Después de que Carlos Mario Jiménez, alias Macaco enviara una misiva a la mesa de diálogos de La Habana, muchas preguntas quedaron en el aire sobre el ánimo de esa comunicación y la pertinencia de la misma. Confidencial Colombia consultó a uno de los abogados del exjefe paramilitar y a un investigador en temas de paramilitarismo y para que arrojaran luces sobre el documento y el momento en el que se produce.
El pasado viernes 25 de julio, se hizo pública una comunicación del extradito exjefe paramilitar, Carlos Mario Jiménez, alias Macaco. En esa carta, Jiménez saluda a la mesa de diálogo entre el Gobierno Nacional y las Farc que están en negociaciones en La Habana.
Además del saludo, alias Macaco propone una revisión de la Ley 975 de 2005, conocida como Ley de Justicia y Paz, que sirvió como marco jurídico para la desmovilización de los paramilitares. También, le propone al aparato negociador que se instaure una comisión de distensión para que los excombatientes logren dar con una fórmula reconciliatoria que permita evitar un nuevo ciclo de violencia, una vez firmada la paz con las guerrillas de las Farc y el ELN.
A este respecto Confidencial Colombia logró hablar con el profesor Orián Jiménez, investigador de la Universidad Nacional de Colombia, que ha escrito varios libros sobre el fenómeno del paramilitarismo.
Para el profesor Jiménez la carta de alias Macaco es “una propuesta interesante ya que es un mensaje de respaldo a la mesa de La Habana. Una idea está en el escenario político y es que la gente que estuvo en las autodefensas fueron enemigos naturales de la guerrilla, sin embargo ese saludo y respaldo muestran que hay respeto por el contrincante”.
“Es un marco de reconciliación. Pero además se busca una revisión de la Ley 975 de 2005 ya que cada cierto tiempo se toman medidas que la desdibujan. Creo que lo que hay que valorar de la comunicación es que alguien de las autodefensas se tome el tiempo y la iniciativa de conciliar. Los hombres que hicieron la guerra son los que están llamados a construir la paz”, continúa el investigador.
Sobre ese tema uno de los abogados del equipo jurídico de alias Macaco, Francisco Salazar, coincide con lo dicho por el profesor Jiménez. “Lo fundamental es que como la Ley 975 de 2005, que recogió todo lo del proceso de paz con las autodefensas, ha sufrido varias modificaciones, aparte de que los principales jefes de las autodefensas fueron extraditados, en un acto más político que jurídico, lo que se busca es que el marco jurídico de las autodefensas se acople al de las guerrillas… Existen críticas aisladas y de varias partes sobre esa ley. Los mismos tribunales de Justicia y Paz se han quejado por esas modificaciones”.
La propuesta del exjefe paramilitar podría considerarse como un caso aislado, fruto del desespero de una persona que se encuentra privada de la libertad, fuera del país, y ad portas de que muchos de los exparamilitares que purgaron penas en Colombia recuperen la libertad. Sin embargo, el abogado Salazar aclara que “La propuesta del señor Carlos Mario Jiménez es algo que está charlado con algunos otros exjefes paramilitares, pero por estar en cárceles diferentes y extraditados no fue posible socializar el documento y firmarlo entre todos. Además, el señor Jiménez fue quien más gente desmovilizó y más bienes entregó. Él es el líder natural de las autodefensas y tiene los respaldos de los comandantes subordinados a él”.
