Con el ajuste del distrito que terminó el contrato suscrito con la Corporación Taurina de Bogotá para utilizar a la Plaza de La Santamaría con fines recreativos, se pensaría que el histórico espacio florece de cultura y de arte por estos días de festival. No obstante, la realidad es completamente diferente.
Construida en 1928, La plaza de Toros La Santamaría, ha sido desde sus inicios un espacio de conservación de la tradición taurina que desde los tiempos de la Independencia de Colombia, tenía su manifestación para la celebración de las fiestas patrias en las plazas públicas de Bogotá.
Si bien este Monumento Nacional de Colombia ha servido para acrecentar la afición por los toros, también ha sido escenario de manifestaciones políticas como la convención popular para la candidatura de Jorge Eliecer Gaitán; conciertos musicales como el de La ley, Gustavo Cerati, La oreja de Van Gogh, entre otros; y de espectáculos culturales.
No obstante, ya son dos las temporadas taurinas que no se han adelantado en La Santamaría. Este hecho corresponde a acciones administrativas que por azar -“Dios no juega a los dados”, dijo Albert Einstein- se dieron paralelamente al debate sobre la tauromaquia avivado por la defensa que hizo el Plan de Desarrollo Bogotá Humana de todas las formas de vida.
La prohibición de las corridas de toros en dicho escenario, ha generado acciones de tutela contra la Administración que han sido falladas en las diferentes instancias reiteradamente a favor del Distrito.
A pesar que La Santamaría se presenta ahora como un escenario propicio para el desarrollo de diferentes eventos recreativos y manifestaciones artísticas, el gerente del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, ha denunciado que dicho espacio no es ni para los toros ni para la cultura”, ya que para la XIV versión del FITB no fue posible presentar en dicho lugar obras de teatro.
“La Plaza de Toros era un escenario clave para el FITB. Es un espacio abierto, arquitectónicamente bellísimo y Bogotá no tiene infraestructura, la poquita que tiene además, la estamos cerrando y perdiendo”, afirmó Hernández.
“Este Alcalde comenzó este conflicto con el mundo del toro. E independiente de que uno comparta o no, lo que terminó pasando es que la Plaza de Toros no es ni para los toros ni para la cultura. Hoy está abandonada. Tenemos un festival de 300.000 localidades, 80.000 eran de la Santamaría, y eso nos afecta directamente. ¿Cuál era el escenario que uno podía tener boletas baratas porque eran escenarios masivos? ¡En la Plaza de Toros! Estamos ahora en el Coliseo Cubierto el Campin, que es otro escenario del Distrito y está muy deteriorado. La administración dejó la Plaza cerrada, se acabó la plaza”, puntualizó.
Por ello, Confidencial Colombia, realizó una visita a tan emblemático lugar, con el fin de constatar la información. En efecto, en época de semana santa, cuando la Santamaría debería estar vendiendo boletería para presenciar lo mejor de las artes escénicas del mundo, la Plaza, solo es habitada por unos cuantos solitarios que sueñan con ser toreros y practican allí sus más perfectos movimientos, a la espera de un toro que esta temporada tampoco capotearán.