Las campañas a elecciones locales han demostrado que la Unidad Nacional y su estrategia política no es tan sólida y monolítica como aparentaba serlo. Opinión
En teoría, la “unidad nacional” tendría su fecha de vencimiento en vísperas a la elección presidencial de 2018, por lo menos ese fue el mensaje que hace ya varios días soltó el partido Liberal para significar que el matrimonio llegaría a su fin, porque el trapo rojo siente que está listo para agitarse y volver a tener presidente del color de la colectividad. Sin anunciarlo pero ya en el partidor y calentando, el máximo dirigente de Cambio Radical tiene viabilidad jurídica y hasta ahora política para izar la bandera de su propio partido con el mismo propósito. Con dos de los tres partidos de la “unidad nacional” asumiendo candidaturas propias para las próximas presidenciales es clara y obvia en prospectiva su fecha de vencimiento. Sin embargo, con ocasión de las elecciones regionales de este año, pareciera que la ruptura de la llamada unidad está mas próxima de lo que se tenía calculado.
Es cierto que la dinámica de las elecciones regionales es diferente a la de una elección presidencial, pero en teoría, se cree en la existencia de un pacto tácito entre el Partido de la U, Cambio Radical y el Partido Liberal para acompañarse en solidaridad de cuerpo mantenerse y llevar la unidad sólida a octubre para enfrentar a Álvaro Uribe y al Centro Democrático por cada alcaldía y gobernación. Sin embargo, a lo largo del país se ha notado un comportamiento contrario a dicho pacto, en donde cada partido está mostrándose los dientes sin pudor, tanto, que pareciera mas fiera la disputa entre los partidos de unidad que con el mismo Centro Democrático.
En Bogotá por ejemplo, ha sido Cambio Radical la colectividad rebelde al liderar lo que han denominado #EquipoPorBogotá, una pista lista y preparada con cara de movimiento ciudadano, armado para el arribo de Enrique Peñalosa. Igualmente, el Partido Liberal ha tenido la misma conducta incluso en ciudades catalogadas como de alto valor para la “unidad nacional”, como puede ser Medellín. Entre tanto, en las todas del Partido de la U ven con preocupación que de mantenerse un clima de división no queda mas que llamar al orden a sus propias filas, e ir con músculo propio a un desgaste de mayor inversión o incurrir en movimientos antes impensables como la voltereta a favor de Angelino Garzón en Cali.
A lo anterior, súmele el fenómeno de la multiplicación de las firmas y así obtendrá un coctel ideal para ser aprovechado por el contrario. Así como van las cosas, la “unidad nacional” se va a terminar mordiendo la cola. Por querer armar una avanzada con miras a las próximas elecciones presidenciales, cada partido quiere dejar armada su estructura regional que le permita tener un plante para arrancar la carrera por la Casa de Nariño, así lo único que conseguirán es abrir la posibilidad para que en unas especiales circunstancias el Centro Democrático aproveche, haga fiesta y ponga la bandera incluso, en puntos que hoy no existen en su propio mapa.
Y el partido Conservador? bien gracias!
P.D. En mis años de oficio como manager de políticos, siempre le he aconsejado a mis clientes que aun bajo su inminente candidatura, la nieguen sistemáticamente hasta el último momento posible. El procurador está lejos de ser cliente mío…pero Alejandro Ordoñez tiene muy bien aprendida la lección.