La imagen de los futuros candidatos presidenciales, bajo la lupa de expertos

La imagen es la principal herramienta de poder para darse a conocer de forma creíble o no, ante los demás. Es un tema que hoy, más que nunca, debe cuidarse y reinventarse, sobre todo con el auge imparable de las redes sociales, que día a día están pendientes de los más mínimos detalles. Ante eso, la imagen juega un papel relevante en los tiempos que corren y los políticos, sobre todo, deben adecuar su estilo a lo que quieren comunicar.

En Colombia el tema de la imagen laboral aún está en pañales y la gente cada vez menos perdona las fallas estilísticas. Ante esto, ¿será que los que quieren su puesto en la Casa de Nariño para el 2018, son efectivos con su imagen?


Confidencial Colombia habló con la consultora experta en imagen efectiva, Valentina Osorio, para tener claridad sobre las fórmulas básicas que los políticos deben tener en cuenta para que su imagen no solo sea agradable, sino que comunique y tenga conexión con el mensaje que quiere darle a la gente.

Si se habla de presidentes, que son o serán ejecutivos de país, deben tener en cuenta una imagen efectiva, que como lo define Valentina, “es tener la consciencia de saber que son personas que transmiten mensajes y al elegir piezas con sentido se está asegurando que el discurso sea coherente”.

Pero, ¿cómo se sabe si esas piezas son coherentes para un discurso con sentido? Para la experta, se debe tener en cuenta por encima del ‘quién soy’ y ‘a dónde voy’, el ‘qué quiero transmitir’. En ese camino, las figuras políticas “deben transmitir respaldo, respeto, estructura y valores básicos” y allí es donde de manera necesaria se debe prestar atención a la imagen física.

En el caso de las mujeres, muchas “abusan de las tallas y de los adornos”. Por su parte, los hombres “abusan de la informalidad y de lo automático, es decir, hay quienes abren dos o tres botones de su camisa para estar más confortables o se suben las mangas sin darse cuenta que existen pautas básicas”.

Pero vayamos a los hechos. La experta pone uno de los mejores ejemplos de imagen efectiva: Barack Obama. Sobre él resalta a un hombre que “teniendo piel oscura, sin ser de linaje y herencia, diferente a lo que podrían ser los Kennedy, los Bush o los Clinton, llegó a demostrar que no hay que tener ni piel, ni cuerpo, ni prototipo básico para transmitir bien su discurso”.

Como bien lo dice, no se trata de tener buen físico o ser 90, 60, 90, sino que los aretes o adornos no se vean más que la persona; que se deben saber combinar las prendas y que indiscutiblemente se debe tener un arreglo de cabello, cejas, barba, bigote, que demuestran un buen aseo personal.

Yendo a otro lado, Donald Trump sería una muestra de efectividad e inefectividad. Es efectivo porque refuerza con su imagen el discurso transgresor que quiere dar, pero inefectivo porque viola las normas básicas de estilo y protocolo, y que inevitablemente generan una mala imagen. Valentina se refiere a este caso puntual resaltando que Trump entra a espacios cerrados con gorra, o que siendo de contextura gruesa, se pone abrigos abiertos que lo hacen ver más ancho (teniendo en cuenta que las chaquetas abiertas van contra los protocolos), y que además usa tallas sobredimensionadas.

Tomando esas concepciones básicas de imagen acertada y sin referirse a ninguna cara en Colombia, Valentina Osorio reconoce que en el país “se están empezando a implementar algunas pautas básicas, pero que la moda nos ha llevado a cometer muchos errores. Tenemos momentos donde el presidente Santos se ha equivocado, donde el ex presidente Uribe se ha equivocado, en donde incluyen un pantalón de color que no tiene absolutamente nada que ver con el momento, y aunque sí creo que poco a poco se ha adquirido consciencia de la imagen que se debe representar, el tema aún está en pañales (…) Muchas veces el poder excluye la necesidad de imagen, pero al final, la imagen es lo que conecta o desconecta al interlocutor con su público, por lo que hay que ser estrategas”.

¿Y los colombianos?


Basados en esto, y sin tomar posturas políticas, a algunos de los precandidatos presidenciales para el 2018, les falta un poco de esa consciencia de la que habla la experta.

Germán Vargas Lleras, por ejemplo, abusa de las tallas grandes y se va al extremo de la frescura de botones abiertos y mangas recogidas.

Iván Duque, podría ser acertado. Siempre con trajes neutros, manteniendo el protocolo y con tallas adecuadas para su cuerpo y contextura.

Clara López podría fallar en temas de combinación de colores y tallas grandes.

Claudia López, por su parte, podría ser muy efectiva. Usa tonos neutros, con toque elegantes que no le quitan protagonismo ni a ella, ni a su discurso y que además entiende la manera de combinarlos.

Sergio Fajardo también es conocido por sus sacos bien puestos y neutros, pero que a veces se van a la frescura completa y a tallas grandes.

Gustavo Petro es despreocupado. A diario prefiere usar sacos y en eventos importantes, la talla y color de sus trajes podrían ser incorrectos.

Humberto De La Calle es muy atento con los colores según el lugar y muy pulcro desde los pies hasta la cabeza.

Finalmente y solo por nombrar algunos, Alejandro Ordóñez, aunque es muy alto, los vestidos a veces le quedan más anchos de lo que deberían y sus famosos tirantes, aunque muy ‘cachacos’, no dejan de inspirar un estilo anticuado.