El equipo de Manizales, que hace unos años contaba millones por venta de jugadores y participaciones internacionales, hoy no tiene con qué pagar la nómina.
El Once alcanzó a amasar fortunas. Por sus manos pasaron en 1999, US$5,5 millones de la venta por un solo jugador, Edwin Congo, al Real Madrid, hasta ese momento la transacción más alta hecha en el fútbol colombiano. Cuentas escuetas indican que el equipo blanco de Manizales logró tener en ingresos no menos de US$10 millones cuando fue el flamante campeón de la Copa de Libertadores de América en 2004.
Era el equipo de mostrar y sus dirigentes emergieron como empresarios del fútbol elogiados por el mismo ex presidente Álvaro Uribe, en ese entonces y en un momento en que las cifras de algunos clubes del país ya empezaban a mostrar números en rojo.
Pero hay más. Las estadísticas del fútbol señalan que fue el Once Caldas el equipo en Colombia más ganador y exitoso en la última década, pero esos resultados en las canchas (que incluyen una Copa Libertadores y 3 campeonatos locales ganados) no se ven hoy en las cuentas.
El blanco pasó de las mieles de la riqueza, a la angustia del fantasma de la liquidación, una casi quiebra que, según periodistas deportivos manizaleños, encierra malos manejos administrativos de los directivos y alguno que otro se atreve a decir maniobras “dudosas” con las finanzas del equipo.
Y aunque esto último no pasa de las palabras y rumores, lo cierto es que el Once Caldas vive hoy una realidad amarga. Del caso empresarial exitoso, expuesto incluso, por quien era presidente del club, Jairo Quintero (hoy representante a la Cámara por Caldas), en pleno congreso de Confecámaras, pasó a la amenaza de perder el reconocimiento deportivo por el atraso en el pago de salarios a jugadores y a tener que acudir a un acuerdo de reorganización, que admitió la Superintendencia de Sociedades hace unos días, para evadir una quiebra segura.
Una deuda con la Dian, que hoy suma cerca de $15.000 millones y que por día cobra, sólo en intereses, $3 millones, es entre otros uno de los detonantes de la debacle.
Lo paradójico es que ese pasivo, surgió del negocio exitoso de Congo, en el que no se habría declarado la totalidad de lo que le ingresó al equipo por la transacción, presuntamente, por una mala asesoría.
“Han sido aficionados administrando el equipo y seguramente hay gente que tiene capacidad, pero el fútbol es una empresa y no es tan fácil manejarlo como podría pensarse. Se cometieron errores administrativos y lo de la Dian es el detonante para buscar un acuerdo de reorganización”, señala el editor de Deportes del Diario La Patria, Osvaldo Hernández.
En este asunto del Once Caldas, es inevitable no hacer cuentas y éstas señalan que sin el lío de la Dian, que entre otras cosas obliga a pagar un fallo del Consejo de Estado, el equipo podría operar sin mayores inconvenientes.
Y la muestra está en que sólo con la venta de dos jugadores al Atlético Nacional, por los que recibió US$1,8 millones, el Once alcanzaba utilidades operacionales. De hecho es uno de los equipos que más jugadores vende en Colombia. “Si se suman los últimos dos años hemos vendido unos US$ 6 millones”, dice el actual presidente del equipo, José Manuel López.
Pero esto frente a los saldos en rojo se queda corto. La deuda con la Dian es el 64% del total de un pasivo que asciende a $23.440 millones, según reporte de la Supersociedades, frente a unos activos de $16.800 millones, cifras que arrojan un patrimonio negativo por $6.640 millones.
López, no quiere poner el espejo retrovisor y aunque elude la pregunta si hubo o no malos manejos, lo que aspira es a negociar la deuda con la Dian a 20 años. El Once tenía (hasta el jueves pasado) salarios atrasados con jugadores de dos meses y medio. “Tenemos claro que debemos pagar las deudas y ganar en el campo de juego”, dijo.