La revista American Photo ha hablado con diferentes mujeres fotoperiodistas para conocer de primera mano sus experiencias en lugares de conflicto, y cómo difieren de las de sus colegas masculinos.
En el siglo XX seguía siendo excepcional encontrar a una mujer trabajando en zonas de combate, pero las que lo consiguieron demostraron que, bajo las balas, no importa el género de la persona que aprieta el disparador. A día de hoy, muchas áreas de conflicto están en lugares donde las leyes y la costumbre separan por sexos. Esto ha provocado que muchas mujeres ganen acceso a lugares donde sus compañeros están vetados, obteniendo nuevas perspectivas.
Las fotógrafas en zonas de guerra se encuentran a menudo con dificultades añadidas y a menudo han de tomar precauciones adicionales para no ser víctimas de la violencia. Pero para muchas, esos inconvenientes se ven compensados por la posibilidad de conseguir un mejor acceso a ciertos rincones de la sociedad.
En la imagen, una niña regresa a la escuela por primera vez después de la expulsión de los talibanes. Escribe el alfabeto en la pizarra en la escuela de Alam Faizad en Kabul, 25 de marzo de 2002.
Heidi Levine es una veterana fotógrafa que recuerda cómo, a principios de los años 80, uno de sus jefes le espetó: “¿Y qué le voy a decir a tu madre si te pasa algo? Si ni siquiera has tenido hijos aún”.
“Siempre tenía que pelear para poder ir adónde quería ir”, recuerda Levine. “Además, cuando las cosas se ponen feas en la guerra, muchos hombres no quieren tener una mujer alrededor”, señala. Cuando cubría la guerra de Libia en 2011, Levine recuerda como un fotógrafo italiano le gritó públicamente: “¿Qué estás haciendo aquí? ¡Tienes tres hijos!”, lo que a ella le resultó profundamente injusto: “Nadie le dice a un hombre que no debería estar en la guerra porque es padre”.
En la imagen, militantes paquistaníes en una cárcel improvisada después de haber sido detenidos por entrar ilegalmente en Afganistán, diciembre de 2001.
Andrea Bruce ha viajado con los militares estadounidenses unas veinte veces a Iraq y Afganistán y señala: “Como soy una mujer, muchas veces acabo alojada en lugares extraños, como almacenes edificios remotos, porque me tienen que separar de los hombres. Y cuando vamos por las montañas, tengo que acampar donde buenamente puedo”.
Bruce indica que a menudo se encuentra con un periodo inicial en el que tiene que demostrar que es capaz de hacer su trabajo. “Muchas veces los militares son muy protectores al principio, les cuesta tener confianza en mí, tengo que esforzarme en comportarme de forma extremadamente profesional y permanecer fuerte”.
En la imagen, los familiares y ancianos de Nasaji llevan el cuerpo de Khan Mohammad en el campamento Bagrami de Kabul, un niño de 3 meses de edad, que murió a causa de la exposición al intenso frío del invierno (8 de febrero de 2012).
Lynsey Addario viajó a Afganistán cuando los talibanes habían impuesto durísimas restrcciones sobre las actividades que estaban permitidas a las mujeres y a las fotografías que estaba permitido tomar. “Sólo me permitieron fotografiar edificios, y siempre acompañada por un hombre, pero aprovechaba para colarme en casas y juntarme con mujeres, porque así el hombre que me acompañaba no podía entrar y yo podía hacer fotos a gusto”.
En la foto, una niña llora durante el funeral de Muhammad Salman en el barrio de Beit Lahia de la Franja de Gaza (16 de noviembre de 2012).
Kate Brooks señala que poder asistir a la vida de las mujeres detrás de las líneas de combate le permite mostrar las consecuencias de un conflicto en la sociedad. “Creo el hecho de que podamos acceder más fácilmente al mundo de las mujeres es muy importante, porque con los hombres en el frente, ellas son a menudo las únicas que se ocupan de las familias y de las generaciones futuras”.
En la foto, niños somalíes ofrecen comida a una mujer afectada por la deshidratación y el hambre (20 de agosto de 2011).
Cuando Heidi Levine se encontró rodeada por los disparos de la artillería de Gadafi, se arrastró hasta un viejo amigo, fotógrafo de la competencia y le besó en la frente. “Sólo quería decirte que te quiero y que creo que tus fotos son buenísimas”, le dijo. Recordándolo, señala: “Creo que es algo que llevo en mí, en una situación como ésa sigo siendo lo que quiero ser: mujer y humana”.
En la foto, el ejército sirio hace guardia en el Hospital militar de Tishreen por 42 soldados del gobierno que murieron en la lucha contra los insurgentes en Damasco, Siria (23 de junio de 2012).
Mujeres y niñas en un campo de refugiados a las afueras de Kabul (Afganistán / 29 de enero de 2012).
Una mujer de avanzada edad (Fatma Abdul Rahman) porta un arma cerca de su casa en Atareb, Siria (11 de agosto de 2012).
Un soldado iraquí golpea una puerta en busca de guerrilleros en Chubinait, Irak (3 de febrero de 2007).
Tropas de la oposición queman neumáticos como cobertura durante los intensos combates, bombardeos y ataques aéreos cerca del puesto de control principal, cerca de la refinería de Ras Lanuf, en el este de Libia, mientras las tropas rebeldes retroceden (11 de marzo de 2011).
Tomado de El Confidencial.