Ocho horas de reunión maratoniana de los ministros de Economía y Finanzas del Eurogrupo acaban sin acuerdo.
Concretar medidas para poner en marcha el rescate griego, salida temporal del euro del país heleno durante un periodo de cinco años, oposición total de Finlandia a aplicar un tercer rescate, optimismo relativo de algunos representantes políticos, como Luis de Guindos, sobre el futuro de las negociaciones, escenario “difícil” en opinión de las autoridades alemanas…
La jornada de ayer fue, nuevamente, de vértigo, como viene sucediendo desde hace dos semanas, cuando el primer ministro griego, Alexis Tsipras, decidió convocar un referéndum para consultar a sus compatriotas la posición de su Gobierno frente a Europa. Tras ese desafío, la tensión ha ido creciendo a medida que el tiempo ha ido pasando y los plazos se han ido agotando. Ayer, los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro, reunidos en Bruselas, se levantaban de la mesa al filo de la medianoche tras una maratoniana reunión que comenzó a las 15.00 horas. Y lo hacían sin acuerdo. El rescate griego sigue en el aire y, también, su mantenimiento o no en la moneda única.
Pero no hay ruptura. Al menos por el momento. Hoy domingo, desde las 11.00 horas, proseguirá el cónclave, según hicieron saber el ministro de Finanzas de Finlandia, Alexander Stubb (a través de Twitter) y De Guindos, a la salida de la reunión: “Seguimos mañana (por hoy domingo) a las once. Vamos a intentarlo hasta el final”, dijo el ministro español. Será antes de la que mantendrán a las 16.00 horas los jefes de Estado y de Gobierno de la Eurozona.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ha anunciado este domingo la cancelación de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) prevista para esta tarde, aunque se mantiene el encuentro de los líderes de los diecinueve países que forman la eurozona.
“He cancelado la cumbre europea de hoy. La cumbre del euro comenzará a las 16:00 (14:00 GMT) y va a durar hasta que concluyamos las discusiones sobre Grecia”, ha afrimado Tusk en un breve mensaje en Twitter.
La división entre los países del Eurogrupo es más que evidente. De hecho, se ha polarizado entre los estados que serían favorables a abrir el grifo al rescate (España, Francia, Italia y Países Bajos entre ellos) y los que se niegan en redondo a inyectar millones a Grecia, grupo que capitanean Alemania y Finlandia, entre otros.
El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, se mostró prudente al término de la reunión: “Hemos discutido sobre las propuestas griegas así como sobre su credibilidad y confianza, además del aspecto financiero. Sin embargo, no hemos finalizado el debate. Continuaremos mañana. Está siendo muy difícil, pero el trabajo avanza”.
Al parecer, la posición de Finlandia ha sido clave para que encallasen las conversaciones, dado que se resiste a aceptar la oferta lanzada por Atenas.
Con todo, la reunión de más de ocho horas no fue en balde, ya que los responsables de las carteras económicas acordaron exigir a Grecia que aclare algunos de los aspectos propuestos en última instancia por Tsipras, que aceptó una hoja de ruta más dura tras el referéndum que la que de saque plantearon los acreedores. De hecho, el compromiso era redactar un documento pormenorizado que permita reabrir las negociaciones que culminen en un tercer rescate.
La desconfianza de los socios europeos de Grecia llega a tales extremos que, para empezar a hablar, podrían exigirse al Gobierno de Tsipras que legisle este mismo lunes las reformas que se habrán de llevar a cabo de forma inmediata, así como el establecimiento de un calendario concreto de las medidas que hayan de desarrollarse a largo plazo.
Luis de Guindos había señalado antes de comenzar la reunión que se disponían a “analizar si efectivamente la propuesta del gobierno griego supone una base adecuada para negociar un programa. Vamos a negociar con una mentalidad abierta porque todo el mundo quiere que Grecia continúe en el euro”. A la salida del encuentro, el ministro español afirmó que su optimismo era “más o menos igual” que a su llegada, aunque señaló que “podía haber sido peor, pero podía haber sido mejor también”.