La reconstrucción de Haití, desafíos y avances

El 12 de enero de 2010, un terremoto con epicentro en Puerto Príncipe, la capital haitiana, causó una de las mayores tragedias que se hayan registrado. Hoy, tras cinco años del movimiento telúrico, gran parte del país sigue en ruinas y la población sigue sufriendo los estragos. Ya que el 80% de las escuelas de la ciudad fueron destruidas, el hospital principal se vino abajo y una cuarta parte de las instalaciones de los servicios públicos sufrieron daños profundos, la reconstrucción no ha sido fácil, sin embargo, líderes comunitarios han definidos proyectos para potenciar la restauración. Conozca Cuáles.

A 5 años del sismo, las zonas periféricas de Puerto Príncipe, se desarrollan a partir de la gestión de proyectos comunitarios acompañados por la organización TECHO. La entidad sin fines de lucro comenzó su trabajo desde el día de la emergencia, implementando proyectos de viviendas transitorias.

Dichos proyectos se han llevado a cabo principalmente en Canaan, pues dentro de las comunidades, al menos un tercio habita en el lugar, al que llegaron a partir del terremoto que sacudió Haití el 12 de enero 2010. “Me vine después del terremoto. Acá solo había sol, piedras y mucho viento. La tierra estaba completamente seca. La gente llegó y solo tenía una carpa, fue muy difícil así que comenzamos a ver qué hacer porque no había agua ni comida cerca”, explica Ciliene Joseph, líder comunitaria de Onaville, quien además de trabajar por el desarrollo de la zona, administra una escuela comunitaria, organizada y dirigida por sus propios habitantes.

Afortunadamente, este no es el único proyecto que los líderes comunitarios han definido para potenciar la reconstrucción del país. A lo largo del tiempo, han trabajado en distintas iniciativas como planes de reforzamiento escolar, capacitación en oficios, construcción de viviendas transitorias e infraestructura comunitaria, como plazas, luminaria pública con energía solar, acceso al agua y saneamiento.

De hecho, y pese a los esfuerzos, gran cantidad de ellos viven aún sin fuentes de luz, agua y saneamiento. Algunas cifras indican que lamentablemente existen casi 80 mil personas que continúan en estado de emergencia, habitando en campamentos para desplazados y en peligro de sufrir desalojos forzosos por un gobierno que se ha visto rebasado por el desastre.

Por ejemplo en la comunidad de Onaville “TECHO trabajó con nosotros en un programa de salud. Encuestamos a 200 hogares y encontramos a 5 niños con malnutrición. Los mandamos a un hospital en otra zona, para que los cuidaran. Si tuviéramos un hospital en Onaville no habría sido necesario desplazarse. Si tuviéramos infraestructura apropiada llegaríamos aún más lejos”, sentencia Ciliene.

Sin embargo, estos obstáculos no han sido impedimento para que generen espacios participativos, donde más de 80 vecinos se movilizan constantemente, acompañados por voluntarios de esta organización, que trabaja en asentamientos informales de todo Latinoamérica y parte del Caribe.

Las acciones implementadas por TECHO son la mejor muestra de lo que el trabajo en conjunto puede lograr y de cómo la propia población puede levantarse con un poco de apoyo de voluntarios. Es necesario doblar esfuerzos para evitar que esta situación de emergencia no se vuelva permanente.

Por ello, y con el fin de asegurar el cumplimiento de los proyectos, TECHO lanzó la iniciativa “Muévete con Haití” (www.techo.org/conhaiti) que busca recaudar USD$200.000 para ejecutar el trabajo planificado por las comunidades. “El proceso por el desarrollo es largo, tiene aciertos, caídas y riesgos, pero también hemos podido conocer el potencial y la fuerza del pueblo haitiano. Desde Haití sabemos qué queremos, pero también sabemos que no podemos hacerlo solos. Necesitamos de fondos y trabajo que vaya en apoyo del desarrollo de un Haití”, declara Olson Regis, joven haitiano que partió como voluntario y trabaja como director social de TECHO en Haití.

Él es uno de los más de 7 mil jóvenes del país que trabajan como voluntarios en estas comunidades, promoviendo procesos de autogestión y empoderamiento. Jonhson Pierre es parte del equipo fijo que trabaja semana a semana las iniciativas que los vecinos levantan desde sus necesidades, para darle forma a los proyectos que ejecutan en conjunto y que han recibido apoyo de instituciones como el Banco Interamericano de Desarrollo y Unasur.

Jonhson partió trabajando junto a la comunidad de La Digue, construyendo una vivienda transitoria junto a una familia. “Cuando partí, trabajé con una familia que vivía bajo una carpa, con un niño y un bebé. Cuando llovía no podían acostarse, debían quedarse parados”, recuerda y agrega: “Por eso, al futuro, quiero que Haití sea un país emergente. Para eso necesitamos unirnos con voluntad, solidaridad. Meter nuestras cabeza a comprometerse a trabajar en el desarrollo del país”.