En estos días se ha celebrado en Argentina el encuentro de inversionistas más importante de las últimas décadas en la región. Lo llamaron el ‘mini Davos’, y asistieron más de 1.700 ejecutivos e inversionistas de más de 60 países, quienes quedaron altamente satisfechos de lo que allí vieron.
El objeto de la convocatoria era enseñar al mundo el lado positivo de las nuevas políticas del Gobierno de Presidente Macri, contar como después de estos primeros meses se está acabando con la negra herencia del kirchnerismo y promover un espacio de confianza para que vuelvan los inversores a tener fe en el futuro de Argentina.
No todos los mensajes eran buenos, ni todas las noticias positivas, pero lo que está claro es que el nuevo Gobierno quiere volver por la senda de la normalidad, recuperar el prestigio perdido en esta última década y volver a jugar el papel que algún día tuvieron en el contexto mundial.
La economía argentina pasa por claros y oscuros después de estos nueve meses de Gobierno. Hay que aplaudir los esfuerzos para que la información oficial vuelva a ser transparente y confiable. La inflación parece que se contiene mínimamente, pero se mantendrá en el 1,5% mensual en los próximos tiempos. El desempleo ha crecido hasta el 9,3% y eso que más 30% de la población está en la informalidad, lo que hace imposible la aplicación de algunas de las medidas adoptadas por el Gobierno.
Las impopulares subidas tarifarias del agua, gas, transporte y electricidad, han provocado un sinfín de reacciones sociales en contra de Macri, lo que ha mermado su capacidad de maniobra para restablecer el sentido común en algunos de estos precios básicos. También la liberación del control de cambio monetario provocó un deslizamiento del peso hacia zonas peligrosas, aun cuando esta medida dinamiza las operaciones comerciales que antes estaban congeladas.
El Gobierno, torpedeado permanentemente por la oposición peronista, está seriamente decidido a avanzar en medidas que cambien en el corto plazo la cara del país. Las líneas de financiación a las pequeñas y medianas empresas han sido bien recibidas después de años de sequía. Son las Pymes quienes generan entre el 60-70% de los puestos de trabajo en la actualidad. Los planes de inversión en infraestructuras, salud y educación también ayudarán a salvar las brutales brechas sociales que hay en el país. Para ello, el nuevo Gobierno estaría pensando en financiar con algo más de 10 mil millones de dólares todos estos proyectos, que aunque poniendo en riesgo el endeudamiento total, son absolutamente necesarios para el desarrollo de Argentina.
Los discursos del Presidente Macri en el foro han sido claros, pero hay que trasladar los mismos a hechos concretos que devuelvan la confianza sobre las reglas de juego a la hora de invertir. Los planes para hacer de Argentina un país más moderno, innovador y creativo en sus ofertas hacia los inversores internacionales, especialmente en el sector industrial, agrario, energético y tecnológico, harían que algunas multinacionales miraran con optimismo las oportunidades que se presentan. Pero al final del día hay una pregunta que su respuesta resolvería muchas desconfianzas. ¿En qué momento invertirán los propios empresarios argentinos en su país?