Los viajes en el tiempo son imposibles si hacemos caso a las teorías de Einstein. De producirse, darían lugar a ciertas contradicciones que películas y libros han intentado evitar.
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El 21 de octubre de 2015 es una fecha señalada en el calendario de cualquiera devoto del cine de los años 80. Un día único para la ciencia ficción al que Marty McFly, protagonista de la saga de Regreso al futuro, llegaba tras un salto de 30 años. Esta película tan querida sirve para explicar las paradojas de los viajes en el tiempo y cómo el cine intenta sortearlas.
La paradoja del abuelo es la principal contradicción a la que se enfrenta cualquiera viajero espaciotemporal. Imaginemos que una persona vuelve al pasado y mata a su abuelo. En ese caso él nunca habría podido nacer, por lo que es imposible que viajara en el tiempo para matar a su antecesor. De ser así habría nacido y sí podría retroceder para asesinar a su familiar, pero en ese caso… Así hasta el infinito.
La fotografía que conserva Marty durante la primera parte de Regreso al futuro sirve como ejemplo de este problema. Al volver a 1955, impide que sus padres se enamoren, por lo que la paradoja se pone en marcha y sus hermanos comienzan a desaparecer de la foto familiar. El cambio en la línea temporal parece poner en peligro la existencia de McFly, a la vez que activa la paradoja del abuelo.
Existen dos soluciones a esta contradicción imposible en apariencia. La primera de ellas está abordada en películas como La máquina del tiempo(basada en la novela de H. G. Wells). Aquí el protagonista intenta salvar la vida de su amada viajando al pasado, antes de su muerte. Pero no puede hacer nada porque, de lograrlo, jamás habría necesitado construir una máquina del tiempo. En este caso la paradoja se resuelve por determinismo.
Stephen Hawking explica bien esta solución en su Brevísima historia del tiempo: “En esta visión, el pasado y el futuro están predeterminados, no tendríamos libre albedrío para hacer lo que quisiéramos”. La existencia de Marty y sus hermanos nunca estaría en peligro, porque al viajar al pasado está siguiendo el curso de los acontecimientos: si ha logrado volver a 1955 es imposible que pueda impedir que sus padres se casen.
Esta posibilidad, según Hawking, implicaría la existencia de una teoría física completa que lo gobierne todo, incluso las acciones de los seres vivos, “de una forma imposible de calcular para organismos como el ser humano”.
Philip J. Fry, protagonista de Futurama, sufre la predeterminación del destino en uno de los capítulos más célebres de la serie. Tras viajar al pasado y matar por accidente a su abuelo, en clara parodia a la paradoja del abuelo, descubre sorprendido que no desaparece. Sólo al final del capítulo comprende, tras acostarse con su abuela, que él es su propio abuelo. Las acciones del viajero del tiempo ya estaban escritas sin que él lo supiera. Ejemplos similares los hay a patadas en otras historias de ciencia ficción como Terminator, 12 monos yDonnie Darko.
Si preferimos pensar que tenemos libre albedrío siempre podemos aferrarnos a la segunda solución de la paradoja del abuelo: los futuros alternativos. Cuando un viajero del tiempo vuelve al pasado lo hace en una historia completamente diferente, por lo que puede cambiar lo que desee sin miedo a paradojas. El futuro creado será diferente a su presente, sin que esto plantee una contradicción.
La idea está en comunión con las teorías cuánticas de Richard Feynman: según el Premio Nobel, el universo no tiene una única historia, sino todas las posibles, cada una con su propia probabilidad. Gracias a eso Marty puede cambiar el futuro sin miedo y hacer que a su familia le vayan mejor las cosas.
Estas líneas temporales alternativas, que coquetean con el concepto de multiverso, ha sido también muy utilizada en la ciencia ficción. Una serie que soluciona de forma muy elegante el problema de los viajes en el tiempo esDragon Ball, gracias a esta teoría. El personaje de Trunks viaja al pasado para impedir que el mundo sea destruido por el villano Cell: cuando lo logra, su futuro de origen no cambia. Consigue, eso sí, que esa otra realidad no comparta el destino de la suya.
Dónde están los viajeros del tiempo
Existen más paradojas relacionadas con los viajes en el tiempo: si son posibles, ¿por qué no recibimos la visita de un Marty de 2045? La ausencia de turistas espaciotemporales parece indicar que hablamos de ciencia ficción pura y dura. O que la Humanidad no es capaz de desarrollar semejante tecnología, igual que una sardina no puede aprender a leer. O, más descorazonador, que la civilización perecerá antes de alcanzar el conocimiento necesario para lograrlo.
Hawking explica esta paradoja haciendo uso de un elemento fundamental para la ciencia ficción: los agujeros de gusano. Estas autopistas entre dos puntos del espaciotiempo podrían existir, solo que todavía no habríamos llegado a ellas: “En este caso el pasado estaría fijado porque lo hemos observado y sabemos que no tiene el tipo de deformación necesaria para regresar desde el futuro. En cambio, el futuro es desconocido y abierto, de manera que bien podría tener la curvatura requerida”.
La conclusión es que cualquier viaje en el tiempo quedaría confinado al futuro. La ciencia ficción no busca ser predictiva pero algunas de sus ideas, como el viaje a la Luna, sí se ha cumplido. Por eso quizá Marty McFly aparezca en cualquier momento… a partir de ahora.