Luego de la aprobación de la Ley Habilitante, misiva que permite al jefe de Estado gobernar sin control parlamentario, uno de los ‘superpoderes’ a los que incluso el mandatario puede llegar a decretar es el del “amor al prójimo inspirado en la moral socialista”.
La polémica por la aprobación de los poderes especiales para el presidente Nicolás Maduro, sigue registrando hechos que ante los ojos de la opinión pública resultan de una peculiar procedencia. No obstante, algunas de ellas, sin importar su particularidad, suponen gran importancia para el juego legislativo de todo un partido político en Venezuela.
Según dicta un parágrafo cobijado por La Habilitante, “Se autoriza al Presidente de la República para que, en Consejo de Ministros pueda: dictar y/o reformar normas e instrumentos destinados a fortalecer los valores esenciales del ejercicio de la función pública, tales como, solidaridad, honestidad, responsabilidad, vocación de trabajo y amor al prójimo”.
Adicionalmente se suman la posibilidad de decretar voluntad de superación, lucha por la emancipación y el proceso de liberación nacional, “inspirado en la ética y la moral socialista, la disciplina consciente, la conciencia del deber social y la lucha contra la corrupción y el burocratismo; todo ello, en aras de garantizar y proteger los intereses del Estado en sus diferentes niveles de gobierno”.
Los anteriores, complementan el objetivo del también polémico Viceministerio para la Suprema Felicidad, entidad encargada de asegurar la felicidad de todos los venezolanos y a la que la oposición vio como otra insignia sin funcionamiento de la “preocupante” estrategia de gobierno de Maduro.
Asimismo, la Habilitante licencia al mandatario para imponer leyes contra los que alteren el orden público, aspecto de marcada ejecución en los últimos días durante la disminución de precios decretada por el Gobierno, que causó la detención al menos unos 30 empresarios de comercios del país.
De igual manera, según consigna el diario local La Patilla, los alcances del Presidente pueden llegar hasta la legislación “contra la legitimación de capitales y establecer mecanismos estratégicos de lucha contra aquellas potencias extranjeras que pretendan destruir la Patria en lo económico, lo político y lo mediático”.
El Presidente ya decretó sus dos primeras leyes con la garantía de sus nuevos poderes. La primera trata de una ley para ordenar la economía para“que tenga un piso sólido y todos podamos seguir trabajando, vamos a establecer los costos y las ganancias”. Y la segunda, un reordenamiento de las instituciones y el manejo de las divisas que se obtengan por la producción petrolera por medio de la creación del “Centro Nacional de Comercio Exterior y Corporación Nacional de Comercio Exterior”.
