Hay muchas ciudades como París o Venecia, que se disputan el título de ciudad del amor, pero hay lugares que lo llevan escrito en sus calles, plazas, parques o lagos. Del callejón del Beso en Guanajuato al parque del Amor en Lima o el puente de los Enamorados en Bogotá, un itinerario para un gran San Valentín.
Un recorrido por los lugares más tiernos para pasear tomados de la mano puede comenzar por la zona antigua de la ciudad mexicana de Guanajuato, donde los callejones son tan estrechos que los balcones de las casas casi se tocan y los paseantes deben hacer turno para poder transitar por ellos.
Uno de esos callejones es parada obligada para los enamorados que quieran un amor sin fin. En el romántico callejón del Beso se dice que si las parejas se besan en su tercer escalón tendrán siete años de amor. Y es que contarán con la bendición de doña Carmen y don Luis, los protagonista de la leyenda que da vida a este lugar. Ambos enamorados, embarcados en un amor prohibido por sus familias, podían verse de balcón a balcón, pues entre ambos solo hay 68 centímetros de separación, pero los amantes fueron descubiertos por el padre de ella y la relación terminó en tragedia.
Y de cerrados callejones a lugares más abiertos, donde dar rienda suelta al amor a lo grande. Muchas son las ciudades donde existe un puente de los enamorados, quizás no porque lo lleven en su nombre sino porque así lo ha denominado la gente del lugar.
De madera y con unas alegres barandillas pintadas de rojo, azul y amarillo, el puente de los Enamorados une la ciudad colombiana de Providencia con la isla de Santa Catalina y es el lugar elegido por muchas parejas para contemplar unas bellísimas puestas de sol con un mar de intensos colores a sus pies.
Pero, el autor italiano Federico Moccia y su novela “Tengo ganas de ti” (2006), versión cinematográfica incluida, han conseguido que casi cualquier puente sea una señal de amor eterno en todo mundo. Moccia relata como los protagonistas de su historia sellan su compromiso con un candado en el puente Milvio, uno de los que cruza el río Tíber a su paso por Roma.
Ese gesto de amor prendió rápidamente entre los adolescentes de medio mundo que durante años se han dedicado a abarrotar de candados todo puente disponible, creando situaciones increíbles como la vivida en el puente Milvio, donde una de sus farolas apenas si podía verse bajo una ristra de candados, cuyo peso hizo que la luminaria cediese y acabase en el río.
Pero el Ayuntamiento de Roma decidió en septiembre del año pasado poner fin a la romántica costumbre y retiró de manera definitiva cientos de candados, ahora habrá que esperar a comprobar si los amores vinculados a esos candados resisten.
Uno de los puentes junto a los que más fotografías se hacen los enamoradas en el de “los Suspiros” de Venecia, que en realidad se trata de una bella pasarela entre dos edificios y cuya historia real tiene poco que ver con historias de amor. El puente del siglo XVII une el Palacio Ducal con los calabozos de la antigua prisión de la Inquisición y los suspiros que en él se oían eran los de los condenados a muerte.
En Lima, el viajero enamorado tiene que hacer un alto obligado en el parque del Amor del barrio de Miraflores, que fue inaugurado el 14 de febrero de 1993 al lado del puente Villena Rey, que las parejas frecuentan para disfrutar del atardecer.
Este hermoso parque tiene en su parte central un gran escultura dedicada al amor, llamada “El Beso”, de doce metros de largo por tres de alto y situada sobre una peana. La escultura representa a dos jóvenes enamorados besándose, obra del artista peruano Víctor Delfín. Además de esta escultura, el parque está bordeado de un muro de perfil ondulante en el que se pueden leer frases de poetas peruanos dedicadas al amor como “mi recuerdo es mas fuerte que tu olvido” de Carlos A. Salaverry; “amor gran laberinto” de Sebastian Salazar Bondy o “Te desvisto como quien pela una fruta” de Jorge Díaz Herrera
Con una preciosa vista sobre el océano Pacífico, este parque es el lugar elegido por muchas parejas de recién casados para sellar su amor y el día de San Valentín se realiza el concurso del “beso más largo”.
En una de las ciudades más bellas de Europa, Brujas (Bélgica) el amor también ha dado nombre a un lago el Minnewater (lago del amor), sobre el que se cuenta una leyenda.
Una joven llamada Minna estaba enamorada de Morin, pero su padre se oponía a relación, por lo que ella decidió huir y refugiarse en la zona del lago, donde su enamorado la encontró justo antes de que muriese. El joven loco de dolor creó una presa para secar el río y enterró a Minna para luego hacer que el agua volviera a correr y tapara el cuerpo de su amada para siempre. La tradición manda que las parejas que pasean por el puente del lago se paren un momento y formulen un deseo.
Y nada mejor para acabar este viaje que una isla en forma de corazón, Galesnjak, en Croacia, aunque rebautizada como “isla del amor”, está deshabitada, tiene 500 metros de diámetro y pertenece al empresario Vlado Juresko.
El empresario se propuso hacer de ese sitio el lugar ideal para celebrar el día de San Valentín, una iniciativa respaldada con la visita de algunas parejas, pero que tiene en su contra, entre otros motivos, la falta de infraestructuras y el fuerte viento que sopla habitualmente en la región.
Con su caprichosa forma, la isla del amor parece ser una invitación a disfrutar de un San Valentín aislados del mundo en brazos de nuestra pareja.
Carmen Rodríguez.
Efe-Reportajes.