ANIF, uno de los más influyentes centros de pensamiento económico en Colombia ha puesto sobre el tapete el debate sobre lo que deberá hacer el país para no convertirse en importador neto de petróleo y gas.
ANIF advierte que Colombia enfrenta un doble desafío productivo. No solo debe incorporar el sector exportador agro-industria para elevar su participación hacia el 70% del total (vs. el 30% actual), sino que requiere (en simultánea) asegurar inversiones en el sector minero-energético que garanticen la provisión de al menos 1 millón barriles diarios/año.
“Todo esto para evitar convertirnos en importadores netos de petróleo-gas y, preciso ahora que entrará en operación Reficar: ¿dónde está el insumo de los 165 mil barriles diarios que estará refinando dicha planta?” cuestiona el análisis.
Al evaluar los adelantos del país en ese frente, el gobierno ha impulsado componentes petroleros en el PIPE 2 con la intención de enfrentar la difícil situación a través de: i) ampliar el plazo de la fase exploratoria a 9 años; ii) permitir el traslado de inversiones entre áreas de un mismo contratista; y iii) un tratamiento preferencial sobre regalías para aquellas inversiones que agreguen nuevas reservas.
También se están impulsando exploraciones offshore bajo la modalidad de “zonas francas”, donde los hallazgos recientes de Orca (operado por Petrobras-40% Ecopetrol-30% y Repsol-30%) y Kronos (Ecopetrol-50% y Anadarko-50%) parecen tener algún potencial para Colombia.
Complementando este tipo de medidas, el Decreto 2129 de 2015 estableció: i) una reducción de la carga tributaria del 25% en el impuesto de renta y exención del IVA para las inversiones en los bloques costa afuera; y ii) mayor flexibilidad en los contratos pactados con la ANH.
Pero, paradójicamente, esto último podría acarrear postergaciones de las inversiones tan necesarias actualmente, dado que la producción de Colombia estaría descendiendo hacia los 850 mil barriles diarios en 2017.