La Academia de Hollywood ha vuelto a ser acusada de racismo al elegir a todos los actores y directores de raza blanca. Es la segunda vez que ocurre en 16 años
Las nominaciones a los Oscar 2015 se han convertido en unas de las más discutidas de tiempos recientes por la ausencia de una de las grandes favoritas, Selma, en casi todas las categorías importantes. Una omisión que ha disipado todas las posibilidades de nominados de raza negra y provocado airadas acusaciones de racismo. Otra gran favorita, American Sniper, tampoco se ha librado de la polémica.
Cuando muchos empezaban a congratularse de lo poco “Hollywood” que eran las grandes nominadas de este año (muchas de ellas independientes, otras muchas hechas al margen de la industria hollywoodiense; en cualquier caso películas muy personales, de autor, de presupuesto bajo y relativamente poca taquilla en conjunto). Alguien puso las fotos de todos los nominados principales juntos (director, actor y actriz principal y de reparto) y el resultado bastó para encender una mecha en redes sociales con el hashtag #Oscarssowhite.
Por primera vez desde 2011 (y antes de esa fecha la última vez que ocurrió fue en 1998) las caras de esos veinticinco elegidos no presentaban ninguna diversidad racial. Protestas más o menos encendidas abarrotaban las redes y webs cinéfilas, hasta el punto que un periódico de Oakland, al norte de California, titulaba “Y el Oscar para el mejor caucásico del año es para…”.
El debate racial (y de género) es siempre un tema candente en Hollywood donde por más golpes de pecho y buenas intenciones la terca realidad recuerda, cada año, que la inmensa mayoría de las películas que se producen son hechas por y sobre blancos. Sin embargo, la Academia normalmente consigue soslayar esta abrumadora desproporción de películas “blancas” introduciendo cada año nominados de diferentes grupos raciales.
Por eso la sorpresa ha sido más desagradable para algunos porque precisamente este año había una película que tenía todas las papeletas para resolver la habitual desigualdad: el primer largometraje cinematográfico sobre Martin Luther King, Selma, dirigido por una mujer afroamericana, Ava DuVernay, y con un actor protagonista británico de ascendencia nigeriana, David Oyelowo. Selma está entre las ocho candidatas al Oscar a mejor película, pero sólo ha conseguido una nominación más, a la Mejor canción original.
Una polémica más que añadir al viaje del largometraje sobre Martin Luther King desde su estreno. Primero fue su falta de precisión histórica (hasta la primera página del Washington Post se ocupó del tema, denunciando que el presidente Lyndon B Johnson es retratado poco menos que como el “malo” de la película). Después un debate sobre la autoría del guion, firmado por Paul Webb pero en el que la propia directora, según fuentes citadas por diferentes medios especializados, intervino poco menos que al 50%.
Ahora, esta ausencia para algunos clamorosa en categorías como mejor dirección, mejor fotografía (Bradford Young, también afroamericano), y mejor actor principal. Sin embargo, más allá de las voces indignadas la mayoría de la prensa seria especializada apunta a otra razón de mayor peso tras los decepcionantes resultados de una cinta tan esperada en la mayoría de los premios, incluidos los Oscar: una mala gestión por parte de Paramount de su lanzamiento (demasiado tarde para la mayoría de los premios previos a los Oscar, en la segunda mitad de diciembre); hasta el punto de que muchos de los votantes de premios importantes no recibieron las copias en DVD a tiempo.
Según algunos, Paramount apostaba por otro gran drama épico en su carrera para los Oscars, Invencible, y solo en el último momento, debido a las tibias críticas que recibió, decidió trasladar el peso de su músculo promocional aSelma.
Los afroamericanos contestan
La directora Ava DuVernay no ha querido entrar en ningún debate, pero no han faltado las voces que han aprovechado esta omisión para lamentar una vez más la falta de representación de otras razas en las producciones más relevantes del año. “Hollywood es como las montañas rocosas”, protestaba el reverendo Al Sharpton famoso defensor de los afroamericanos. “Cuanto más arriba llegas más blanco es todo”.
