La intensidad emocional de La Tierra y la sombra

Con tres reconocimientos durante el Festival de Cannes llega la película colombiana La tierra y la sombre del director caleño, Cesar Acevedo, a las salas de cine de nuestro país. Los retos y preguntas que suscitó la realización de la cinta para plasmar la esencia de la película, sentimientos de pérdida, desesperanza, sanación y lograr transmitir la fuerza emocional de la misma, son contados por su director de fotografía Mateo Guzmán.

“La vida se puede presentar de manera más poética”, Mateo Guzmán

¿Cómo se desarrollan sus proyectos desde la idea a la práctica?

Empiezo por entender el guión. Pienso que es el punto de partida y trato de respetarlo hasta el final del proyecto. Luego, cuando creo que tengo una idea clara, busco referencias de todo tipo, en la literatura, la pintura, la fotografía, el cine, etc.

Estas referencias las discuto con el director y cuando los dos estamos de acuerdo comparto la propuesta con el resto del equipo. Creo que la cinematografía de una película es buena cuando todos los departamentos trabajan por la historia y se complementan. Usualmente antes de rodar se hacen pruebas de cámara para ultimar detalles de cómo será la imagen. En el rodaje trato de ejecutar la propuesta en la medida que las condiciones y la evolución de la historia lo permitan. Para eso es indispensable el trabajo conjunto con el asistente de dirección, el equipo que me acompaña en el departamento de fotografía y la producción.

¿Cómo desde la fotografía se logra retratar lo que es la tierra y lo que es la sombra?


Hacer La tierra y la sombra me suscitó varias preguntas en lo que a la imagen se refiere. En su esencia la película plantea contar un sentimiento de vacío, perdida y desesperanza, pero también, a medida que transcurre la historia, de sacrificio, sanación y perdón. Entonces ¿cómo mostrar lo que ya no está y ni siquiera la memoria puede evocar? ¿Cuál es la forma menos artificiosa de representar la perdida?

¿A qué imágenes recurrir para colmar el vacío de significados? Pienso que la respuesta fue el tiempo. El tiempo de los planos. Un tiempo extendido, en el que sucedieran las acciones de tal forma que pudiéramos aproximarnos a las cicatrices que curtían la vida de los personajes. Un tiempo que nos permitiera alejarnos, tomar distancia, para así mismo ponernos en el lugar de quienes encarnan la película. Que permitiera pensar en la textura de los espacios, del suelo, de las hojas de la caña. Que quizá ayude a que el público tenga sensación de encierro y penumbra en la que viven los personajes.

¿Cómo cuidar ese aspecto natural de la película desde la fotografía?


La idea que construimos con César fue tratar de intervenir lo menos posible en los planos, no se trataba de buscar con la cámara sino de esperar, ver y dejar que las situaciones emanaran de la historia misma. En el mismo sentido, y también por las condiciones de la locación, nos propusimos trabajar con pocas luces. No quiere decir que trabajáramos solo con luz natural, sino que, más bien, reforzamos las condiciones de luz que ya existían.

¿Cuál fue el reto más importante en La tierra y la sombra?

La tierra y la sombra es una película personal. Habla de la idea que tiene César, el director, acerca de lo que es la familia y el arraigo. Para mí lo más difícil fue interpretar esa manera particular de entender un asunto tan universal. Lograr plasmar lo que él quería decir acerca de su vida y que siempre fuera su visión. Eso y que contáramos una historia, algo que parece obvio, pero que se ha diluido un poco en el cine latinoamericano, dejando en función de la forma la narración.

¿Cómo desde la fotografía transmitir y proyectar la intensa emocionalidad de la película?


La actuación en La tierra y la sombra fue muy importante, de alguna forma fue el eje que vinculó el trabajo de todos los departamentos durante el rodaje. Por eso creo que la tensión en la película se construyó, en un principio, a través de la relación entre los actores y el encuadre. Muchas veces tratamos que fueran los actores quienes recompusieran el plano y que poco a poco se fueran descubriendo sus sentimientos a medida que se desarrollaban las secuencias.

Pero también, que esa relación estuviera vinculada a los espacios, los objetos, los caminos, a la luz dura que hay en el Valle del Cauca. Que esa relación también estuviera dada por el contexto y que de ahí surgieran emociones. Ese clima de la película, desde la cinematografía, creo que se logró además, porque no apelamos exclusivamente a una realidad literal porque le apostamos a que la vida se puede presentar, algunas veces, de maneras más poéticas.

SINPSIS

Una mujer que se niega a renunciar a la tierra por la que luchó toda su vida; un hijo que no puede abandonar a su madre hasta el punto de poner en riesgo su propia existencia; un padre que debe afrontar sus errores del pasado con el fin de recuperar a los seres que abandonó; una valiente esposa que lucha por salvar a los suyos; un niño que crece en medio de la devastación.

Partiendo del microcosmos constituido por esta familia, una pequeña casa y un árbol rodeados por un absorbente cultivo de caña de azúcar, la película nos muestra los últimos días de estos personajes que intentan reparar los frágiles lazos que los unen ante su inminente desaparición provocada por el poder avasallador del progreso.

De allí se desprende una historia cruel pero densamente poblada de metáforas y alegorías sobre la cultura, la fatalidad del progreso y el olvido, la fragilidad de la memoria y la inevitabilidad de la ruptura familiar y la soledad que esta provoca.

Estreno: Julio 23 de 2015