Tres jornadas de trabajo que buscaron mostrar la necesidad de paz con el ELN en el departamento de Arauca dejaron claro que los retos para construir la paz en Colombia van más allá de la firma de un acuerdo final con los grupos insurgentes.
La Iglesia Menonita de Colombia, a través de su iniciativa Puentes para la Paz organizó una caravana por la Paz Completa al departamento de Arauca. El viaje estaba presupuestado para iniciar el pasado 9 de diciembre desde Bogotá y llegar al día siguiente a Tame, pasando por los municipios de Arauca, Arauquita, Fortul y Saravena.
La iniciativa buscaba que llegados a cada una de las escalas los miembros de la caravana, compuesta por representantes de las organizaciones sociales y de la sociedad civil, leyeran una declaración en el parque de cada población e invitaran a los presentes a sumarse al anhelo de un proceso de paz con el ELN a la luz de lo logrado entre el Gobierno Nacional y las FARC.
Sin embargo, ese mismo 9 de diciembre, la amenaza de paro armado en los departamentos de Arauca, Casanare y Boyacá, que se decía en varios medios había decretado el ELN, llevó a que los organizadores, a pesar de asegurar a los miembros de la caravana que no había riesgo alguno, tomaran una vía alterna por el Páramo de Tibacuy, alargando el viaje en casi un día, con la intención de evitar las vías principales en previsión de que fuera cierto el paro.
Con esto la jornada de peregrinación por los principales municipios de Arauca no logró darse. El destino final, Tame, albergó el 4 Foro Internacional de Horizontes para la Paz y la Reconciliación. En este evento se reunieron los representantes de las organizaciones más relevantes para hablar de paz en Arauca, entre ellos pudo contarse a la Escuela de Liderazgo para la Paz o las Comisiones Ciudadanas de Reconciliación y Paz.
Allí se discutieron varios temas, destacándose la necesidad de dotar a la juventud araucana de un papel más activo en la construcción de paz desde el territorio. Igualmente, se discutió la necesidad de que una vez firmada la paz con los dos grupos guerrilleros presentes en la región, la fuerza pública debe garantizar la integridad de quienes habitan el territorio.
Todo lo anterior cruzado con la reivindicación de derechos básicos para la población de Arauca, como lo es la participación política, la expresión o la vida. Además, se puso de presente la necesidad de presencia institucional que vaya más allá del accionar de la fuerza pública y se pidió la desmilitarización de la vida cotidiana del departamento. A todo lo anterior se suman varias problemáticas como lo son la soberanía alimentaria o la política minero-energética estatal, puntos que comparten su agenda con lo planteado por el Ejército de Liberación Nacional para una eventual negociación con el Estado.
Para algunos líderes, como Ólder Cáceres, quien coordina la Escuela de Liderazgo para la Paz, es urgente promover nuevos liderazgos que abran espacios de expresión ciudadana que permitan cualificar una posición conjunta alrededor de un proceso de paz con el ELN, “Es necesario que haya gente nueva porque muchas veces las reuniones terminan siendo discusiones de los mismos sobre los mismos temas”.
Una de las grandes conclusiones que arrojó la discusión fue la urgencia de que la insurgencia y el Estado piensen el proceso con el ELN como un escenario de negociación que puede basarse en lo que se ha adelantado en La Habana entre el Estado y las FARC, pero que debe responder a unas particularidades propias. Además, se llegó a la conclusión de que firmar un acuerdo de paz no es lograr la paz completa, esta exige que se den garantías de integridad y participación a quienes dejen las armas y para ello es necesario que se busque una solución al problema de las bandas criminales y grupos paramilitares.
El Foro contó con una nutrida participación que derivó en una marcha de antorchas por las calles de Tame y que demostró la voluntad de paz de los habitantes de Arauca. A la sensación de ser observados por el ELN los participantes del evento respondieron haciendo un llamado a la búsqueda de una paz completa en la que quepan todos los colombianos.