La presidenta de la Academia, la afroamericana Cheryl Boone Isaacs, ha salido al paso de las críticas explicando que las categorías se votan por miembros de la academia de cada categoría (es decir los actores votan al mejor actor, los guionistas al mejor guionista, etc), y que solo la categoría de mejor película representa a los 7.000 miembros de la Academia, lo cual explica en parte lasincoherencias entre los cinco elegidos para mejor director y las ocho elegidas para mejor película. Aun así, Boone Isaacs no ha dejado de reconocer que le gustaría que la representación de otras razas avanzara más deprisa de lo que lo hace.
La omisión de Oyelowo se puede entender en el que los cinco nominados ejecutan auténticos tours de force con personajes torturados, psicóticos o con graves limitaciones físicas. La interpretación deliberadamente sutil y de “bajo perfil” del reverendo King por Oyelowo no ha conseguido hacerse un hueco en una categoría que los críticos consideran especialmente competitiva este año.
Más raro resulta que su directora, la relativamente novel (este es su tercer largometraje, pero el primero producido por un gran estudio como Paramount) Ava DuVernay, a quien medios como el New York Times daban la bienvenida como la necesaria representante femenina en una categoría tradicionalmente masculina, haya quedado relegada y hayan sido nominados, sin embargo, directores algo outsiders como Wes Anderson o Richard Linklater o virtualmente desconocidos en Hollywood como el noruego Morten Tydlum(Descifrando enigma).
O, sin ir más lejos, que Bennet Miller se haya llevado una nominación como director por una película que sin embargo no ha sido nominada en la categoría de mejor película (Foxcatcher), algo que no había ocurrido nunca desde que la categoría de mejor película se abrió a más de cinco.
Sorpresas e incoherencias que son habituales todos los años (lo mismo le ha pasado, sin ir más lejos, a Clint Eastwood, no nominado como mejor director por su película ‘American Sniper’, que sí ha sido nominada como mejor película), y podrían considerarse la prueba de lo verdaderamente democrático y secreto que es el voto en la Academia, pero que en esta edición, han ido a afectar sobre todo a la película que todos abrazaban como representante de la tan maltratada minoría negra en la industria del cine.
“Cualquiera que pensara que este año iba a ser como el año pasado es retrasado”, afirmaba Spike Lee recientemente. “Hubo muchos negros que fueron nominados y ganaron el Oscar con Doce años de esclavitud. Y esto funciona en ciclos de 10 años. Una vez cada 10 años me llaman los periodistas para que comente sobre el hecho de que por fin las películas negras son aceptadas. Antes de 2014, fue en 2002 con Halle Berry, Denzel Washington ySidney Poitier. Son ciclos de 10 años”.
Un estudio de Los Angeles Times establecía en 2012 que la Academia está compuesta de un 94% de personas de raza blanca y de un 77% hombres. Hoy, tres años después, la academia consta de casi 7.000 miembros y el porcentaje de mujeres ha subido un punto. En cualquier caso se trata de una proporción que tardará muchos años en cambiar: es un puesto vitalicio y ya en 2012 el 86% eran mayores de 50 años.
“Por lo visto, el 93% de los miembros de la academia son blancos, el 76% de ellos son hombres, y el 0% son muñecos de lego”, bromeaba en Twitter el director de “Guardianes de la galaxia”, James Gunn, quitando hierro al asunto, y en referencia a otra de las sorpresas de este año: que La Lego película no fuera nominada en la categoría de animación.
