El español Rafael Molina Correa, quien reside en Colombia desde hace varios años, fue liberado este sábado tras ser secuestrado el jueves y no el 7 de noviembre, como había informado previamente la embajada de España, en el departamento del Cauca.
Una fuente diplomática española confirmó el suceso, al advertir de que por ahora no se conoce quienes fueron los secuestradores y después de que el diario El País de Cali apuntara a que los autores pudieron ser integrantes de las Farc.
Al parecer, los secuestradores habían pedido a la familia de Molina Correa una cantidad de dinero, que finalmente no llegó a entregarse, según el portavoz de la embajada de España consultado.
Molina Correa, quien tiene nacionalidad también colombiana en virtud a sus años de residencia en este país, fue aprehendido en su finca cercana a Popayán, capital del Cauca.
El diario caleño había informado previamente de que este ciudadano fue capturado por dos individuos vestidos con ropa militar e indicó que serían miembros del Frente “Jacobo Arenas” de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que opera en esa zona del Cauca, en el suroeste del país.
“Estamos investigando los móviles de este secuestro, no descartamos que tenga una naturaleza extorsiva, ya que en las versiones que funcionarios del Gaula (policía antisecuestro) han recogido indican que la víctima debía entregar la suma de 40 millones de pesos (unos 22.000 dólares), posiblemente producto de una extorsión”, dijo por otro lado a El País un portavoz de cuerpo policial.
El diplomático afirmó que en principio los secuestradores habían pedido a la familia de Molina Correa 50 millones de pesos (27.000 dólares), cantidad que luego rebajaron a más de la mitad, aunque finalmente habría sido liberado sin el pago previo del rescate.
El periódico caleño recordó hoy que éste es el segundo secuestro en la capital caucana en poco más de un mes, tras el ocurrido el 15 de octubre del propietario de una discoteca, identificado como Francisco Obando, por unos desconocidos.
Este empresario fue asesinado y arrojado a un río, donde se encontró su cadáver con señales de haber sido torturado.