Las reflexiones santas de Fernando Maldonado

Diez años después de su trabajo mancomunado “La Virgen del Pollo”, Fernando Maldonado y Angel Beccassino se reúnen de nuevo en la Galería LGM Arte Internacional, para realizar una serie de reflexiones en torno a las creencias populares y la fe.

Reflexiones Santas de Fernando Maldonado son un híbrido nacido de los mecanismos de la fe religiosa y el arte. Las simetrías son sorprendentes y obedecen al mismo vació de significado que desencadena la creencia en lo sobrenatural.

Por ello ha decidido plasmar en sus lienzos Papas, quienes en el cristianismo son el máximo mediador entre dios y el género humano. Sin embargo, aunque su investidura se remonta al origen mismo de esta religión, este personaje a diferencia de Cristo, es un humano sin mayor merito que el de haber sido elegido por sus congéneres. Su condición humana es una paradoja, su propia cruz. Habrá de afrontar días tras la tarea de administrar los bienes materiales e inmateriales de la iglesia, intentando no perder la fe de los creyentes en la existencia de otra vida más allá de la muerte.

Confidencial Colombia habló con Fernando Maldonado sobre los orígenes de estas obras.

Confidencial Colombia: ¿Cómo nace Reflexiones Santas?

Fernando Maldonado: Llevo un año con la serie de los papas, y me encontré con Angel Beccassino con quien ya habíamos hecho otros proyectos con temas paralelos entre religión y arte, así que Ángel me dijo: “montemos un proyecto nuevo. ¿Tú qué tienes? A lo que yo respondí: “estoy justamente tratando una serie sobre papas”…

C.C: ¿De dónde su surge su inquietud artística por los Papas?

F.M: Surge de varias fuentes, la primera de ellas es muy pictórica. En la tradición de la pintura occidental uno de los grandes artistas que tomó este tema fue Velázquez, él ha sido uno de mis referentes pictóricos a lo largo de toda la vida, así que por un lado dije: “quiero retomar a Velázquez.

Pero no para ahí la cosa, Velázquez fue retomado por Bacon, obviamente los Papas de este artista son monstruosos, misteriosos, pero hay una línea que conduce de Velásquez a Bacon y yo quería retomarla a mí manera.

Por otro lado, en el que el arte y la religión comienzan a crear un paralelismo, entonces dije: “el Papa es la máxima figura del cristianismo, que es la religión oficial nuestra, así que sería extraordinario poder hacer que ese Papa tuviese una significación distinta retomándolo, pintándolo, pero a la manera que lo haría yo, en mis escenarios, con mis elementos que son una mezcla de simbolismo y onirismo…

C.C: Usted afirma que: “La visión de las obras correspondientes a otros años alimenta la comprensión de las recientes”, aparte de La virgen del Pollo, ¿qué otro trabajo suyo influenció Reflexiones Santas?

F.M: Todo influye, mí pintura siempre ha estado ligada con lo metafísico, para mí está muy cerca a ser una especie de sublimación, de catarsis. Freud había planteado que la pintura era una sublimación de deseos reprimidos, y efectivamente el arte juega un rol que encaja perfectamente con esa definición. En la pintura puedes reconstruir el mundo a tu manera, bajos tus propias leyes los muertos vuelven a aparecer con vida, cambian de forma, mezclan espacios y tiempos.

Eso puede suceder con temas completamente metafísicos como la religión y eso siempre me ha atraído, me ha atraído el ¿por qué la gente cree en algo?, ¿cuál ha sido el mecanismo que ha desencadenado eso? y ¿por qué es tan importante para los humanos tener la posibilidad de sentir que la existencia es algo más que lo que estamos viviendo?, querer creer que hay algo después cuando uno muere, eso me parece uno de los asuntos más inquietantes y más obsesivos.


C.C: ¿Desde cuándo este ha sido un tema obsesivo?

F.M: Yo dejé de creer con la muerte de mi hermano mayor. Yo no me acuerdo de él físicamente pero sé que era mi hermano, era vital, fuerte bello… y a los diez años en un accidente murió. Yo crecí con esa ausencia y a partir de ahí me marcó el no poder explicar por qué no estaba aquí y tener que entender a la fuerza que nunca más lo podría volver a ver, eso fue una ruptura, una fractura… Así que desde los cinco ó seis años, se convirtió en una obsesión muy fuerte, tratar de percibir por qué había pasado eso.

La absurdidad comenzó a entrar por esa vía y desde entonces no me ha abandonado nunca.

C.C: ¿A dónde lo ha conducido esto?