“Es cierto que la Academia está compuesta mayoritariamente de hombres blancos pero me parece muy poco probable que Selma no haya conseguido más nominaciones por racismo. Sería absurdo pensar que las mismas personas que votaron a favor de Doce años de esclavitud el año pasado se hayan hecho racistas de golpe. Pienso más bien que ha sido un año especialmente competitivo en las categorías como director o actor principal, y ni DuVernay ni Oyelowo han gustado tanto como otros candidatos. Simplemente había tantas buenas opciones que la matemática no les ha ayudado”, defiende Scott Feinberg, crítico especialista en premios de The Hollywood Reporter.
“Hollywood se considera un mundo incluso exageradamente liberal en el resto de EEUU. Hay multitud de ejemplos de cómo la Academia ha premiado películas hechas por y sobre personas de raza negra. Pero los miembros de la Academia sólo pueden votar dentro de las opciones que tienen. El problema, más general, es más bien por qué los estudios no hacen más películas por y sobre negros”, zanja.
Tras la estela de Hattie McDaniel (la primera actriz negra nominada en 1939, a mejor actriz de reparto, que ganó), la Academia ha nominado a 66 actores o actrices negros en papeles principales o secundarios, empezando por Dorothy Dandridge como actriz principal en 1954 y Sidney Poitier como actor principal en 1956. El primer director negro nominado fue John Singleton en 1992 (‘Boyz n the Hood’); tras él, Lee Daniels en 2010 (‘Precious’) y Steve McQuinn, en 2014.
American Sniper tampoco se libra
Mientras, la indignación por el olvido de Selma encendía redes sociales y servía de tema de tertulia televisiva. George Lucas, eterno olvidado de la Academia, intervino en un programa matinal de CBS manifestando su desagrado por la ausencia de nominaciones para DuVernay y Oyelowo y acusando a los Oscars de consistir básicamente en una campaña política.
Por su parte otra película, American Sniper, ocupaba titulares por dos motivos muy diferentes. Por un lado, se ha convertido en uno de los grandes éxitos de taquilla de la temporada con más de 100 millones de dólares en el primer fin de semana de estreno. Lo cual no ha evitado que se viera también envuelta en la polémica por su contenido.
Su supuesta mitificación del personaje protagonista, basado en una persona real (un francotirador del ejército estadounidense que participó en la guerra de Irak) ha provocado las iras de un sector del público y algunos comentarios muy controvertidos en Twitter, como los de Michael Moore, quien afirmó en un tuit que todos los francotiradores eran “unos cobardes”.
Luego, intentando arreglar el desaguisado, explicó con más calma en Facebook que la película estaba muy bien hecha, pero que era una pena que Eastwood confundiese la guerra de Irak con la de Vietnam y que llamara a los iraquíes “salvajes” todo el tiempo. En su “auxilio” acudió Seth Rogen, afirmando que la película le recordaba al film de propaganda nazi que aparece en el tramo final de Malditos bastardos, de Quentin Tarantino.
“Se trata de películas muy distintas [Selma y American Sniper], pero ambas se han visto rodeadas de polémica porque tratan de asuntos reales y están basadas en hechos reales. Esto aumenta muchísimo la sensibilidad con la que se perciben y por lo tanto la polémica”, considera Feinberg. “A estas dos películas el hecho de tratar asuntos reales no les está ayudando particularmente”.
Curiosamente, en el caso de American Sniper, más allá de la polémica sobre el heroísmo o la cobardía de su protagonista, una de las cosas que más se han comentado en redes sociales y páginas web especializadas con grandes dosis de humor ha sido la utilización en una escena de un bebé de plástico.
Tanto que se ha convertido en trending topic, poniendo de acuerdo a los internautas a la hora de cachondearse de cómo una película de 50 millones de dólares de presupuesto y cuyo actor principal tuvo que realizar duros entrenamientos y engordar para dar vida de manera verosímil al francotirador protagonista puede fastidiarla con algo tan tonto como un muñeco claramente falso en una de sus escenas más emotivas. Algunos tuits incluso se lamentaban de que el bebé en cuestión no hubiera obtenido una nominación. Y es que en la era de las redes sociales es imposible predecir por dónde llegarán las críticas.