La tras escena de las mil historias de la FILBo

Para muchos, llegar hasta un libro, oír una conferencia o encontrar un pabellón puede ser una odisea. Para que esto fuera simple y placentero, un grupo de personas investigó, comunicó y propuso líneas de recorrido.

En la ciudad de Cnosos, en la isla de Creta, vive Asterión, un ser híbrido y antropófago con cuerpo de hombre y cabeza de toro. Periódicamente son enviados allí un grupo de jóvenes y doncellas que vagan por el laberinto, diseñado por Dédalo, hasta que el monstruo los encuentra y se alimenta con ellos. Teseo pide ir al laberinto a matarlo y hacia allí se embarca desde Atenas. Ariadna, la hija del Rey Minos, al verlo, se enamora de él y decide ayudarlo a matar al Minotauro, su hermano, a cambio de que se case con ella y la lleve con él. Teseo acepta y ella le da un ovillo de hilo que lo ayudará a salir del laberinto. El hilo de Ariadna, como las migas de pan de Hansel y Gretel, es el mecanismo simple por el cual el héroe se orienta en el universo enredado del laberinto, salvado por el amor.

Para el usuario de la FILBo, entre tantos stands, presentaciones de libros, charlas, conferencias y alrededor de 1500 actividades, recorrerla y aprovecharla pudo ser por lo menos engorroso. Para paliar esta complejidad existe el equipo de prensa que “básicamente lo que hace es buscar canales para potenciar los mensajes de un evento. Es decirle al usuario ‘vea, aquí hay una programación que le puede servir a usted’. Hay cientos de expositores y todos necesitan visibilidad”, dice Christian Mosquera, del equipo de prensa de la FILBo.

La Feria del Libro, a diferencia de otros eventos, requiere una especialización. “Corferias une todos los sectores de la economía nacional. En un momento estás redactando de literatura, luego estás redactando lo que sucede en el sector agropecuario. Las ferias masivas como la del Libro requieren un grupo más grande de prensa y es completamente diferente al trabajo que se hace en una feria especializada que dura tres días. El trabajo con los medios cambia muchísimo. Incluso, a veces parece que faltaran manos”, dice Jenny González, directora de prensa de Corferias.

En un evento, que mueve cientos de pequeñas empresas y una industria editorial, el equipo está encabezado por el jefe de prensa, un personaje experto en literatura que normalmente es escritor. Por segundo año, esta responsabilidad recayó sobre los hombros de Enrique Patiño, quien ya había trabajado con Perú hace tres años. Al respecto dice “La calidad de la FILBo es tan grande y los autores son tan buenos que hay que leerlos con antelación y saber de ellos para poder contárselo a los medios y enamorarlos de sus propuestas. Luego, hay que hacer enfoques innovadores, adaptar el lenguaje a los tiempos modernos. Y escribir de manera atractiva para que la velocidad de la información de hoy no deje de lado la profundidad de los temas que abordamos. Es una feria que trabajamos en equipo, de la mano con la Cámara del Libro, Corferias y el equipo de FMC, para que tenga impacto nacional”.

Para desarrollar todo el material escrito, visual, audiovisual y radial, se contó con el soporte grandísimo de unos chicos estudiantes de últimos semestres de facultades de Comunicación Social y Periodismo de Uniminuto y de la Universidad de la Sabana, que se convirtieron este año en parte del equipo de prensa.

“Con ellos se dio una interacción y una sinergia supremamente bonita. Colaboraron al máximo con la mejor energía y estuvieron guiados por un grupo profesional que sabe perfectamente qué está pasando en la Feria y cuáles son los eventos clave que tenemos que divulgar. Los chicos han escrito de todo, desde lo económico y la literatura, actividades infantiles, lúdicas y hasta de cosas extrañas”, agrega Jenny González.

Una de las periodistas integrante del equipo de prensa y profesora de varios de los alumnos que participaron de la FILBo, Elizabeth Jiménez, se emociona: “Llevo casi dos décadas como reportera y esta ha sido una de las experiencias más felices de mi vida profesional y personal. No solo he descubierto los talentos y las capacidades profesionales de estos jóvenes periodistas, sino que los considero seres superiores porque superan con mayor facilidad, con naturalidad, el mayor lastre del ser humano, que es el ego. Todos trabajaron, compartieron y se apoyaron como si se conocieran de toda la vida”.

“También hay que considerar a los promotores de cada editorial, que trabajan para que todo salga bien y fluya. Es, de alguna manera, nuestro mismo trabajo, pero hecho desde el tú a tú en cada stand”, agrega Enrique Patiño. Pero algo es claro: sin el equipo de prensa, toda la feria hubiera sido un maremágnum de eventos y gente sin ton ni son. Organizar la información del evento es una tarea aparentemente imposible, pero al final podemos decir, como Teseo, que solo con el amor al trabajo y a los libros, pudimos transitar el laberinto de la FILBo.