Hace más de dos meses, Luis Eduardo Garzón fue designado como ministro encargado del diálogo social y la participación ciudadana. Desde entonces, su labor para articular las propuestas de la sociedad civil con el gobierno nacional ha sido casi nula y varias organizaciones critican su actitud. ¿Cuál es el papel del ministro Garzón?
Juan Manuel Santos nombró el 28 de agosto a Luis Eduardo Garzón como ministro encargado de la movilización ciudadana y el diálogo social con un propósito: articular las iniciativas de la sociedad civil con el inminente proceso de paz entre el gobierno nacional y la guerrilla de las Farc.
Como una movida política, y la inclusión definitiva del partido Verde a la Unidad Nacional, el exalcalde de Bogotá llegó al gobierno y se convirtió en el “ministro sin ministerio”, como él mismo afirmó días después de su nombramiento.
Desde una oficina en el segundo piso de la Presidencia de la República, él y su grupo de asesores comenzó a trabajar en las directrices que el propio presidente Santos le había dado. Una de sus primeras tareas sería la de organizar movilizaciones ciudadanas en varias regiones del país para apoyar el proceso de diálogo y ambientar el inicio de las conversaciones con la insurgencia.
Garzón tuvo una serie de reuniones en las que estuvieron presentes tanto el Presidente como representantes de varias organizaciones sociales, de campesinos y víctimas del conflicto armado. La idea del gobierno era compaginar las iniciativas civiles con el nuevo cargo de Lucho para lograr un respaldo ciudadano al proceso.
En estos encuentros, la sensación que quedó al interior del movimiento social fue negativa. De acuerdo con varios voceros de estas organizaciones, la actitud del ministro Garzón fue “arrogante” y desconoció el trabajo de las asociaciones que durante años han luchado por la reparación.
“Yo le daría un consejo a Garzón, que se deje ayudar. Él no se las sabe todas y no es lo mismo estar en este cargo que ser un alcalde. No tiene la verdad revelada”, dijo a Confidencial Colombia uno de los representantes de víctimas. Lucho mismo ha dicho en estos encuentros que si “está pintado en la pared”.
De esta manera, no solamente no ha habido diálogo entre las víctimas y el representante del gobierno sino que se han frustrado las movilizaciones acordadas por el gobierno. Las organizaciones afirman que no han llegado a ningún acuerdo con Lucho Garzón y que los avances en materia de discusión se han dado en las reuniones que han sostenido directamente con el presidente Santos.
La única marcha que quedó prevista fue preparada para el 11 de octubre, pero debió ser suspendida por el estado de salud del presidente Santos, que por esos días fue operado de urgencia.
Desde entonces la colaboración de Luis Eduardo Garzón al gobierno ha sido casi inexistente. De hecho, Confidencial Colombia conoció que el exsindicalista está buscando qué hacer. Llama a funcionarios a preguntar en qué puede ayudar.
Faltan pocos días para el inicio de los diálogos de paz entre el gobierno y las Farc, y otras figuras de la escena política han asumido el protagonismo que tendría que tener el ministra del diálogo social y de la movilización ciudadana Lucho Garzón.
Desde el Congreso de la República, las ONG´s y la sociedad civil han surgido varias ideas para tratar de articular las necesidades de los ciudadanos con los puntos de negociación entre las partes.
Varios senadores, analistas y líderes sociales intentan aportar a un proceso que depende de la interacción tanto de los actores en la mesa como de una negociación de cara al país. Mientras tanto, el “ministro sin ministerio” se sigue preguntando: ¿Lucho para qué?.