De manera paralela a los hecho que sacudieron la opinión pública, en los que 11 militares murieron en medio de un ataque de las Farc, otros hechos enlutaron al departamento del Cauca. Las reacciones diferenciadas han dejado ver que podría existir una indignación selectiva en la manera de reaccionar a la violencia del país. Las autoridades indígenas piden que se aumenten las garantías para la seguridad de sus comunidades mientras que las acciones militares pueden agudizarse.
A la par de lo sucedido en el departamento del Cauca con la muerte de 11 soldados en una acción armada de las Farc, otras muertes han sucedido en ese departamento desde el pasado mes de febrero. Sin embargo, la indignación ha sido diferente para el caso de los soldados y para el de los comuneros indígenas.
Desde diciembre de 2014 un grupo de indígenas Nasa han iniciado un proceso llamado “Liberación de la Madre Tierra”. Este proceso ha supuesto la ocupación de varias tierras consideradas ancestrales. Como consecuencia de ello se produjeron choques y enfrentamientos con el ESMAD y unidades del ejército colombiano.
Hasta este momento el saldo ha sido de poco más de 80 indígenas heridos y tres muertos por arma de fuego accionada, según las denuncias de las organizaciones indígenas, por miembros de la fuerza pública.
El último de esos hechos tuvo lugar el pasado viernes 10 de abril en el que Siberston Paví, de 19 años fue asesinado con un impacto de arma de fuego en el estómago después de que, según denuncias de la comunidad, un grupo de soldados y miembros del Esmad cargaran sobre un grupo de indígenas apostados en la Hacienda la Emperatriz, siendo cubiertos por disparos de arma de fuego. Hasta el momento no ha habido responsabilidades claras, más allá del anuncio de una investigación interna por parte de la policía nacional.
El mismo día en que la muerte de los 11 militares estremecía al país, cinco miembros de una familia indígena fueron asesinados en una vereda cercana a donde se produjo la muerte de los soldados.
Los indígenas fueron sacados de sus casas y montados en una camioneta blanca, según versiones de los habitantes de la región. Posteriormente, al día siguiente, sus cuerpos fueron encontrados con tiros de gracia a 20 minutos de su residencia.
Si bien se desconoce la autoría de los asesinos, para algunos miembros de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca, no era un secreto que Mario Germán Valencia Vallejo, Belisario Tróchez, Cristian David Tróchez, Barney Tróchez y Wilson Albeiro Tróchez, habían denunciado enfrentamientos armados entre las Farc y el ejército en la zona, algo que aumenta los riesgos para las comunidades de la zona, y habían estado hablando sobre la presencia de una unidad de la Policía Antinarcóticos que adelantaba una operación de erradicación de cultivos ilícitos.
Para algunos de los residentes en la región lo sucedido en Suárez, donde fueron asesinados los indígenas y la muerte de los soldados en Buenos Aires, población aledaña, pone en riesgo la seguridad de estas comunidades que vienen denunciando un nutrido desembarco de tropas en el norte del Cauca desde finales del pasado mes de marzo.
El llamado que hacen las autoridades indígenas es para que estas muertes generen la misma ola de indignación generada por la muerte de los soldados y que esto logre generar una conciencia de la defensa de los territorios y comunidades civiles que habitan en la zona y que en la mayor parte de los casos han sido víctimas de uno u otro actor armado y muchas veces caen como fruto de l fuego cruzado de los combates.