La llave de las liberaciones

Cada vez que se realiza un operativo humanitario para liberar a un secuestrado, Piedad Córdoba toma protagonismo. A pesar de la resistencia que genera su nombre en varios sectores de la opinión, la exsenadora es una ficha obligada en este tipo de operativos y se ha convertido en la única figura indispensable para traer a la libertad a civiles y militares plagiados.

“Respuesta de Piedad Córdoba tiene retrasadas las libraciones”, anunciaron los medios de comunicación la semana pasada. En ese momento, aún no eran claros los tiempos y protocolos que traerán a la libertad a los dos policías y el militar secuestrados en enero por la guerrilla de las Farc en el suroccidente del país.

Según el viceministro de Defensa, Jorge Enrique Bedoya, desde el 5 de febrero pasado el gobierno había enviado varios mensajes a la exsenadora y defensora de Derechos Humanos “sin que hasta el momento se haya recibido una respuesta”. El Cicr, Colombianos y colombianas por la paz y el ministerio estaban listos, faltaba la respuesta de Piedad.

La exsenadora decía entonces que “no quería ser un palo en la rueda” en este operativo humanitario ni prestarse para “declaraciones indecentes” de parte, seguramente, de quienes afirman que las liberaciones son un ‘show mediático’ protagonizado por la abogada paisa.

Finalmente, Córdoba aceptó el llamado del gobierno y de la Cruz Roja para encabezar el operativo humanitario. El 12 de febrero recibió, de parte de las Farc, las coordenadas del sitio donde se realizarán las liberaciones. “Con alegría informo que ya llegaron las coordenadas. Se lo comuniqué al Viceministro de Defensa. Estamos listos para comenzar liberaciones”, señaló ese día a través de su cuenta en Twitter.

Entre este jueves y este sábado, los tres uniformados volverán a su hogar en un operativo “muy parecido a los anteriores”, según anunció Córdoba. Desde Cali, ella y los miembros del Cicr partirán a las montañas del suroccidente colombiano a liberar a los policías Cristian Camilo Yate Sánchez y Víctor Alfonso Gonzales Ramírez, y al soldado raso Josué Alvarez Meneses.

Piedad Córdoba, la misma que fue suspendida e inhabilitada por la Procuraduría para ejercer cargos públicos, la que muchos vinculan con la guerrilla de las Farc y la líder del naciente movimiento político Marcha Patriótica, es la llave que sigue abriendo puertas de libertad.


La facilitadora

En la plenitud del gobierno Uribe apareció la figura de Piedad Córdoba como mediadora en acciones humanitarias. En 2007, y a pesar de ser una de las opositoras más fuertes a las políticas el presidente, Uribe la nombró como facilitadora para el inminente acuerdo humanitario que permitiría volver a la libertad a secuestrados a cambio de soltar guerrilleros presos.

A finales de este año, el gobierno colombiano pidió también la mediación del gobierno venezolano para generar este acuerdo y, como gesto humanitario, liberó a ‘Rodrigo Granda’, guerrillero capturado en Cúcuta el 4 de enero del 2005.

Luego de que tanto Chávez como Piedad Córdoba se comunicaron con el entonces comandante de las Fuerzas Militares, Uribe decidió retirarles el aval para ejercer como negociadores en el acuerdo. El incidente provocó una aguda crisis diplomática entre los dos países. Uribe le dijo a Chávez que “Sus palabras, sus actitudes, dan la impresión que usted no está interesado en la paz de Colombia, sino en que Colombia sea víctima de un gobierno terrorista de las FARC”.

A pesar de la situación política, Córdoba logró sacar del cautiverio a seis congresistas en los primeros meses del 2008. En enero, las Farc cumplieron con la liberación de dos de las secuestradas, la ex candidata a la Vicepresidencia Clara Rojas y la ex Representante a la Cámara Consuelo González de Perdomo; y en febrero volvieron a la libertad Gloria Polanco, Luis Eladio Pérez, Orlando Beltrán y Jorge Gechem.

La exsenadora acompañó el proceso de las liberaciones hasta su última etapa, en marzo del 2012. Días después de que alias ‘Timochenko’ señalara que la guerrilla abandonaría la práctica del secuestro con fines extorsivos, el grupo guerrillero liberó a los últimos 10 guerrilleros que decía tener en su poder.

Córdoba lideró con éxito el regreso a casa el 26 de marzo de Luis Alfonso Beltrán Franco, Luis Arturo Arcia, Robinson Salcedo Guarín y Luis Alfredo Moreno Chagüeza. A ellos se suman los policías Carlos José Duarte, César Augusto Lasso Monsalve, Jorge Trujillo Solarte, Jorge Humberto Romero, José Libardo Forero y Wilson Rojas Medina.


Voces en contra

Durante casi todos los procesos de liberación de civiles y uniformados en los que ha participado, Piedad Córdoba ha sido centro de ataque por parte de sectores que ven su intervención humanitaria como una estrategia política de protagonismo.

Tras conocerse la necesidad de un operativo para liberar a los dos policías y el militar secuestrados en enero, no faltaron las voces que cuestionaron la presencia de Córdoba en el grupo de mediadores.

Óscar Iván Zuluaga, primer precandidato presidencial del movimiento uribista Centro Democrático, arreció contra la exsenadora a través de su cuenta en Twitter: “Los efectos de La Habana: las FARC secuestra policías y ahora el show de la liberación con Piedad Córdoba”. Sectores afines al exministro coinciden con su afirmación.

Durante su gobierno, Álvaro Uribe también intentó minar el protagonismo de Piedad Córdoba cuando se realizaban operativos para liberar a uniformados o civiles en poder de la guerrilla.

Sin embargo, en el periodo Uribe o en el de Santos, la figura de la exsenadora y defensora de Derechos Humanos es vital para que estas operaciones se lleven a cabo con éxito.

Las Farc exigen la presencia de Colombianos y colombianas por la paz para cada una de las liberaciones, básicamente porque solo confían en la figura de Piedad. Ella parece tener la llave que sacar del cautiverio a los secuestrados y es protagonista de primer turno al momento de hablar de libertad.