Confidencial Colombia dialogó con el director de la Fundación Carolina, Jesús Andreu, quien recordó cómo esta institución público-privada llegó a Colombia, la relevancia de los colombianos como becarios de sus programas y los parámetros que utilizan para seleccionar a los ganadores de una beca.
Confidencial Colombia: ¿Qué es la Fundación Carolina?
Jesús Andreu: Es una institución que se creó en el año 2000 por impulso del rey de España, de hecho él mismo la presidió para afianzar los lazos de cooperación científica, cultural y las relaciones con Iberoamérica con el objetivo de mantener la prosecución de hacer muy frecuente que los estudiantes de esta parte del mundo pasaran en algún momento de sus estudios por España.
Esta costumbre en los años ochenta y noventa quizá decreció, por eso esta fundación se hace para impulsar los estudios. Lo que se crea es una interesante institución público-privada, y aunque sirve de alguna manera a los intereses de la política exterior española, está financiada por capital público y por las principales empresas privadas nacionales que en el 2000 estaban más internacionalizadas.
Con esto se pretende posibilitar que estudiantes de Iberoamérica puedan hacer estudios de posgrados y doctorado en España. Se paga una beca entera, además de muchas otras cosas porque es un programa muy completo, que ha permitido que en estos 14 años más de 14 mil estudiantes haya hecho sus estudios en España.
C.C.: ¿Cómo fue la entrada de la fundación a Colombia y cuáles han sido las mayores experiencias que han tenido en el país?
J.A.: La fundación trabaja solo con iberoamericanos pero en España. Es decir, la sede está en España, todo el dinero es español y las universidades que se utilizan son del mismo lugar de origen. Solo hay tres países donde hay una fundación filial, que nosotros llamamos capítulos, que son: Argentina, Colombia y México.
Yo estuve en la brillante constitución de la filial en Colombia, que tuvo lugar en el año 2002, en Cartagena de Indias, la cual fue presidida por los expresidentes Betancur y Pastrana, el cual sigue estando, además de empresarios muy importantes. Por tanto una fundación que tiene a dos expresidentes, es una muy potente.
Lo que sí ha ocurrido en los años posteriores, es que sin ninguna estrategia previa, Colombia se ha convertido en el principal país de emisión de becarios. En la actualidad Colombia, por encima del resto de países y gracias a que sus estudiantes son muy buenos, es el que más se ha beneficiando de la institución. Aproximadamente han ido a España 2500 estudiantes, la inversión hecha ha sido superior a los 22 millones de euros y más de 250 líderes emergentes y personalidades han ido a conocer España o a profundizar su realidad. Eso supone que casi el 20 por ciento de los recursos de la fundación han ido a Colombia.
C.C.: ¿Cuáles son los parámetros que exigen para que los participantes puedan ganar una beca?
J.A.: La fundación tiene una particularidad: lo único que premia es el talento. Hay otras, por ejemplo, que se fijan mucho en el género para potenciar la igualdad o en la condición económica. Nosotros no miramos nada de eso. Quiero hacer un inciso, afortunadamente para las mujeres porque gracias a eso el 60 por ciento de los estudiantes son mujeres.
Por eso lo único que valoramos es la excelencia académica. Hay cinco filtros, se miran uno a uno con mucha minucia, se hacen entrevistas personales con los participantes y lo único que se valora es la capacidad, la inteligencia, el empuje, los buenos resultados. Por tanto, si Colombia ha sido el país más beneficiado quiere decir que es simplemente por el talento de sus nacionales.
C.C.: ¿Cuál es el valor agregado que un colombiano realice sus estudios en España?
J.A.: El valor agregado es para todos. También para España. Para nosotros recibir el aporte de estudiantes altamente motivados. Ese estudiante siempre está en el 30 por ciento superior de cada curso. Con esa aportación de una diferente cultura, se convierten en una especie de embajador de su país mientras está en España. Luego para cada uno de los países es muy importante. Primero porque nosotros no les dejamos que se queden en España, aunque quieran. Queremos formar talento iberoamericano pero para que se desarrolle en esta parte del mundo, dejando sus frutos y huellas. Es evidente lo que significa para cada país, porque con el solo hecho de la experiencia personal de la juventud de haber vivido en Europa, en un país muy cercano y hermano, pero a su vez diferente en clima, costumbres, comidas y demás cosas, eso ya es un aporte vital impresionante. Da una capacidad de relación humana increíble, además estamos hablando de personas que acceden a los mejores programas en cada universidad española y que adquieren una formación técnica que completan la que ya tenían, por tanto vuelven a su país mucho mejor preparados de lo que estaban y con una visión más amplia del mundo.