Si el año pasado, el brote de E. coli supuso un verdadero varapalo para Chipotle, cuyas acciones pierden en lo que llevamos de año un 17.78% y han borrado más de un 45% en los últimos doce meses, 2016 se ha convertido en el annus horribilis de Samsung, Wells Fargo o Deutsche Bank, por nombrar algunos casos concretos.
Para algunas compañías, el año en curso se postula como un periodo que transformará el futuro de sus operaciones a medio plazo e incluso más allá. Las multas en ciernes, las malas prácticas o productos truncados han desatado una desconfianza entre clientes, consumidores y el propio mercado haciendo mella tanto en la imagen de su marca como en la cotización de sus acciones.
El fabricante de productos electrónicos surcoreano se ha visto obligado a retirar definitivamente del mercado su modelo Galaxy Note 7. La corta vida del es producto no sólo ha puesto en juego la reputación del fabricante electrónico surcoreano sino que también pasará una importante factura a sus cuentas. El fiasco de la phablet que se postulaba a convertirse en el producto estrella de la temporada para aquellos que no comulgan con Apple y su iPhone 7 Plus, ha llegado a borrar hasta 18,000 millones de dólares en capitalización bursátil para la compañía en sólo 24 horas.
Una cifra trivial que juega a merced del mercado, pero que pone de manifiesto la importancia de este tipo de eventos. De hecho, la directiva de la compañía afirmó que descontinuar el Galaxy Note 7 le costará a la compañía unos 3,000 millones de dólares durante el trimestre actual y el próximo, lo que generaría un coste total a causa del retiro de al menos 5,300 millones de dólares.
“Este es un duro golpe a Samsung”, reconoce Neil Maston, experto de la consultora Strategy Analytics. “Un drama menor que afectaba a menos del 0.1% de todos los teléfonos vendidos ha escalado hasta desatar una importante crisis de confianza”, añade. Para Maston, la surcoreana tiene ahora un profundo vacío en su portafolio, ya que de acuerdo a sus estimaciones el Note 6, predecesor del explosivo Note 7, vendió más de 15 millones de unidades en su primer año en el mercado. Los analistas proyectaban que Samsung llegase a distribuir hasta 12 millones de unidades de su Galaxy Note 7 en 2016.
Deutsche Bank y Wells Fargo
Dos de las compañías que más sufren este año son bancos como Deutsche Bank y Wells Fargo. En el caso del banco alemán, la posible multa del Departamento de Justicia estadounidense que amenaza con una sanción de 14,000 millones de dólares por el papel que Deutsche Bank tuvo en la crisis de las hipotecas basura, ha puesto contra las cuerdas a la entidad capitaneada por John Cryan. Las acciones del banco alemán que cotizan en los mercados estadounidenses han cedido un 43.4% en lo que llevamos de año y se dejan un 53.7% en los últimos doce meses.
Los últimos rumores apuntan que Deutsche Bank podría reducir sus operaciones en Estados Unidos, especialmente dentro del negocio de banca de inversión, como parte de las negociaciones en curso con el Departamento de Justicia. La entidad anunció la semana pasada su intención de eliminar otros 1,000 empleos en sus oficinas alemanas, una cantidad que se suma a los 35,000 despidos planeados a finales de 2015 como parte de su nueva estrategia. Recordemos que Deutsche Bank es a ojos del Fondo Monetario Internacional el banco con mayor riesgo sistémico del mundo.
Al cierre del pasado 30 de junio, Deutsche Bank contaba con un colchón de 5,500 millones de euros para hacer frente a los casos judiciales pendientes. Con sus acciones operando a menos de un tercio del valor de sus libros y pocas perspectivas de poder enderezar la situación a corto plazo, Deutsche Bank podría verse forzado a ampliar capital de nuevo en detrimento de sus inversores.
Si fantasmas del pasado atormentan a Deutsche Bank, Wells Fargo, un banco que sorteó con cierta gracia la crisis financiera, se ha visto abrumado por la repercusión que sus agresivos objetivos de ventas han tenido en sus operaciones. Desde 2011, empleados de la entidad llegaron a abrir hasta 2 millones de cuentas sin el permiso de sus clientes para poder cumplir con las metas impuestas por los directivos, un hecho que se ha cobrado la salida de su consejero delegado, John Stumpf y que le ha costado al banco sólo 185 millones en multas.
Dicho esto, este díscolo comportamiento ha contado con el profundo escrutinio de los legisladores, especialmente de la senadora demócrata por Massachusetts, Elizabeth Warren, quién ha llegado a pedir que Stumpf sea investigado criminalmente por el Departamento de Justicia así como por la Comisión de Mercados y Valores de Estados Unidos. Las acciones del banco, donde el multimillonario Warren Buffett es uno de sus inversores más destacados, han caído un 17.4% desde que comenzase el año y han eliminado un 15.1% de su valor en los últimos 12 meses.
Aunque la multa pagada por este asunto puede considerarse baja, la entidad puede enfrentar demandas colectivas tanto por los clientes afectados como por los cerca de 5,300 empleados despedidos por este asunto. Algunos antiguos trabajadores critican la presión de sus supervisores para alcanzar los objetivos de ventas y consideran que los directivos eran conocedores de las prácticas fraudulentas que se llevaban a cabo en algunas oficinas de Wells Fargo. A esto habría que sumar otras investigaciones en curso tanto a nivel federal como estatal. El banco incrementó sus reservas para enfrentar costes legales, de ahí que sus costes incrementasen en el tercer trimestre hasta los 13,300 millones de dólares.
De la banca a Twitter y Yahoo
Pero el sector financiero no es el único con problemas existenciales en 2016. Tanto Twitter como Yahoo siguen viendo como su futuro pende de un hilo. En el caso de la red social capitaneada por Jack Dorsey, los intentos de vender la compañía se han visto frustrados no sólo por el estancamiento en la base de usuarios y las dudas sobre la monetización de sus operaciones sino también porque Twitter se ha convertido en un foro donde algunos individuos emplean un tono agresivo y ejercen labores de bullying que hubieran supuesto un verdadero quebradero de cabeza para compañías como Disney o Salesforce.com. Las acciones de la red social han perdido un 27.1% de su valor desde comienzos de año y han visto como un 59.3% de su valor se ha esfumado desde que la compañía saliera a bolsa el 15 de noviembre de 2013.
Precisamente, Twitter busca alternativas para que su futuro no emule la decadencia sufrida por Yahoo, el portal de referencia durante el auge de las dot.com y que no ha sabido sobrevivir a la avanzadilla de la web 2.0, las redes sociales y el impacto de los móviles y sus aplicaciones. Sólo su participación en Alibaba o Yahoo Japan han servido de base y atractivo para el mercado durante los últimos años, así como el tráfico que sigue generando. La compañía abanderada por Marissa Mayer respiró aliviada cuando tras meses de intensas negociaciones Verizon se postuló como el interesado oficial por comprar sus activos clave a cambio de 4,800 millones de dólares.
Una operación que todavía puede verse truncada o la cantidad inicial de la compra sensiblemente rebajada después de que Mayer ocultase durante las negociaciones el ataque masivo sufrido por el portal, que en 2014 vio como las contraseñas y otros datos de 500 millones de usuarios fueron robadas en una de las mayores brechas de seguridad de los últimos tiempos. Dicho esto, los títulos de Yahoo suben en lo que llevamos de año cerca de un 26,9%.