Canadá sacará sus cazas de la coalición internacional contra el Estado Islámico. Es la primera medida de un gobierno que promete deshacer las políticas ‘duras’ de su antecesor.
El nuevo Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, ha confirmado que cumplirá una de las promesas estrella de su programa electoral: acabar con la participación canadiense en las misiones de bombardeo de la coalición internacional contra el Estado Islámico. Así, los seis cazas CF-18 desplegados en Oriente Medio, inicialmente hasta marzo de 2016, serán enviados de vuelta a casa en un futuro cercano, aunque no hay aún un calendario marcado.
Trudeau, del Partido Liberal e hijo del popular Pierre Trudeau (que ocupó el mismo cargo hace cuatro décadas), confirmó ayer que ha llamado al Presidente estadounidense Barack Obama para anunciarle su decisión. “Me he comprometido a que seguiremos implicados de una forma responsable que comprenda lo importante que es el papel de Canadá en la lucha contra el ISIS, pero [Obama] entiende los compromisos que he asumido sobre finalizar la misión de combate”, ha dicho Trudeau. Canadá, no obstante, mantendrá a los 70 asesores militares de las fuerzas especiales en el norte de Irak como parte del programa de entrenamiento de las fuerzas ‘peshmerga’ kurdas.
La retirada de los cazas no es sino la punta del iceberg de un programa progresista que incluye medidas como la legalización de la marihuana, la aplicación de impuestos progresivos que reduzcan la carga fiscal sobre la clase media y la incrementen sobre los más acomodados, la lucha contra el cambio climático o la investigación sobre la desaparición de mujeres aborígenes. Además, ha prometido revertir algunas de las medidas más polémicas adoptadas por su predecesor, el conservador Stephen Harper, como por ejemplo restablecer relaciones diplomáticas con Irán, canceladas desde 2012.
En diversos foros, Trudeau ha afirmado que la actual legislación sobre drogas “no funciona”, y que la criminalización de los consumidores arrestados con pequeñas cantidades de droga genera multitud de problemas que podrían paliarse fácilmente legalizando la marihuana, algo que durante la campaña prometió hacer “de forma responsable” si accedía al gobierno, al estilo de países como Uruguay. También se ha comprometido a crear una comisión de investigación sobre la desaparición, y probable muerte, de al menos 1.200 mujeres aborígenes, durante las últimas tres décadas. Casos ignorados por el racismo institucional de las autoridades canadienses, y que Harper también se había negado a abordar.
Economía y medio ambiente, sus puntos fuertes
Del mismo modo, Trudeau ha dicho que, a la vista del acuerdo nuclear alcanzado con Irán, su gobierno volverá a tener relaciones diplomáticas con el régimen de los Ayatolás. Esta medida supone una importante bofetada al ejecutivo de Harper, que se había destacado por su condena contra Irán, llegando incluso a expulsar a los diplomáticos de ese país. Una medida delicada, dado que en Canadá existe una importante diáspora iraní que cuenta con más de 160.000 personas. Con Trudeau, además, el país acogerá a unos 25.000 refugiados sirios para principios de 2016, diez mil más de los quehabía aceptado Harper.
El hecho es que, según las encuestas preelectorales, la mayoría de los canadienses citaba entre sus principales preocupaciones la economía, laenergía y el medio ambiente, tres puntos fuertes en los que Trudeau promete un revulsivo. El Partido Liberal ha criticado las políticas de austeridadimpuestas por Harper en los últimos años, así como implicarse seriamente en la adopción de medidas contra el cambio climático. Y mientras su rival incluso llegó a retirar la firma de Canadá en el Protocolo de Kioto, Trudeau, que asistirá a la Cumbre de la ONU sobre el Clima que se celebará este año en París, planea marcar cuotas para reducir las emisiones de carbono, y crear un fondo estatal para ayudar a las regiones periféricas a lograrlo.
Su punto fuerte, sin embargo, podría ser la mejora de las relaciones con EEUU. La falta de química era evidente entre Harper y Obama, a quien el ex Primer Ministro canadiense consideraba “incapaz de tomar una decisión difícil”. A esa acritud contribuyó el rechazo estadounidense del oleoducto Keystone XL, planificado para llevar petróleo canadiense a EEUU, por motivos medioambientales, algo que enfureció a Harper. Y mientras Trudeau también apoya el proyecto Keystone XL, está convencido de que será capaz de limar asperezas con su vecino. “Los dos líderes se han puesto de acuerdo en la importancia de profundizar en la ya fuerte relación entre EEUU y Canadá, y se han comprometido a reforzar los esfuerzos comunes de los países para promover el comercio, combatir el terrorismo y mitigar el cambio climático”, declaró ayer la Casa Blanca en un comunicado.
De momento, la sintonía entre Obama y Trudeau parece mucho mejor que con su antecesor. Tras su conversación, el canadiense (que con 44 años es el segundo Primer Ministro más joven de la historia de su país, y, en perfecta sintonía con su generación, incluso luce un enorme tatuaje en el brazo izquierdo) ha dicho que Obama le hizo algunas bromas sobre su “falta de canas”. “Pero le he dicho que probablemente me saldrán algunas muy pronto”, aseguró.