La Madre Laura, una vida de santidad

La pobreza, los sacrificios y la lucha por la defensa de los indígenas de Antioquia rodearon la vida de la que se convertirá el próximo domingo en la primera y única santa colombiana: la madre Laura Montoya Upegui.

Nacida el 26 de mayo de 1874 en el municipio de Jericó, en el colombiano departamento de Antioquia, la religiosa vivió a los dos años de edad el asesinato de su padre, lo que colocó en una difícil situación económica a la familia, constituida a partir de entonces por su madre y sus hermanos Carmelina y Juan de La Cruz.

Por esa causa fue separada de su madre por un tiempo, vivió con otros familiares e incluso estuvo en un hogar de huérfanos regentado por su tía, la religiosa María de Jesús Upegui y primera mujer que fundó un convento en Antioquia.

Precisamente por sus obras religiosas, el Vaticano analiza en la actualidad la posibilidad de declarar beata a María de Jesús Upegui, con quien la madre Laura disfrutó en su infancia de lecturas espirituales, las que le animaron a interesarse por la enseñanza. Así, 1893, la beata se graduó como maestra.

Su trabajo de formación de jóvenes dentro de la fe católica en diferentes escuelas públicas de Antioquia recibió algunas críticas, especialmente por la comunidad de las Carmelitas, a causa de los prejuicios de la época.

Pero su fuerte carácter le llevó a seguir adelante con su labor hasta llegar a las selvas de Dabeiba, donde sintió el llamado misionero para evangelizar a las comunidades indígenas de esa región.

A los 39 años, junto con seis catequistas y con la aprobación del entonces obispo de Santa Fe de Antioquia, monseñor Maximiliano Crespo Rivera, inició su misión con los nativos Emberá Chamí, a la que se dedicó el resto de su vida.

Aquel trabajo llevó a la sociedad conservadora de aquellos años a catalogar a la madre Laura como “inocente” y “loca”.

El 14 de mayo de 1914 fundó la Congregación de Misioneras de María Auxiliadora y Santa Catalina de Siena, que sigue funcionando en la actualidad en Medellín, la capital antioqueña.

Su trabajo con los indígenas no le impidió sacar tiempo para dedicarse también a la literatura, y así ha dejado un legado de 30 libros en los que narró sus experiencias religiosas, además de su autobiografía titulada “Historia de la Misericordia de Dios en un alma”.

La madre Laura será canonizada tras confirmarse dos milagros y en ese camino ha superado varias etapas: en 1973 fue declarada “sierva de Dios” y entonces la Santa Sede empezó a considerar su postulación hacia la santidad.

En 1991 obtuvo el título de “venerable” tras un análisis de su vida santa, llena de virtudes y principios como la fe, la humildad y la caridad.

Su primer milagro se registró en 1994, cuando a causa de su intermediación se sanó de un cáncer de útero Herminia González, hecho por el que en 2004 el papa Juan Pablo II la declaró “beata”.

Para llegar a la santidad se necesitaba un segundo milagro, que llegó en 2005, cuando intercedió ante el médico Carlos Restrepo para que éste se curara también de una enfermedad terminal.

Ese hecho fue comprobado como inmediato y perdurable, y el papa Benedicto XVI lo reconoció en diciembre de 2012.

La Madre Laura Montoya murió en Medellín el 21 de octubre de 1949, tras una larga enfermedad, pero su vida ejemplar y sus milagros la llevaron, 64 años después, a convertirse en la primera y única santa de Colombia.

Con EFE