Le Clézio se opone al uniculturismo Europeo

El escritor francés y premio Nobel de Literatura 2008, Jean-Marie Gustave Le Clézio, reconoció que el gran error de Europa es creer “que el uniculturalismo debe imponerse” sobre las demás visiones del mundo.

Le Clézio, que es el primer Nobel que participa en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo), hizo esta observación en un coloquio con el periodista Nelson Padilla en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán de la capital colombiana.

“En Europa hay ideas fijas, y no se dan cuenta de que la identidad es múltiple, es decir, no hay un francés típico, sino que cada ser humano es único y mezcla de tantas influencias”, comentó el novelista, quien pasó parte de su infancia en Nigeria y vivió durante cuatro año con una comunidad indígena en Panamá.

Como conocedor de la cultura occidental y de otras tradicionales que “no son bárbaras, sino civilizaciones distintas con más respeto por la naturaleza”, Le Clézio llamó a entender que “no hay separación entre los diferentes mundos, sino que es la misma humanidad”.

Y consideró que si no hubiera habido colonizadores en la historia y se hubieran respetado los pueblos aborígenes “no habría una sociedad muy diferente, pero sí tendría más capacidades para aceptar a los demás”.

El Nobel recordó su experiencia con el pueblo indígena Embera Wounaan, asentado en la costa del Pacífico en Panamá y en Colombia, a ambos lados de la selva del Darién, y recordó que esos cuatro años que compartió con ellos cambiaron profundamente su forma de ser y de escribir.

Y es que el autor de “La fiebre” y “El diluvio” atravesó en la década de los setenta del siglo pasado una crisis creativa que le llevó hasta Panamá y que marcó un antes y un después, pues su literatura abandonó la experimentación y el tormento hacia un mundo más luminoso.

“Yo creo que después de haber vivido en Panamá empecé a entender lo que podía añadir a mi escritura, y era otra dimensión. Como si pudiera plantear un desafío a la realidad”, dijo, al referirse a la forma de ser de los aborígenes, quienes “manejan indulgencia y compasión, simpatía con el mundo entero”.

“Cambié completamente y recibí verdaderas lecciones de escritura con las palabras de los cuenteros Embera”, recordó.

Cuarenta años después de su paso por Colombia, Le Clézio reconoció sentir “pesar” por el deterioro que ha dejado el conflicto armado durante medio siglo y “entusiasmo” por la expectativa de paz ante las negociaciones entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en La Habana.

“Hay que hablar y escribir para que la paz sea posible”, recomendó.