La costa se pone de fiesta con los carnavales y de paso todos los candidatos al congreso que tienen sus sedes políticas amparadas bajo el mar del atlántico aprovechan para darse un descanso.
Ya tuvieron los cierres de campaña, y acompañados de sus seguidores tanto los reales como los comprados han realizado fiestas por todo lo alto. No es por menos que curramba ha tenido el placer de recibir a la esposa de Santos en fiestas privadas durante la semana, junto a un grupo bastante numeroso de policías que se han encargado de cerrar calles y vigilar cuidadosamente los vaivenes de los transeúntes, que se preguntan qué importante persona se encuentra en los balcones de la fiesta privada de algún político.
Y menos no podía hacer Santos que enviar a su mujer a representarlo y a caldear los ánimos de los miembros de la U, ante la inminente elección de su fórmula para vicepresidente. Definitivamente la elección de Vargas Lleras como su coequipero no cayó bien en los círculos fuertes del partido de la U en la costa.
Y es que los políticos que estarán haciendo parte de las carnestolendas el fin de semana se están mordiendo los labios para no gritar de indignación. Se sienten apartados del poder central, ya no representados por un miembro de las regiones al cual le quepa el país en la cabeza.
Y no es para menos, cómo Santos tiene el descaro de nombrar a otro “cachaco” al poder con tanto trabajo que le han metido los costeños descendientes de indios caribes, de espíritu indomable, a las campañas al congreso. Es que es un descaro que después de lograr 260.000 inscripciones de nuevas cédulas en tan solo 6 días (ver datos de la Misión de Observación Electoral), y de tener porcentajes de nuevas inscripciones de 29% en el Atlántico, contra un ínfimo 7% en promedio en el país, no sean ellos los que lleven el estandarte de la renovación, de la paz, y de los tratados comerciales.
Es que lo que hay es talento en la costa, y abunda en exalcaldes de familias prestantes, dueños de mercados de cadena nacionales, de gobernadores de ventitantos años (expertos en las lides de la política que brillan por su larga trayectoria) y de senadores excelsos que llevan más de tres décadas siendo reelegidos en el capitolio con caudales de votos constantes, reflejo de la confianza del pueblo en sus ideales.
Es que si no han cambiado este país ya para mejor, es porque nadie se ha dado cuenta que en los carnavales no se parrandea, se hace campaña y de paso se brinda circo al pueblo y a falta de pan se les da aguardiente y cerveza águila.
Quien lo vive es quien lo goza, y definitivamente en la capital la única competencia se encuentra en la presidencia del consejo, ya que 25 años sí son suficientes para comprender como funciona la política capital. Ya no hablemos de renovación sino de colágeno, que rejuvenece las instituciones tanto como una novia joven a un consumado señor, o como un muchachito a una veterana currambera.
Santos necesita reencontrarse con la política regional, y que no se le olvide que la violencia no llega a la ciudad, que se queda en las regiones. Entonces lo que queda es elegir a alguien juvenil, jovial, innovador y por favor costeño, para su campaña. Por lo menos un ministerio caería bien, ya que con el de comercio exterior es muy poquito y de paso recomendarle que se pase por Barranquilla este fin de semana, para que se pare firme, se bañe con pétalos de rosa en la batalla de flores y no termine como Joselito en la segunda vuelta.