La gran placa tectónica bajo el Océano Indico está rompiéndose en dos, un fenómeno que provocará sismos de grandes magnitudes y forma parte de un proceso que, dentro de millones de años, originará un supercontinente formado por América y Asia.
“Tener los pies sobre la tierra”, puede ser una expresión afortunada en un sentido psicológico, pero en términos geológicos en una referencia bastante relativa, porque la superficie de nuestro planeta cambia, se mueve, tiembla, a menudo con devastadora y repentina violencia.
La faz terrestre se ha venido transformando a lo largo de los últimos millones de años, y seguirá haciéndolo hasta adquirir un aspecto muy diferente del actual, que alterara la forma y distribución de los continentes y obligará a redibujar los atlas cartográficos.
La placa tectónica situada bajo el Océano Índico está dividiéndose en dos partes, un fenómeno que provocará nuevos terremotos de gran intensidad, según ha informado la prestigiosa revista científica británica ‘Nature’.
Hace casi cincuenta millones de años, la denominada placa Indoaustraliana, uno de los grandes bloques que conforman la corteza terrestre, comenzó a escindirse en dos o incluso tres pedazos, en un lento proceso que los sismólogos ya conocían.
Esta ruptura estaría detrás del terremoto de 9,2 grados en la escala de Richter con epicentro en Banda Aceh (norte de Sumatra), en diciembre de 2004, y el posterior tsunami que provocó 228.000 víctimas en el sudeste asiático, así como de los dos seísmos que hicieron temblar, en abril de 2012, las costas de la misma isla indonesia y que alcanzaron los 8,7 y 8,2 grados Richter, liberando una energía equivalente a 100 millones de toneladas del explosivo TNT.
“La actividad sísmica entre India y Australia era ya significativa antes de los movimientos de abril de 2012, pero se ha acelerado considerablemente desde el terremoto de Banda Aceh (Indonesia) en 2004”, ha señalado el investigador Matthias Delescluse, de la Escuela Normal Superior de París (Francia), autor de uno de los tres artículos que recoge “Nature” junto a Thorne Lay, de la Universidad de California Santa Cruz (UCSC) y Fred Pollitz, del Servicio de Estudios Geológicos, ambos en EE.UU.
“Ahora nos damos cuenta de que la deformación de la placa entre ambos países puede originar terremotos monstruosos de una magnitud nunca registrada antes”, ha añadido Delescluse.
Según los investigadores, aunque todavía no existe una frontera clara que divida a la placa, posiblemente surgirá entre el oeste de Sumatra y el sudeste de la India.
A LA ESPERA DE GRANDES TERREMOTOS.
El primer terremoto de Sumatra se sintió desde la India hasta Australia, incluido el sur y sudeste asiáticos, fue provocado por la aparición de al menos cuatro grietas en la placa en tan sólo 160 segundos, y fue seguido, dos horas después, por un segundo seísmo, de 8,2 grados.
En los seis días siguientes a ambos terremotos, el número de seísmos en la región con magnitudes superiores a 5,5 grados se multiplicó por cinco, y llegaron a producirse hasta a 1.500 kilómetros del epicentro de los dos primeros seísmos.
“Nunca habíamos visto un terremoto como este. Es parte de la ruptura desordenada de una placa. Es un proceso geológico que llevará millones de años hasta que se forme la nueva frontera y, probablemente, requerirá miles de terremotos de similares magnitudes para que eso suceda”, ha explicado el sismólogo Keith Koper, coautor de uno de los artículos científicos.
Los terremotos de Sumatra, considerados algo excepcional y un gran acontecimiento en la historia geológica de la Tierra, obedecieron a cuatro fracturas dentro de la placa Indoaustraliana, tres de ellas paralelas entre sí y una cuarta perpendicular, y originaron lo que los expertos denominan desgarros de placa.
“El del 11 de abril de 2012 es probablemente el mayor terremoto de desgarre que se ha registrado con sismógrafos”, según los investigadores de la UCSC, autores de uno de los tres artículos.
La litosfera terrestre, la capa superficial de la Tierra sólida de unos 100 kilómetros de espesor que incluye la corteza y la parte superior del manto, está dividida en una docena de enormes bloques rígidos de distintos tamaños y formas que descansan sobre el manto terrestre, la capa del planeta que se encuentra entre la corteza y el núcleo semifluido.
Estas placas tectónicas no permanecen inalterables y quietas en la misma posición, sino que se van desplazando, chocando entre sí, separándose, montándose una sobre otra, deslizándose en sus bordes, deformándose y originando cordilleras montañosas.
Cuando uno de estos colosales bloques de la litosfera está presionando sobre otro, se van acumulando tensiones que, en un momento dado, se liberan violentamente provocando grandes terremotos. Las regiones del globo donde suceden estos procesos dinámicos en las fronteras entre placas tectónicas, como la falla de San José en California, son más propensas a sufrir seísmos.
A lo largo de millones de años, los desplazamientos y desgarros de las placas tectónicas, van modificando la geografía del globo.
¡SUPERCONTINENTE A LA VISTA!.
De acuerdo al geofísico francés, Xavier Le Pichon, quien describió por primera vez la tectónica de placas en 1967 ”la corteza terrestre es un puzzle de una docena de enormes placas silíceas cuyos bordes se rozan, frotan, empujan y cuelan unos bajo los otros”.
Cada placa tiene unos cien kilómetros de grosor y sus partes superiores, emergidas sobre los océanos, son los continentes.
Debajo de esos bloques rígidos hay silicatos fundidos, y más abajo aún, en el núcleo terrestre, hierro y níquel fundidos y sometidos a colosales temperaturas y presiones.
Según Le Pichon, en el fondo atlántico, la placas americana y africana se separan, haciendo que Europa y América se separen diez centímetros al año, mientras que la placa del Pacífico se sumerge bajo Japón, 9,5 centímetros al año y cada siglo pasan por debajo la isla nueve metros y medio de placa.
“Los continentes hoy separados, se desplazan inexorablemente. En el pasado formaron un solo continente, Pangea, hasta cinco veces, la última de ellas, hace 200 millones de años, y volverán a estar juntos dentro de 100 millones de años”, según el geofísico.
Han pasado alrededor de 1.800 millones de años desde que se formó el primer supercontinente, Nuna, al que siguieron Rodinia y Pangea, la última gran masa de tierra con centro en el África actual y que con el tiempo y la acción de las placas tectónicas conformó las cinco masas continentales actuales.
Según calculan científicos estadounidenses, el próximo supercontinente surgirá de la unión de América y Asia por el norte. Será una gran masa de tierra que podría formarse dentro de unos 50 o 200 millones de años y ha sido bautizada Amasia, según aparece en otra investigación publicada en ‘Nature’.
Los actuales continentes americano y asiático se unirán por el Polo Norte, mediante una cordillera montañosa que permitirá cruzar de Alaska a Siberia y viceversa, según los expertos de la Facultad de Geología y Geofísica de la Universidad de Yale (YU, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos.
América permanecerá situada sobre el llamado “anillo de fuego del Pacífico”, una zona de intensa actividad sísmica y volcánica, pero su orografía cambiará radicalmente porque la atracción hacia el Polo fusionará América del Sur con el Norte.
Este desplazamiento provocará a su vez la desaparición del océano Ártico y del mar Caribe, ha explicado el geólogo Ross Mitchell, de la YU, uno de los autores del artículo.