Los sombreros han cobrado protagonismo como piezas clave en los clósets femeninos y masculinos, tras ser lucidos por figuras públicas de distintas esferas.
Sean boinas o gorras, hace unos años se consideraban accesorios pasados de moda, que desencajaban con el buen gusto; utilizados como disfraces, remembrando épocas pasadas; un recuerdo de abuelos, usados por anacrónicos enamorados de los 50. Pero la moda es cíclica. Todo lo que se deja de usar y se esconde en el armario, en algún momento se volverá a imponer y brillará a la luz de todos. “La moda siempre busca volver a sus orígenes; hoy son los sombreros los que se imponen, mañana puede ser cualquier cosa”, afirma la personal shopper Lina Díaz.
Los jóvenes ejecutivos de hoy encuentran en esta prenda un signo de distinción y elegancia que resalta su imagen. “Los jóvenes ejecutivos están recordando la nostalgia de lo que se vivía en los 50. La nostalgia mezclada con todo el colorido moderno le entregan a la personalidad del que utilice este accesorio autoestima y autoridad”, explica la experta en moda Pilar Castaño.
¿Pero qué condenó a los sombreros al olvido en el ropero por tantos años? Este artículo se dejó de utilizar por dos motivos: las ciudades a medida que van creciendo van cambiando sus locaciones, por ello los espacios, que ahora son más dinámicos, no dejan que haya un sombrerero en cada lugar, dice Castaño. La segunda razón es porque esta prenda fue reemplazada por las gafas de sol, precisamente porque brindan más comodidad a la persona y cumplen la misma función básica: esconderse de los rayos del sol.
“Aparte de entregar autoridad, esta prenda tiene otros beneficios para los que se los pongan: lo ayuda a cubrirse de la lluvia”, dice Díaz.
Esta prenda estará por un buen tiempo de moda, ya que el clima que se vive en el país ayuda a que los que se atrevan a ponérsela encuentren una solución práctica a la hora de protegerse de las cambiantes condiciones climáticas. Personalidades influyentes de la vida nacional, como Gustavo Petro, Alcalde de Bogotá, se han dejado contagiar por esta moda. Y marca tendencia en la legitimación de su uso en escenarios formales.
Las asesoras de moda sugieren que, aparte de la personalidad y el estilo en el vestir, quien elija un sombrero debe tomar en cuenta el tamaño del cuerpo, la proporción de la cara y la ocasión. Según Lina Díaz, “no sirve para cualquier ocasión. Debe ajustarse a la fisionomía del cuerpo”. Así, rasgos alargados o redondos definirán cuál es la mejor opción, a partir del contraste que brinde complementariedad. La estatura puede provocar que algunos rayen en la excentricidad, si se ven desproporcionados. Hay que tomar en cuenta los materiales. No deben desmarcarse de los tonos que componen el resto de la vestimenta, y en lo posible, estar en la misma gama. Combinan especialmente bien con abrigos largos y prendas retro. Los colores brillantes o vistosos denotan informalidad, y los oscuros son un signo de elegancia.