Para el profesor Orián Jiménez esta invitación de alias Macaco, lo que busca es evitar que se repita una de las herencias del proceso de desmovilización de las autodefensas: Las bandas criminales. “Uno de los grandes costos de una paz mal hecha con las autodefensas fue el surgimiento de las Bacrim. Eso se pudo evitar si se hubiera pensado más en reintegrar a los combatientes a la sociedad y no en sumar fusiles para un evento público… El gran temor de una paz que no esté debidamente organizada o hecha a la medida de este país, hará que el conflicto no se termine. ¿Será que los diez mil guerrilleros de las Farc dejarán las armas? ¿cuánta gente dejará de ser de las Farc y engrosará las filas de algún tipo de Bacrim heredada de esa guerrilla? ¿O pasará que se junten escenarios de negociación de las Farc y el ELN y estos no caminen al unísono? Esos son los riesgos de no tener un acuerdo de paz bien pensado. Hay que mirar esa propuesta como una oportunidad para despolarizar el discurso en el país. Todos, desde los grandes medios, hasta las grandes figuras políticas deben bajarle el tono de confrontación a la situación. Esas pasiones se desbordan y terminan convertidas en violencia.”.
Salazar coincide con el profesor Jiménez y además agrega que “La carta tiene por objetivo que, por el lado de las autodefensas que están dispuestas al diálogo, se cree una mesa de distensión mirando todo en aras de llegar al posconflicto; que no se repita lo que pasó con la UP… Lo más llamativo de la carta es esa propuesta de mesa de distensión entre guerrilleros y paramilitares para exorcizar el conflicto. Un diálogo entre excombatientes que permita llegar a una paz estable. Si el proceso de desmovilización de los paramilitares se dio entre amigos y uno de ellos (el gobierno) le dio la espalda al otro (las autodefensas), pues es prioritario poner de acuerdo a los antagonistas de esta guerra en este nuevo proceso de paz”.
En ese orden de ideas vale la pena mencionar que este año empezarán a salir d elas cárceles los primeros paramilitares que se acogieron a la Ley de Justicia y Paz y que vieron sus penas reducidas por los beneficios de esta ley. Ocho años después de que algunos jefes, mandos medios y paramilitares rasos se sometieran ala justicia, muchos empiezan a afrontar la realidad de volver a la sociedad colombiana sin que esté claro que les depara el futuro y sin saber, algunos, si lo beneficios los pueden seguir acogiendo. Un panorama en el que la ansiedad y la incertidumbre es la norma.
Uno de los puntos más enigmáticos de la carta de Jiménez es aquel que habla de la revisión de la Ley 975 de 2005 y de los ajustes que se le han hecho y que no tienen satisfechos a sus beneficiarios, tanto así que, como lo señala el profesor Jiménez, “la negociación con las autodefensas terminó en un mundo de gente que no se entregó al ser llamados a desmovilizarse y todo por un incumplimiento de los pactado en San José de Ralito. En un país en donde el narcotráfico es la gasolina de la guerra, la paz mal hecha recicla los conflictos. La paz debe ser para todos los que quieren la paz”.
Sobre ese mecanismo de revisión, el abogado Salazar tiene la respuesta “Primero se revisaría esa ley, por medio de un proyecto de ley en el Congreso, bien sea por iniciativa del Congreso mismo, de la Fiscalía o de la Procuraduría. Luego se buscaría modificarla y darle el espíritu inicial. Además, estamos preparando una demanda de constitucionalidad sobre el articulo 71, que fue tumbado por vicios de trámite. A eso hay que sumarle que ahora todo va teniendo coherencia y unidad; los Estados Unidos declararon que las AUC ya no son terroristas. Por eso ese articulo 71, que daba piso a las negociaciones, se debe revisar nuevamente. También valdría la pena revivir, ante la Corte Suprema de Justicia, la iniciativa, fracasada, para darles carácter de sediciosos a los paramilitares”.
Así las cosas, la propuesta de Carlos Mario Jiménez, alias Macaco, tiene ecos en el mundo académico y cuenta con el respaldo de más de un jefe paramilitar. La propuesta de distensionar el posconflicto, podría ser una idea audaz. Aun así es fácil prever que la propuesta no tendrá mucho eco en la Mesa de conversaciones de La Habana, así ya hayan tomado nota del significado de esta inquietud de los ex paramilitares.