Llamado a no resignarse ante la violencia

Al oficiar su cuarta misa en México, ante miles de religiosos y consagrados en el estadio Venustiano Carranza de Morelia, Michoacán, el Papa Francisco se refirió a la violencia que azota esta región e invitó a no caer en la tentación de la resignación.

El papa Francisco llamó a obispos, sacerdotes, religiosas, religiosos y seminaristas a “no ser funcionarios de lo divino” ni practicar su ministerio sintiéndose solamente empleados de Dios. Les resaltó que ante las realidades desafiantes no se vale caer en la resignación.

“¡Ay! de nosotros si no somos testigos de lo que hemos visto y oído, ¡ay de nosotros!. No somos ni queremos ser funcionarios de lo divino, no somos ni queremos ser nunca empleados de Dios porque somos invitados a participar de su vida, somos invitados a introducirnos en su corazón.

…¿Cuál puede ser una de las tentaciones que nos podrían asediar ? ¿cuál puede ser una de las tentaciones que brota no sólo de contemplar la realidad sino de caminarla?

…¿qué tentación nos puede venir de ambientes muchos dominados por la violencia, corrupción, el tráfico de droga, el desprecio por la dignidad de la persona, la indiferencia ante el sufrimiento y la precariedad? ¿qué tentación podemos tener una y otra vez de esta realidad que parece haberse convertido en un sistema inamovible? Creo que podíamos resumirla con la palabra resignación”.

El obispo de Roma subrayó que “una de las armas preferidas del demonio es justamente la resignación”, la cual “nos paraliza y nos impide no sólo caminar, sino también hacer camino”.

Agregó que la resignación no sólo atemoriza sino que también puede provocar que los religiosos se “atrincheren” en sus sacristías lo cual les impide “arriesgar y transformar”.

Recordó a Tata Vasco “el español que se hizo indio y los invitó a seguir su ejemplo”. Citó que Vasco de Quiroga, un misionero español del siglo XVI y primer obispo de Michoacán, ante la realidad que dividen los indios purépechas de esa región no cayó nunca en la resignación de la tentación.

…La realidad que vivían los indios purépechas descritos por él como vendidos, dejados y vagabundos por los mercados, recogiendo ‘las arrebañaduras tiradas por los suelos’, lejos de llevarlo a la tentación, a la resignación, movió su fe, movió su vida, movió su compasión y lo impulsó a realizar diversas propuestas que fuesen de retiro ante esta realidad tan paralizante e injusta. El dolor de sufrimiento de sus hermanos se hizo oración y la oración se hizo respuesta. Eso le ganó el nombre entre los indios del Tata Vasco, quien en lengua purépecha significa papá”.