienzo.
Jaramillo anunció en medios que la encuesta no era el mejor método y que no existían garantías para el y para Maldonado ya que pareciera que existiera un favoritismo por Morris en la administración.
Además, fuentes cercanas a Confidencial Colombia y que conocen muy bien las intenciones de Jaramillo, contaron que este ha ido retirándose gradualmente de las aspiraciones a la Alcaldía de Bogotá ya que se centrará en buscar el mismo cargo en Ibagué. Acerca de la posible inhabilidad que tendría para aspirar a ese cargo, ya que su hermano Mauricio Jaramillo busca la Gobernación del Tolima, la fuente aseguró que no habría inhabilidad ya que Mauricio irá por el Partido Liberal mientras que Guillermo Alfonso está buscando el apoyo del MAIS (Movimiento Alternativo Indígena y Social).
Así las cosas, la pelea por Bogotá de parte de los progresistas la darán María Mercedes Maldonado y Hollman Morris. Este último ha sido el más mediático de los dos precandidatos ya que se ha mostrado de manera más activa en los medios de comunicación y ha sabido enfocar su imagen, como lo comenta la fuente consultada, como el continuador de las políticas públicas del alcalde Gustavo Petro. Esto no solo ha generado reconocimiento y la acumulación de un capital político importante sino que al identificarlo tan claramente con Petro, las duras críticas a su administración llegan directamente a Morris.
Sin embargo, Maldonado ha sabido aprovechar un tema en el que tiene un manejo más claro y un discurso más sólido que Morris; el tema ambiental. Es así como ha ido acercándose a diferentes organizaciones que buscan la defensa del medio ambiente en Bogotá y en la sabana. Es así como ha capitalizado su conocimiento sobre la decisión del Consejo de Estado de prohibir la construcción en los cerros orientales o su cercanía con el tema de la planeación urbana en función del agua para estrechar vínculos con líderes sociales que buscan la defensa de los páramos y humedales de la ciudad.
Por el momento la encuesta virtual en la que se han estado midiendo los tres precandidatos progresistas ha ido arrojando resultados variables. Cada uno de los tres precandidatos la ha ido encabezando en algún momento.
Por el momento, la mayor preocupación sigue siendo el respaldo político a los progresistas que no tienen, como movimiento político, personería jurídica. Esto sigue planteando problemas al momento de entrar a disputar abiertamente la Alcaldía, sobre todo, teniendo en cuenta que al ser el poder actual en la capital tienen un gran ventaja a la hora de sumar votos reales en la urnas.
El Polo la sigue teniendo Clara
El Polo Democrático Alternativo es una de las fuerzas políticas más sólidas en la capital del país. Las alcaldías de Luis Eduardo Garzón y de Samuel Moreno son los antecedentes de que el Polo puede quedarse con el Palacio de Liévano nuevamente.
A pesar de ello, el Carrusel de la Contratación y el papel de este movimiento en esa situación no deja bien parada la candidatura de Clara López.
La exsecretaria de Gobierno de Bogotá y exalcaldesa designada, después de la destitución de Moreno, obtuvo una importante votación como candidata presidencial en 2014. Sus votos, de alguna manera, aseguraron que Óscar Iván Zuluaga no fuera el presidente de los colombianos y Juan Manuel Santos fuera reelegido. Sin embargo, algo que quedó claro en la segunda vuelta presidencial fue que no todos esos votos fueron del Polo exclusivamente. Las demás fuerzas políticas que no eran ni santistas ni uribistas se alinearon con López para busca runa alternativa a esas dos opciones.
Mientras Clara López continúa con una gira por los distintos barrios de Bogotá y se perfila como la opción de la izquierda en la capital, fuentes consultadas por Confidencial Colombia y que son cercanas a la campaña polista coinciden en afirmar que de llegar a ser necesaria una alianza con Rafael Pardo, López no sería rehacía a realizarla.
El gran problema que estaría cocinándose al interior de la campaña de López es la manera de blindarla y desligarla del fantasma del Carrusel que será aprovechado por las fuerzas políticas contrarias cuando llegue el momento oportuno. Por el momento López sigue puntuando las encuestas de intención de voto en la capital.
El uribismo “aplicado”
La campaña uribista ha estado envuelta en rumores que ponían a Francisco Santos en un lugar secundario frente a figuras que podrían asumir la candidatura de Bogotá a despecho de las intenciones del exvicepresidente de Uribe.
Nombre como el de Óscar Iván Zuluaga o la misma Martha Lucía Ramírez empezaron a sonar a mediados de febrero pasado. Sin embargo, en este momento Francisco Santos es quien lleva las banderas del uribismo en la contienda por la alcaldía de la capital.
Además, de tener un discurso que se presenta como una renovación para la administración de la ciudad, Santos ha insistido en el mejoramiento de la seguridad bogotana. La última movida en este sentido fue por cuenta del lanzamiento de una aplicación móvil para denunciar hechos delictivos y poder mapear Bogotá en función de la seguridad.
Esto sería novedoso de no ser porque la administración distrital lanzó en 2013 una aplicación similar llamada Seguridad en Línea. Además, la aplicación de Santos estuvo envuelta en la controversia por cuenta del malestar de una ciudadana venezolana que le habría mostrado al candidato uribista ya miembros de su equipo la idea de una aplicación idéntica a la lanzada por este unas semanas después.
Santos tiene el reto de ganar la alcaldía de Bogotá para una colectividad política que representa una corriente ideológica, la derecha, que no gana las elecciones en Bogotá desde hace doce años.
Otra voz
Alex Vernot fue uno de los personajes más cercanos al actual alcalde Gustavo Petro, durante el comienzo de su administración. Este abogado, que asesoró al actual mandatario fue uno de sus escuderos y defensores. Sin embargo, diferencias entre ambos hicieron que este se alejara del actual mandatario local y anunciara, desde mediados de 2014, su intención de integrase a la contienda electoral bogotana.
Personas que han estado cerca de Vernot aseguran que este dedicará una gran cantidad de dinero en su campaña hasta junio. En ese mes, que es el límite para la inscripción de candidatos, decidirá si continúa o no en la pelea por la Alcaldía de Bogotá. Además, aseguran esas mismas fuentes que su aspiración real es ir a las elecciones presidenciales de 2018 y pelear la presidencia con el uribismo y el petrismo. Por el momento no es claro qué movimiento o fuerza política avalaría la aspiración de Vernot, ya que ante la eventualidad de unas elecciones atípicas en 2014, este buscó a la Alianza Verde y al Partido Liberal, ambos con su futuro político decidido.
Así las cosas, en Bogotá la pelea por la Alcaldía sigue calentándose a pesar de que aún faltan 8 meses para las elecciones y 3 para el cierre de inscripciones de los candidatos. Si algo es cierto, es que Bogotá es un escenario político complejo en el que las polarizaciones entre paz-guerra o derecha-izquierda no han sido decisivas al momento de elegir mandatario local.