Después de más de 100 días desde que Enrique Peñalosa asumió como alcalde de Bogotá muchos se preguntan cuál es la hoja de ruta del mandatario frente al tema de paz. Los expertos consideran que es un ítem que ha pasado de agache. Confidencial Colombia habló con la Alta Consejera para los Derechos de las Víctimas, la Paz y la Reconciliación, Ángela Anzola, para que nos respondiera esta y otras inquietudes sobre la política distrital de cara al posconflicto.
En las últimas semanas la Alcaldía ha recibido una lluvia de críticas por la lánguida propuesta sobre la atención a las víctimas del conflicto armado y un escenario de posacuerdo, en el anteproyecto del Plan de Desarrollo.
De entrada, nos explicaron en la Alta Consejería que lo que hasta el momento se ha presentado a los bogotanos son las bases del Plan. Todavía no existe un documento oficial y que el último será muy distinto al que se encuentra en www.bogotacomovamos.org/documentos/anteproyecto-del-plan-de-desarrollo-bogota-2016-2020 (por lo menos en materia de paz). Este será entregado para discusión en el Concejo de la ciudad el 30 de abril.
El capítulo “Bogotá mejor para las víctimas, la paz y el postconflicto” del Plan de Desarrollo, se divide en dos fases. Según la administración, la primera es “Bogotá mejor para las víctimas” y la segunda, “Bogotá mejor para la paz”, ésta con una particularidad y es que se incluirá un artículo que permita a la capital, en el momento “en que se conozca el acuerdo definitivo sentar la estrategia de la mano con el Concejo para responder a lo pactado en La Habana entre el Gobierno y las FARC”. Pues, para la Alta Consejería, sería irresponsable programar desde ya, unas iniciativas de posconflicto cuando no saben cuáles van hacer los acuerdos definitivos. “No los conocemos. Planear sobre lo incierto es un error en administración” señalan.
Ángela Anzola, nos dice que el objetivo de esta alcaldía “es que Bogotá se consolide como un referente de paz y de reconciliación. Que brinde atención prioritaria, oportuna, eficaz y eficiente; pero además que genere las oportunidades para que toda persona pueda disfrutar de la ciudad en condiciones de paz y equidad. Haciendo énfasis muy importante en el enfoque diferencial, teniendo en cuenta toda diversidad étnica y de género”.
Y es que hay que recordar que Bogotá es el segundo ente territorial y la primera ciudad con mayores declaraciones de personas afectadas por la guerra. En la capital viven 674.035 personas consideradas como víctimas del conflicto armado, casi el 10 por ciento de los ciudadanos de la capital del país.
Anzola señala que una de las medidas inmediatas que van a tomar, por lo menos hasta que se firme un acuerdo de paz, es decir, la fase que han llamado “Bogotá mejor para las víctimas” es “seguir brindando ayuda humanitaria, pero mucho más eficiente, eficaz y digna”.
Además, intervendrán los centros Dignificar que, aunque la Alta Consejería califica como una buena idea de la anterior administración, tiene problemas de ejecución. Por ejemplo, señala que existen dificultades de coordinación interinstitucional, tanto a nivel del Distrito y Nacional. De igual forma, la funcionaria denuncia que, los centros presentan fallas “en la atención, en el sistema y la infraestructura no es la más adecuada”.
“Es un reto bien grande porque no estamos hablando de una población pequeña y es además una población muy diversa. Tenemos que tener en cuenta en toda nuestra política un enfoque diferencial muy claro. Es decir, un enfoque de género, porque están los indígenas, los afrocolombianos, la población LGBTI, personas con discapacidad. Este es el enfoque transformador, que es el plus de nuestra política”, explica la Alta Consejera.
Sobre el tema de participación, la Alcaldía trabajará con 14 mesas de víctimas y los entes como las alcaldías locales para que esta población afectada por la guerra tenga información de lo que el Distrito tiene para ellas.
¿Y Sumapaz?
Sumapaz históricamente ha sido un territorio golpeado por la violencia. Es la localidad número 20 de Bogotá, la única rural y la más grande, ya que representa el 47% del territorio de la capital. Está ubicada al sur de la ciudad; limita con los departamentos del Huila y Meta, zonas que no son ajenas a la guerra.
Por eso, es un asentamiento clave de cara a un escenario de posconflicto. Según Anzola la Alcaldía le propondrá a Sumapaz crear un ‘Laboratorio de paz’. Pero, ¿qué se hará allí?
“Queremos hacer una intervención integral. Una vez se firmen los acuerdos queremos implementarlos, sobre todo empezando por el punto uno (Política de Desarrollo Rural Integral), pues es un tema que le pega directamente a esta localidad”.
Sin embargo, la Alta Consejera advierte que Sumapaz es una zona “muy particular, por ejemplo, tiene un sindicato muy fuerte. (…) No podemos llegar a imponer un ‘Laboratorio de Paz’. La idea es hablar con ellos contarles nuestra idea y oírles para saber qué les interesa y que no. Hacer de esto un proyecto conjunto, no una cosa impuesta. También lo queremos hacer en Usme porque tiene unas problemáticas particulares”.
Es decir, lo que quiere hacer la Alta Consejería para los Derechos de las Víctimas, la Paz y la Reconciliación, es “un trabajo profundo con la comunidad en términos de construcción de tejido social con participación de todas las organizaciones o de los diferentes actores que se encuentran en las comunidades”.
Procesos de pedagogía para la reconciliación
Esta semana una encuesta del Observatorio de Medios de la Universidad de La Sabana consultó la opinión de los bogotanos con relación al proceso de paz. Esta reveló que, el 41 por ciento de los ciudadanos está a favor de la reincorporación de los guerrilleros a la vida civil, mientras que un 34% la rechaza. De igual manera señala que, aún con los esfuerzos que ha hecho el Gobierno por dar a conocer los borradores de los acuerdos de paz de cara al proceso de refrendación de los mismos, el 80% de los bogotanos afirmó no conocer su contenido. Cifras muy ajustadas que reflejan la polarización de los capitalinos.
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Respecto a este escenario, que no es definitivo pero que sí da idea de lo que los bogotanos sienten y piensan de las conversaciones, Ángela Anzola dice que, sobre el tema del perdón particularmente, es un proceso muy personal. “Es algo que cada uno define, pero más que eso, desde la administración proponemos una convivencia pacífica. Es decir, uno puede vivir en paz con el vecino que no ha perdonado del todo. Debemos propender una serie de acciones de reconstrucción del tejido social que le apunten a que a la gente pueda vivir unos al lado de otros en armonía”.