Los planes de la Selección Colombia para tener éxito mañana pasan por quitarle la pelota a los chilenos. El cuerpo técnico teme el fútbol rápido y la presión de la Roja. Sin el balón, los australes son mucho menos equipo.
En la Selección preocupa, más allá del debate del nueve que jugará mañana, el plan a seguir para superar el siempre difícil planteamiento de los chilenos. Enfrente estará La Roja. Un equipo agresivo en la presión y con un trato de balón exquisito y rápido. Sampaoli dejó la semilla y Pizzi no ha querido cambiar lo que ya funcionaba. Mañana, uno de los objetivos principales de la Selección será quitarles la pelota. Sin ella, los australes son menos fuertes.
“Sabemos que frente a un rival como Chile, con la calidad de jugadores que tiene en la parte del mediocampo, hay que contrarrestarlos teniendo mucho la pelota”, confesaba ayer Sebastián Pérez en Barranquilla. La única forma de disminuir las virtudes de los chilenos es ser el dueño de la pelota. Sebastián lo sabe y Pékerman, en la rueda de prensa de hoy, también lo reconoció: “Es un equipo muy marcado en su forma de jugar, no ha variado el espíritu de su juego. No cambia por ser visitante. En las eliminatorias para el último mundial nos hizo sufrir en el primer tiempo. Entró bien y no pudimos controlar jugadores clave en el centro”, admitía Pékerman en referencia a aquel encuentro que selló la clasificación contra los chilenos con la última noche mágica de Falcao en la Selección. En la primera parte del juego, no existió centro del campo en Colombia.
La historia se repitió en las semifinales de la última Copa América. En quince minutos de ritmo intenso y juego vertical, Chile liquidó a Colombia. Durante estos días, Pékerman ha machacado una y otra vez a los integrantes de la Selección con el vídeo de este partido. “Tienen una idea de juego que los hace competitivos. En ese partido de Copa en diez minutos estábamos 0 a 2 abajo en un partido que se vislumbraba de otra manera. Reforzamos mucho las imágenes de ese partido porque si vemos después del 0 a 2 era un partido normal con posibilidades. De hecho un poco más para Colombia”, confesaba Pékerman sobre el encuentro. Y espera que su equipo no salga dormido al campo como en aquella ocasión: “Quise recalcar a los jugadores que tuvimos errores grandes en el inicio que al final fueron determinantes”.
En ese encuentro hubo un jugador que desarboló todo el esquema de juego colombiano: Charles Aránguiz. El del Leverkusen tuvo una de las noches más brillantes que se le recuerda. Excelente al primer toque y con la calma y visión necesarias para dirigir a los suyos. La contención colombiana nunca fue capaz de localizarle. Daniel Torres, Carlos Sánchez y Sebastián Pérez persiguieron sombras. La superioridad numérica de los chilenos en el medio campo le facilitó el camino. Por ello se entiende que una de las claves del partido de mañana será anular el el mecanismo de juego de de La Roja.
¿Cuál será el planteamiento de Pékerman? El técnico por primera vez en mucho tiempo dispone de cuatro centrocampistas que podrían ocupar perfectamente la titular. La anterior generación, representada por Abel y Sánchez. Y la nueva, con Pérez y Torres. Hoy Pékerman celebraba este hecho. “Hace un año atrás estábamos preocupados porque era difícil encontrar los reemplazantes, ahora tenemos una buena cantidad y con jugadores jóvenes que ya están triunfando y le van a dar mucho a la Selección y eso ha sido muy positivo”. Ante tantas posibilidades surge la duda por cuál se decidirá mañana e incluso si utilizará este mismo sistema. Todos con el objetivo de quitarle el balón a Chile. Las opciones son las siguientes:
Carlos Sánchez y Abel, en el doble pivote: Es la opción que se antoja más lógica. La más utilizada en la era Pékerman y que más éxitos ha dado. Ambos se entienden a la perfección. Se pudo ver contra Uruguay, donde dio la sensación de transportarnos dos años atrás al Mundial de Brasil. Pékerman lo reconoció en rueda de prensa: “Abel, llegó después de algún tiempo y jugó como si nunca se hubiera ido”. Uno destruye y el otro crea. El complemento perfecto.
Torres y Pérez: Ha sido la pareja que ha cogido el testigo en este período en el que Sánchez y Aguilar no recuperaban la regularidad. Su rendimiento en el centro del campo ha sido bastante notable. Están llamados a coger el testigo, pero en estos momentos su evolución ha sufrido un receso. Pagaron los platos rotos sobre el juego irregular de Colombia en las eliminatorias. Su experiencia en ligas exteriores de nivel está haciéndoles madurar. Se espera mucho de ellos en el futuro.
Fórmula mixta: Pékerman podría alternar lo nuevo con lo viejo. Un modelo que ya ha utilizado en otros encuentros. Sánchez con Torres o Pérez, es una opción que ya ha usado Pékerman en ciertas fases de encuentros. Lo normal sería que alternara la contención de Torres o Sánchez con la mayor creatividad en el juego de Abel o Pérez. Parece poco probable que aparezcan dos de ellos con el mismo corte.
Tres en la contención: Es una opción que de hecho ya utilizó Pékerman en el partido de ida de las eliminatorias contra Chile. En aquella ocasión, quitarle la pelota también era una obsesión. Para entonces, el técnico optó por un plan con tres medios de contención con Sánchez, Mejía y Torres por detrás de James. El plan funcionó y a los chilenos les costó encontrar huecos por donde filtrar pases, pero Colombia también sufrió para generar juego. En Barranquilla, donde Colombia pretende salir a mandar sobre el césped, esta opción pierde argumentos.