A través de una carta que contiene la firma del cardenal Rubén Salazar Gómez, presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana, la institución religiosa se pronunció nuevamente sobre el abuso sexual del que fueron víctimas cuatro niños en Cali.
Aunque en la misiva el cardenal es enfático en asegurar que el catolicismo rechaza este delito al que califica de “atroz crimen contra la humanidad, no se acepta la responsabilidad explícita por los casos que tienen en problemas a varios sacerdotes, como el de la Arquidiócesis de la capital del Valle. La directora del ICBF, Cristina Plazas, había pedido que se pronunciaran sobre dicha situación en particular a través de otra comunicación.
Salazar afirma que la Iglesia asume clara y lealmente la consigna “cero tolerancia” ante cualquier caso que sea denunciando ante los delegados de protección de menores y a tomar todas las medidas para que los responsables sean castigados tanto canónica como civilmente. “Si se comprueba el abuso, un sacerdote jamás podrá volver a ejercer su ministerio. Estamos comprometidos en renovar todo empeño para que estas atrocidades no vuelvan a suceder entre nosotros”, asegura el religioso.
La justicia colombiana en dos instancias confirmó que el sacerdote William Mazo violó a cuatro niños menores de edad, por lo que fue condenado a 33 años de prisión. Una vez se dio esta sentencia, las familias de las víctimas iniciaron un incidente de reparación, en el que ahora la Arquidiócesis de Cali envió un concepto diciendo que los padres de los niños tienen culpa en el abuso sexual del que fueron objeto sus hijos.