Los dilemas que suscita esta coyuntura no solamente giran en torno a los escándalos de corrupción sino que también ponen en el foco de discusión los alcances de esta organización a nivel mundial y el impacto que tiene su poder y el alcance de sus intereses en la tensión geopolítica que se vive en la arena internacional.
Desde hace varios días el deporte más famoso del mundo es noticia de primera plana. Solo que esta vez no es por las hazañas de sus jugadores quienes hacen vibrar a sus seguidores, sino que es la institución que encierra esta práctica la que está siendo seriamente cuestionada. Sin embargo, los dilemas que suscita esta coyuntura no solamente giran en torno a los escándalos de corrupción sino que también ponen en el foco de discusión los alcances de esta organización a nivel mundial y el impacto que tiene su poder y el alcance de sus intereses en la tensión geopolítica que se vive en la arena internacional.
Seguramente habrá algunos que se encuentren sorprendidos por los hechos denunciados por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, pero sin lugar a duda hay otros que opinan que lo que sucede hoy con la FIFA es una cuestión conocida más nunca discutida abiertamente. Ahora bien, la pregunta que cabe hacerse es ¿Qué está en juego?, miremos el cuadro completo:
Primero que todo, desde la polémica votación de las próximas sedes del mundial, Rusia (2018) y Qatar (2022), se rumoró que la selección de éstas había estado viciada y países como Inglaterra y algunos otros europeos no se han cansado de denunciar las irregularidades de esta votación. Definitivamente para los europeos el hecho de que haya una sede mundialista que no tiene las condiciones adecuadas para llevarse a cabo (clima, infraestructura, etc.) ha sido motivo de continuos señalamientos a los procesos que lleva a cabo esta multinacional del deporte.
Precisamente, fue los Estados Unidos que, desde que solicitó al gobierno suizo la extradición de varios dirigentes de la FIFA, desató el bochornoso suceso que tilda a esta organización de presuntos hechos de corrupción y lavado de activos más precisamente en la elección de las sedes mundiales del próximo 2018 y 2022.
Por otro lado, y no siendo menos importante, es el hecho de que el líder mundial se encuentra un poco incómodo por la cercanía del presidente de esta “loable” organización, Blatter, con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, anfitrión del próximo mundial del futbol y principal antagonista del liderazgo global de los Estados Unidos en este momento. Y no es de esperar menos que con la coyuntura internacional como está se sienta un ambiente de “guerra fría”, solo que esta vez se juega en el campo del futbol.
Ahora bien, Rusia, por su lado, ha declarado que se trata de un complot de Estados Unidos y algunos países europeos para sabotear el mundial que se realizará en su país en 2018. Lo cierto es que Rusia, Inglaterra, Alemania y Estados Unidos se han pronunciado al respecto de los escándalos de corrupción. A saber Vladimir Putin, ha defendido a Joseph Blatter ante la comunidad internacional; David Cameron, solicitó la renuncia del suizo y Angela Merkel un poco menos partidista criticó fuertemente lo que opaca a la federación mundial del futbol en estos días haciendo un llamado a la “transparencia”.
Es más, había una gran controversia sobre si Blatter debía seguir o no. Cada participante hizo su jugada maestra y como resultado del juego Blatter vs Al Hussein salió vencedor el invicto suizo. Lo que sorprendió a la comunidad fue a la presentación de su renuncia el pasado martes 2 de junio. En definitiva, la presión ejercida, sobre todo por la liga europea, lo llevó a renunciar a su cargo de presidencia. Como sostuvo Blatter, “Aunque fui reelegido, no tenía el apoyo de todo el mundo del fútbol”.
Si estos acontecimientos se ponen en el contexto internacional actual, encontramos que Rusia y varios países de occidente están directamente enfrentados por la situación de Ucrania; por los sucesos en Siria; la situación Palestino –Israelí; y la situación del Estado Islámico que preocupa al mundo entero. Así que tales declaraciones no se deberían echar en saco roto. En los últimos meses, hemos visto a Rusia y Estados Unidos enfrentarse por las diferentes sanciones que se le ha impuesto al país más extenso del mundo por los sucesos en Ucrania. Pero también hemos visto a una Europa, a través de Alemania, no ser capaz de sancionar a Rusia con vehemencia por su dependencia al gas ruso. Como afirma el doctor en Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional Autónoma de México, Eduardo Rosales Herrera, Rusia está en un proceso de resovietización y busca afianzar alianzas pues acusa a accidente de crear un mundo a su gusto.
Tal vez, Estados Unidos en compañía de Inglaterra y algunos países europeos, vieron una posibilidad de hacerle frente a las intenciones Rusas a través del futbol. Cada uno, obviamente guardando en su bolsillo las intenciones particulares que persiguen pero viendo una oportunidad de cohesión a través de los escándalos suscitados en la FIFA.
No sería prudente afirmar que el hecho de que la FIFA esté hoy en el ojo del mundo es cuestión de los buenos valores promulgados por sus demandantes. Hay mucho en juego en el sistema internacional que se está moviendo por las convulsiones que se presentan en diferentes partes del mundo. Bien es cierto, y quedó demostrado, que el futbol y sus intereses pueden volverse un problema de talla mundial pero también es cierto que este campo está totalmente minado por la política de los Estados y sus intereses particulares. Indiscutiblemente se podría decir que esta vez fue el futbol el catalizador de esta pelea entre gigantes.
Anamaria Bustamante Torres
Coordinadora Académica
Maestría en Asuntos Internacionales
FIGRI – Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales
Universidad Externado de Colombia