Hablar de que se está gestando una rebelión en las Fuerzas Armadas y Militares contra el Gobierno no es acertado, pero lo que sí es incontrovertible es que hay un inconformismo generalizado en brigadas y batallones por tres temas que no dejan dormir a algunos generales y a muchos coroneles.
El primero es que hay más de 15 mil oficiales y suboficiales procesados por la Fiscalía acusados de distintos delitos y que hay un número importante que podrían pagar prisión por años y que su contraparte (la guerrilla en este caso de las Farc) estarían ad portas de no pagar condena en ningún sitio de reclusión y que además podrían recuperar sus derechos políticos.
Por eso el Fiscal y varios columnistas expertos en seguridad y defensa han sido tajantes en decir que sí hay amnistía que sea para los bandos en conflicto y que los militares y policías sean cobijados por esas mismas prebendas.
El segundo tema es aún más complejo porque como dicen algunos oficiales “si las Farc quieren hacer política que la hagan. No nos gusta, pero que la hagan, pero eso sí que no nos condenen a nosotros mientras a ellos (a las Farc) les borran de un plumazo todo su prontuario”.
El tema que realmente los tiene con las manos en la cabeza es la eventual (para muchos es seguro) reducción de las Fuezas Militares en un porcentaje cercano al 40 por ciento y el temor es que les quiten lo que algunos llaman privilegios y otros consideran derechos adquiridos, como servicios médicos, facilidades para vivienda, derechos a clubes sociales, cooperativas, fondos rotatorios y demás prebendas.
Les parece más delicado es que este punto lo haya propuesto las Farc, pese a que el Ejecutivo ha sido reiterativo en decir que eso no es así y en aclararles en sesiones privadas y en declaraciones públicas que no se negociará el futuro de las Fuerzas Militares ni Armadas en la mesa de la Habana.
Y hay que decir que alrededor de algunos oficiales de altísima graduación existen voces externas que permanentemente les están diciendo al oído que en La Habana se negocia su futuro. Palabras sin mayores fundamentos pero que hoy tienen atizado el fuego dentro de las Fuerzas.
A este tema se suma la investigación interna de las coordenadas filtradas y que fueron reveladas por el expresidente Uribe, lo que habría dejado al descubierto que hay al menos oficiales de una brigada y de un batallón inconformes con el proceso y que sienten que Álvaro Uribe es la voz de ese grupo de rebeldes.
Se especula que además oficiales del comando conjunto, de la inspección general y de la comandancia del Ejército no ven con buenos ojos que el general Alejandro Navas esté a favor del proceso y respaldando tan decididamente al gobierno en su iniciativa de negociar con las Farc.
Faltan meses y el gobierno sabe que tiene que desactivar a ese grupo de rebeldes en la tropa para que no sea otro obstáculo aparte de los detractores políticos naturales del proceso.