Faltan cuatro semanas para las elecciones presidenciales y el panorama para el presidente-candidato Juan Manuel Santos no parece ser el mejor. El regreso de Petro a la Alcaldía de Bogotá, el inminente paro agrario que comienza el próximo 28 de abril y problemas internos en su campaña, entre otras causas, estarían poniendo cortapisas a una carrera electoral que parece empantanada.
Desde que el pasado paro campesino del 2013 el presidente Juan Manuel Santos dijera la desafortunada frase “El tal paro agrario no existe” su imagen, casi inquebrantable, empezó a resquebrajarse. El resultado de ese desatino se puede ver hoy, más de seis meses después de solucionado ese paro, porque la intención de voto de Juan Manuel Santos no pasa del 30% en las encuestas.
Más grave aún es el hecho de que después de haber ejecutado la sanción de la Procuraduría General de la Nación por la cual Gustavo Petro fue destituido de su cargo e inhabilitado por 15 años para ejercer cargos públicos, su imagen no repuntó.
Después vino el fallo del Tribunal Superior de Bogotá, por medio del cual se ordena que la Presidencia de la República restituya en su cargo al alcalde Petro, desde el pasado 23 de abril. Y logró entonces poner en una encrucijada a Santos.
Por un lado debía dar cumplimiento de ese mandato judicial, tal y como ya lo había prometido un par de semanas antes, pero al mismo tiempo lo llevó a darle la razón a quienes lo criticaron en su momento por no acatar las medidas cautelares emitidas por la CIDH, que según la tutela ganada, son de obligatorio cumplimiento.
Petro volvió pero Santos anunció que impugnaría el fallo del Tribunal y de nuevo se encendieron las críticas en las redes achacándole al presidente que las decisiones son inconsecuentes con ese anuncio anterior de respetar fallos judiciales.
Todo esto a la par que un cúmulo de acusaciones mutuas entre el representante Simón Gaviria, jefe del Partido Liberal y Roberto Prieto, gerente de la campaña reeleccionista ha enrarecido el ambiente dentro y fuera del santismo. Según Gaviria, Prieto estaría dándole preeminencia al Partido de la U en la campaña, actuando en detrimento del Partido Liberal. Ante tal situación, el mismo Santos tuvo que mediar y pedir un entendimiento entre ambos sectores e hizo un llamado al trabajo mancomunado.
Sin embargo, el daño ya está hecho y esa idea de división interna aún es fuerte en varios sectores políticos que han manifestado su preocupación por lo que eso pueda generar.
A todo eso hay que sumarle otro problema bastante lesivo para la imagen de la fortaleza del Presidente de la República. La Corte Constitucional decidió que la ley 1628 de 2013 es inconstitucional por vicios de trámite. Esta ley aprobaba la entrada de Colombia a la llamada Alianza del Pacífico, uno de los proyectos bandera del gobierno Santos. Este último hecho viene a sumarse a las fallidas reformas presentadas por el gobierno Santos.
Como si fuera poco los intentos por conjurar al paro agrario que inicia este próximo 28 de abril no han sido fructíferos. Desde ofrecimientos para condonación de deudas en el campo, hasta la manifestación a los líderes agrarios del gran daño que haría este paro a su imagen. Según los líderes el gobierno ha ofrecido 5.2 billones para el agro para así evitar que el paro no sea una realidad faltando 20 días para la jornada electoral.
En la tensión generada por la amenaza del paro, llegó el siempre oportuno y novedoso descubrimiento del Ministro de Defensa de que el paro está infiltrado por “intereses del terrorismo”. Y aunque para muchos esta es una información que le pueda dar argumentos de defensa al gobierno, es poco popular teniendo en cuenta la experiencia reciente en la que los desmanes de la fuerza pública hicieron mas compleja la solución. Tampoco ha sido bien recibido en redes sociales el anuncio de militarizar Boyacá y el hecho de que la vía Tunja-Bogotá tenga presencia de tanques de guerra desde el día de hoy. Es verdad que el presidente tiene que gobernar, esa es la tragedia de la reelección.
Así las cosas, Santos enfrenta problemas de imagen muy serios en medio de una campaña que no seduce y que pareciera que aún no arranca. Como medida de choque se anunció la llegada al país de JJ. Rendón, estratega de campaña que asesoró a Santos en 2010 para alcanzar la Presidencia. Sin embargo, este 2014 es totalmente diferente en cuanto que Santos no tiene los niveles de aceptación de entonces, y sus contrincantes, principalmente Enrique Peñalosa han ido recortando la distancia que los separa del primer lugar de las encuestas.
Todavía quedan cuatro semanas de campaña y aún existe casi un 30%, de votantes que prefieren hacerlo en blanco y otro tanto que aún no se decide por quién votar. Tal vez ahí encuentre Santos esa cantera que aseguraría su reelección y que no lo haga llevar el poco honroso título de ser el primer presidente que, pudiendo hacerlo, no logra reelegirse desde que esa figura está vigente en la constitución.