El proyecto del artista cubano Carlos Garaicoa, explora la ciudad como espacio simbólico a partir de su relación con la arquitectura.
La arquitectura inconclusa ha sido un tema recurrente en la obra de Carlos Garaicoa, desde sus fotografías con dibujos de inicios de los 90 en las cuales reinventaba a su ciudad natal de La Habana desde los fragmentos de ruinas que encontraba, proponiendo una metáfora de reconstrucción tanto en el plano físico como ideológico.
Con la llamada Microbrigada Social -frustrada luego de la caída socialista-, varios de los proyectos arquitectónicos en Cuba quedaron inacabados, yuxtaponiéndose con los edificios coloniales, dejando ver el deterioro del paisaje urbano y humano frustrado por la historia política. Garaicoa se refiere a estas arquitecturas abortadas como ruinas de futuro “Una arquitectura nunca finalizada, pobre en su in-conclusión. Proclamada ruina antes de su existencia”.
Para esta propuesta diseñada exclusivamente para NC-arte, el artista realizó un viaje a Bogotá a mediados de 2013 para conocer y vivenciar el espacio de exposición. En esos días, se dedicó a visitar la ciudad y fotografiar construcciones abandonadas, en las que reconoció puntos en común con arquitecturas encontradas en otras partes del mundo.
Al respecto, comenta Garaicoa “Estos edificios encontrados en Bogotá, Donetsk y La Habana, constituyen una arquitectura abortada, fracasada tanto en sus fines utilitarios como estéticos… En el caso específico de las obras para Bogotá, estoy tratando a estos edificios como un fenómeno genérico del fracaso de la industria inmobiliaria que ocurre en muchos lugares por razones muy diversas, sean de tipo política o por implicaciones en alguna trama social, siempre con el agravante económico. Mi intención es crear, a partir de estos fantasmas urbanos, una fuente de ficción que ponga en entredicho la realidad que rodea a estos edificios”.
La muestra se compone de una serie de grabados en hueso, fotografías, dibujos de hilo y maquetas de gran formato que nos permiten imaginar algunos avatares constructivos de estos lugares abandonados y al artista construir su propio imaginario.
“Trato de establecer paralelismos entre la arquitectura y el cuerpo humano, la ruina y el cuerpo enfermo: las partes expuestas de un edificio, sus vigas, columnas y la estructura interna del cuerpo con sus órganos vitales, el pneuma, su sentido de orientación, etc. En su decadencia y su fragilidad encontramos humanidad y belleza. Son espacios sin un significado e historias precisos, pero que a su vez, están colmados de un deseo: existir, ser habitados”, concluye Garaicoa.