Unos 500 fotógrafos de 17 países han captado con sus cámaras las pasiones contemporáneas y las exhiben en el XVII Festival de la Luz, una de las muestras fotográficas más ambiciosas de América Latina.
Maestros de la talla del húngaro André Kertész y la argentina Sara Facio, a quien se homenajea en el año de su octogésimo aniversario con una amplia retrospectiva, compartirán protagonismo con fotógrafos noveles en esta cita bianual que se prolongará hasta finales de septiembre.
“Uno de los objetivos es sacar a la luz a jóvenes artistas, pero también es que el público pueda disfrutar y aprender de grandes fotógrafos como Facio, que por ejemplo ha convertido en emblemáticas fotos de Borges, Cortázar y otros grandes escritores latinoamericanos”, explica a Efe la directora del Festival, Elda Harrington.
El hilo conductor de esta edición es la pasión, ese sentimiento “irracional, humano y genuino”, que “suele ser responsable de los mejores momentos de nuestras vidas y en otros es el culpable de actos impensados de locura y muerte”, subraya Harrington.
La especialista confiesa que cuando decidieron el lema pensaban “que el amor iba a ser predominante”, pero se llevaron una sorpresa, ya que “las pasiones contemporáneas más fotografiadas han sido el deporte y la religión”.
El amor, aunque sin el protagonismo esperado, se abre camino en forma de “arrebato, espejismo, ternura o erotismo” a través de las miradas de Mariana Lerner o Viktoria Sorochinsky, entre otros, ya sea “en la solidez de un vínculo construido a lo largo del tiempo o en la sencillez y fugacidad de lo escrito en la pared”, apunta la directora artística, Silvia Mangialardi.
A diferencia de la última edición, en 2010, en la que artistas europeos y latinoamericanos exhibieron distintas miradas sobre el tema de la inmigración, Harrington remarca el carácter “universal” de la pasión, aunque reconoce que “el fanatismo de argentinos y brasileños por el fútbol es extremo”, tal y como reflejan los fotógrafos locales Alejandro Lypszic y Germán Sánchez Granel.
Entre la multitud de obras seleccionadas, destaca el trabajo del suizo Christian Lutz, que “retrató el deseo de poder, visto desde su propio centro” y las miradas centradas en la “pasión por la tecnología” de la francesa Catherine Balet y el español Max de Esteban.
De Esteban confiesa que su proyecto quiere mostrar “las consecuencias de la adopción acelerada de nuevas tecnologías y formatos en el arte” y por eso “exhibe imágenes de productos tecnológicos obsoletos, que transmiten sensaciones ambiguas, clínicas, de rayos X, mortuorias; testimonios forenses de existencias pasadas”.
La presencia española en el festival se completa con la participación de los comisarios Paco Salinas y Claudi Carreras en el Foro Internacional de Portfolios 2012, destinado a fotógrafos emergentes que deseen aumentar la difusión de sus obras.
Harrington, al frente del Festival de la Luz desde su primera edición, en 1989, se muestra orgullosa también de “acercar al público argentino” el trabajo de fotógrafos rusos, entre las que sobresale la dedicada al sitio de Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial, reflejo del más cruel “fanatismo bélico”.
El festival está organizado por la Fundación Luz Austral, con el auspicio de los departamentos de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires y de varias provincias del interior del país.
De forma paralela a las exhibiciones artísticas, esta decimoséptima edición incluye talleres y proyecciones y convoca durante los fines de semana de julio y agosto a todos los aficionados a ser “fotógrafos por un rato” y tomar instantáneas de besos y abrazos que rememoren las tórridas escenas de amor captadas por el cine y la fotografía clásica.