La minifalda, que revolucionó la moda, escandalizó a los más puritanos y sedujo a la mujer, vive un momento dulce y sereno cumplidos los cincuenta.
Era la década de los sesenta cuando la falda se acortó quince centímetros, este trasgresor y atrevido corte revolucionó la moda y dio vida a la minifalda.
Los Rolling Stones y Los Beatles acunaron a la minifalda desde su nacimiento. Eran años de optimismo, libertad y agitación social. La calle demandada cambios y la modernidad y el descaro de la minifalda, que año tras año, fue subiendo su bajo hasta llegar a medio muslo en 1967, los proporcionó.
Según el escritor Dorling Kindersley, en su obra “Moda, historias y estilo”, este nuevo aire de libertad femenino, abanderado por la píldora anticonceptiva y la incorporación de la mujer al mundo laboral, se reflejó también en la moda.
Jóvenes diseñadores británicos como Mary Quant y John Bates, Marion Foale y Sali Tuffin, Caroline Charles y Jean Muir y franceses como André Courrèges, Emanuel Ungaro y Pierre Cardin experimentaron con patrones más juveniles, ideados para jóvenes que no deseaban vestir como sus madres.
La mini resultó ser una prenda práctica y versátil, con una silueta que sentaba bien a cualquier tipo de figura. “Su sencillez permitía lucirla en ocasiones formales e informales”, explica Dorling Kindersley.
A partir de ese momento, la minifalda fue aceptada como una de las innovaciones más refrescantes y rompedoras en una industria acostumbrada a normas tácitas muy rígidas. La coquetería femenina y la libre expresión irrumpían con fuerza en un entorno altamente conservador donde la seducción y ciertas partes del cuerpo de la mujer, desde aquellos felices años veinte, solo se podían adivinar.
Para algunos historiadores, la minifalda nació en 1962 de la mano de Andrés Courrèges, para otros, dos años más tarde, gracias al carácter provocador de la diseñadora Mary Quant. El modista francés André Courrèges sostuvo que había creado la minifalda mucho tiempo antes del desfile de Mary Quant, pero no consiguió demostrarlo.
“No surgió de una manera concienzuda, fue una explosión, una necesidad, la juventud lo pedía a gritos”, decía Mary Quant.
Y a falta de documentación y pruebas que lo justifique, la minifalda fue inventada por la diseñadora británica, quien asegura que “no surgió de una manera concienzuda, fue una explosión, una necesidad, la juventud lo pedía a gritos”.
“La diseñé pensando en mí y en mis amigas; nunca pensé que llegaría a tener tanto éxito, aunque mi mayor éxito ha sido ser útil a la época y a la generación a la que pertenece”, ha dicho en varias ocasiones.
Mary Quant aprendió a coser por necesidad, tenía que arreglarse los vestidos que heredaba de sus primas. Montó su primera boutique con el dinero que recibió de una herencia.
Quant hacia todo. Compraba tejidos, hacía patrones, cortaba telas y cosía. La historia de la minifalda empieza con un desfile el 10 de julio de 1964, en el esa joven creadora presentaba su propuesta de verano a base faldas minis, que dejaban al descubiertos los muslos.
Así, sobre una pasarela, dio sus primeros pasos la minifalda, que arropada por miradas atónitas y también expertas, deseosas de juzgar y poner un adjetivo a la colección. ¿El resultado final?: un rotundo éxito.
Desde entonces, y ya han pasado cincuenta años, esta prenda ha sufrido distintos grados de popularidad, pero eso sí, jamás ha llegado a desaparecer del guardarropa femenino.
Es más, el diseñador francés Jean-Paul Gaultier tuvo la osadía de introducir la minifalda como una propuesta más dentro de sus diseños masculinos. Pero, hoy por hoy, la minifalda es propiedad femenina.