El desespero en el país de Oriente Medio es tal, que un grupo religioso emitió un edicto para suavizar la crisis alimentaria el cual permite comer perros, gatos y burros para impedir la muerte de ciudadanos por hambre. La tensión entre el régimen de al Assad y la rebelión deja al menos 800 mil personas con necesidades alimentarias.
La crisis humanitaria en Siria continúa evidenciando impresionantes casos de lesa humanidad en contra de la población. En esta ocasión, y mientras el país sucumbe bajo oleadas de bombardeos, jeques y ulemanes islamitas en Damasco ratificaron un edicto religioso que habilita comer perros, gatos y burros para no morirse de hambre.
“Hacemos un llamamiento humanitario doloroso a todo el mundo sobre la situación que estamos viviendo en el sur de Damasco”, declararon en un video de internet transmitido por el grupo religioso.
Los clérigos anunciaron que en los sectores vecinos de Damasco, los participes del conflicto entre régimen y la oposición en el campo de batalla, corren el riesgo de morir de hambre por lo que “nuestra fe autoriza a comer gatos, perros y burros porque la gente no tiene alimentos”.
De igual manera no descartaron recurrir al consumo de carne humana si la situación empeora.
Por otro lado, según un informe presentado en los últimos días por la directora del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas, Ertharin Cousin, hay al menos 800 mil personas que necesitan inmediata atención alimentaria.