Las disputas que pusieron en el ojo del huracán a Peñalosa: Primera Parte

La Registraduría reveló a la opinión pública que ya son 4 los comités inscritos para revocar el mandato de Enrique Peñalosa. A un año de haber sido elegido Alcalde de Bogotá, el burgomaestre ha generado molestias profundas en la ciudadanía por diversas índoles, entre las que cabe mencionar la decisión de abandonar el metro subterráneo y hacerlo elevado cubriendo una línea que iría entre Bosa y la calle 127; o la decisión de privatizar el 20% de las acciones de la Empresa de Energía de Bogotá para apalancar proyectos urbanísticos; también la urbanización de gran parte de la reserva Van Der Hammen al norte de la capital; y finalmente la venta de la ETB para, según éste, obtener recursos por más de $2 billones que podrían utilizarse en inversión social.

En general los voceros de los diferentes comités ciudadanos argumentan que la continuidad del mandatario representa daños irreparables para Bogotá. Existen, de acuerdo con estos, decisiones que no tendrían reversa, como la venta de la ETB, la construcción de proyectos inmobiliarios en la reserva Thomas Van der Hammen y el cambio de un metro subterráneo por uno elevado.

Pero ¿qué tan perjudiciales son las decisiones que ha tomado Enrique Peñalosa durante su primer año de gobierno? Confidencial Colombia quiso confrontar los argumentos entre antagonistas sobre estos 4 temas cardinales que tienen en jaque dicha administración.

¿Es o no reserva la Van Der Hammen?


¡La Reserva no es un bosque! Es el principal argumento que despacha la administración Peñalosa. Afirman que aunque la reserva está constituida legalmente, en la práctica en las1.395 hectáreasno existen bosques. La administración calcula que sólo 8 % de las hectáreas es arboleda.

Peñalosa ha asegurado que hay que preparar a Bogotá para el momento en el que la ciudad tenga 3 millones de habitantes más, que será en los próximos 40 años. El crecimiento de la capital debe ser compacto con el propósito de preservar las áreas verdes de la sabana; para esto plantea la construcción de ‘ciudad paz’ el mega proyecto de vivienda que abarcaría 18.000 hectáreas distribuidas por toda la capital. ‘Ciudad norte’ (que sería el complejo urbanístico del sector del norte de Bogotá) ocuparía una extensión de 1.395 hectáreas que se ubicaría en una zona declarada como reserva natural, para lo que Peñalosa ha solicitado aprobación por parte de la Corporación Autónoma Regional para llevar a cabo la construcción, argumentando que dicha reserva no cumple con ninguna función de protección ambiental.

“La reserva Van Der Hammen se hizo para evitar el crecimiento de la ciudad, para evitar la conurbación. Los terrenos que allí se protegen son iguales a los terrenos de cualquier parte de la sabana de Bogotá”, ha afirmado.

Mientras que los ambientalistas y los defensores de la reserva consideran como una conquista que se haya logrado institucionalizar, delimitar el trazado y definir un plan de manejo ambiental, con usos restringidos, de una zona de 1.395 hectáreas en el norte, que consideran el último pulmón de Bogotá.

Su argumento indica que esa franja de tierra permite conectar ecosistemas que hoy están dispersos y garantizar su supervivencia, pues a través de esa conectividad se asegura el flujo del agua, especialmente en época de lluvia, entre los cerros orientales y el río Bogotá. También garantiza el paso de la fauna acuática y terrestre.

“Reserva, como su nombre lo indica, son aquellos terrenos que por sus valores existentes y su potencial hacia el futuro se reservan de usos que la puedan deteriorar para constituir condiciones totales de protección ambiental”, advierte María Mercedes Maldonado, exsecretaria de Hábitat.

¿Era necesaria la enajenación de la EEB?


De acuerdo con la administración de Bogotá, son varios los motivos por los cuales el alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, le pidió al Concejo aprobar la democratización del 20%. Pero el más importante es que para ellos a una empresa pública le va mejor si tiene accionistas privados. Porque con la participación de los privados se puede tener una junta directiva más estable, que piense en los intereses de la empresa y no en los del gobierno de turno. Es el mejor de los mundos para una empresa de las características de la EEB: de un lado, un importante componente público para tomar decisiones que no afecten a los bogotanos, y de otro lado un importante ingrediente privado para garantizar que la empresa siga dando dividendos para Bogotá.

Además que con los recursos, indican, se podrá construir un moderno sistema de trolebuses (buses movidos con electricidad) en la vía del ferrocarril que iría desde Soacha hasta bien al norte. No solo servirá para mover más rápido a cientos de miles de bogotanos, sino que ayudará a que el aire de todos sea más limpio. De acuerdo con los cálculos la construcción de los proyectos generará en el año pico 114.290 empleos. Eso significa, darle empleo a casi 1 de cada 3 bogotanos hoy desempleados.

Peñalosa ha asegurado que “Bogotá está atrasada 50 años en la construcción de obras de entrada y salida de la ciudad. Esta es una de las razones que genera mayores trancones y además –muy grave- frena el desarrollo económico. Gracias a la democratización de la EEB podremos apalancar el financiamiento de vías muy estratégicas que entran y salen de la ciudad como la ALO o la ampliación de la 13”.

Aunque la Alcaldía justifica el negocio en los beneficios que recibirá la ciudad con las nuevas obras de infraestructura como “mejores vías, incrementos en el PIB de la ciudad y mejor calidad de vida para sus habitantes”, otros consideran que sería perjudicial para la EEB y que se pudieron haber explorado otras alternativas que no comprometieran activos del Distrito que han demostrado ser rentables. (Lea: Peñalosa: “$49 de cada $100 serán para movilidad”)

A Ricardo Roa, quien fue presidente de la compañía hasta enero, cuando llegó Peñalosa, el anuncio lo sorprende por dos razones: primera, porque la EEB había definido un plan estratégico de largo plazo que establecía, por ejemplo, la incursión en México y en países de Centroamérica y Suramérica donde no tiene presencia. “Con la enajenación se reducirá ese plan de inversiones, ya que los proyectos que están en ejecución son cercanos al millón de dólares. Esa estrategia, entonces, queda en el limbo”. (Lea: Demandan millonario negocio de la Empresa de Energía de Bogotá)

El segundo motivo de su sorpresa es que, a su juicio, la pretensión de vender ese 20 % para financiar vías significa renunciar a los beneficios de un flujo constante de dinero producto de las utilidades a cambio de obtener recursos en el corto plazo. “Estamos volviendo esto la caja menor del Distrito para suplir necesidades en movilidad, pero perdiendo parte importante del negocio, que es ese 20 %”, añadió Roa. “Un crédito hubiera sido una alternativa”.

*Espere la segunda parte de este especial en nuestra edición de mañana*