F.M: Eso me ha llevado a colocarme en el escenario último y el escenario último en los humanos es cuando verdaderamente se enfrenta al vacío y ve cara lo que Freud llama el instinto de muerte, el vacío, no hay nada más ¿entonces a qué te vas a agarrar? La mayoría de nosotros se devuelve, intenta creer que esto no es todo, que cambiamos de apariencia o nos volvemos una energía o terminamos en un universo paralelo, todos queremos creer eso, pero es muy difícil sustentar una idea que a todas luces es bastante simple… es como seguir creyendo en Santa ó el niño dios, no hay mucha diferencia.

C.C: ¿Usted es religioso?

F.M: No, cuando te metes en esto es casi una paradoja, porque terminas tan obsesionado con el tema que pareces un místico. Todo lo contrario, en esta etapa de la vida siento que los griegos ya lo habían explicado muy bien “la muerte no es nada, porque cuando ella está nosotros no estamos y viceversa” es lo más lucido que he leído al respecto, no hay de qué preocuparse, mientras estés vivo has todo lo que tengas que hacer, después tú ya no estás y es la muerte la que domina ese vació. Hablar de prolongaciones y esas cosas para mí es muy ingenuo, creer en eso es casi un deseo casi infantil.

C.C: Usted también afirma que sus procedimientos se inician centrando la atención en su experiencia interior ¿a qué se refiere con esto?

F.M: Con esa frase quiero decir que en el arte en general cada etapa se vuelve un peldaño que apoya lo que siguiente entonces, a medida que va uno exponiendo se va retroalimentando. Es una espiral a la manera de Heráclito, vuelves como en un círculo pero en otro nivel, muchos temas que estoy trabajando ahora ya los había tocado hace unos años, pero me alejé en otras direcciones y ahora volví, realmente uno se la pasa haciendo círculos en esa espiral ascendente del tiempo y el espacio, volver pero ya no eres el mismo.

C.C: Literariamente ¿quiénes han influenciado su obra?

F.M: Uno de los referentes más cercanos de lo que he hecho los últimos años son los escritos de algunos autores que e convierten casi en tu referente, te dan esa luz o por el contrario esa oscuridad… Uno de ellos es Borges, me parece que fue uno de los hombres más lucidos del siglo pasado, el otro es un escritor muy polémico y cuestionado, el famoso antropólogo Carlos Castaneda que fue el escritor de Las Enseñanzas De Don Juan.

C.C: ¿qué tan importante es la literatura en su obra?

F.M: En muchas ocasiones tres frases que se disparan al otro lado de tu mente te dan la solución, te abren la mente.

C.C: En Reflexiones Santas, por ejemplo, ¿cómo influyó la literatura?

F.M: De muchas maneras, por citar solo una, los papas tienen rasgos de lo que pudo ser Don Juan.

C.C: En el proceso creativo de reflexiones Santas ¿Qué nuevas inquietudes surgieron en el camino?

F.M: Creo que ya estaban planteadas desde antes, lo que hago es plantearlo con personajes nuevos.

La gente me decía claro, el papa, la pederastia, la corrupción de la iglesia, pero a mí me interesaba el Papa como humano, como hombre solitario. Muchas de las escenas que ves allí son ese personaje alejado del resto del mundo, metido en su propia burbuja que es la fe, por eso los artefactos de visión nocturna, intentado ver más allá, el perro es el símbolo de la fe de los feligreses ya debilitados, de todas maneras el personaje en un perfil más poético, más que político.

C.C Precisamente ¿qué significado tienen los perros?

F.M: Los perros son bastante anteriores, vienen desde los años 90’s, son un símbolo, en muchas tradiciones antiguas son guías del otro mundo. Por otro lado está hilado a mi propia emocionalidad y está referido a mi propia infancia, a la herencia de mis propios padres a la compasión.

Los perros siempre son perros callejeros, perros criollos y son perros que han aprendido a sobrevivir y esa manera de comportarse en el mundo me conmueve mucho, eso sumado con la carga simbólica…

C.C: ¿Disfruta pintando perros?

F.M: Pintar perros es una delicia, el pelaje, el color, las texturas, las posturas…

C.C: ¿Cuál es su experiencia con la pintura?

F.M: La pintura siempre será una experiencia en dos vías, por un lado está el tema en sí mismo que es muy literal. tú lo puedes leer e interpretar y por el otro lado está lo inexplicable de la pintura que es lo pictórico, la mancha, la textura, las armonías cromáticas y los blancos del habito del Papa, son elementos pictóricos muy atractivos

Ángel Beccassino y Fernando Maldonado, llegan para poner escena algunas miradas diferentes en su exposición ‘Entre Papas y Apóstoles Hambrientos, reflexiones santas’ en la Galería LGM Arte Internacional ubicada en la Carrera 13 #82-91. La muestra se puede visitar hasta el 7 abril, de lunes a viernes de 8:00 a.m. a 6:00 p.m.