El presidente Nicolás Maduro, recibió hoy un pleno respaldo político de la jefa de Estado brasileña, Dilma Rousseff, y la promesa de apoyo para hacer de su país una “potencia exportadora de alimentos”.
La visita a Brasil fue la última escala de la gira que Maduro emprendió a Argentina, Uruguay y Brasil en medio de la seria crisis política que vive su país tras las elecciones del pasado 14 de abril, cuyos resultados aún no han sido reconocidos por la oposición.
Rousseff, en un claro guiño político, recibió a Maduro en el Palacio presidencial de Planalto con honores militares y otros reservados para visitas de Estado, pese a que el protocolo calificó el encuentro como “de trabajo”.
Tras una reunión de casi tres horas, los dos mandatarios hicieron una declaración ante la prensa, en la que Rousseff consideró que la victoria electoral de Maduro supone “una oportunidad para mantener el nivel de relación que Brasil mantuvo con el presidente Hugo Chávez”, fallecido el pasado 5 de marzo.
Maduro agradeció el respaldo político de Brasil y exaltó el sistema electoral venezolano, que volvió a calificar como “uno de los más seguros del mundo” y descalificó así a la oposición que encabeza Henrique Capriles, a la que no hizo ninguna alusión.
El nuevo líder bolivariano, quien abundó en el recuerdo de Hugo Chávez y su amistad con Brasil, anunció además que en el marco de su reunión con Rousseff fueron firmados acuerdos para la instalación en Venezuela de sendas plantas de fertilizantes y de coque verde.
La planta de coque verde será un proyecto de la petroquímica brasileña Braském y estará destinada a la exportación de este combustible a Brasil, explicó Maduro.
La constructora Odebrecht será responsable por la otra fábrica, que tendrá capacidad para procesar 1,5 toneladas de urea, una cantidad que le permitirá a Venezuela dar un “salto gigantesco” en el sector de los fertilizantes, afirmó.
Maduro aseguró que esas inversiones, que no fueron cuantificadas, abrirán el camino hacia una “revolución agroalimentaria” que hará del país caribeño una “potencia exportadora de alimentos”, que hoy escasean en Venezuela.
También pidió, y obtuvo de Rousseff, “más apoyo” de Brasil para adoptar técnicas de planificación, de desarrollo de cultivos y de riego, entre otras, para mejorar la producción agrícola del país, del que dijo que hace un siglo “sufrió una amputación de su cultura agrícola” por “culpa” del petróleo.
Rousseff, por su parte, manifestó la disposición de su país de expandir las relaciones comerciales y de buscar “más equilibrio” en el intercambio comercial, que el año pasado llegó a 6.050 millones de dólares, pero con una balanza netamente favorable a Brasil.
Asimismo, reiteró su compromiso en consolidar la cooperación en proyectos existentes en las áreas de petróleo, electricidad, agricultura y vivienda y aseguró que discutieron trabajar en otros sectores, como suministro energético, abastecimiento y seguridad alimentaria.
En ese sentido, el asesor de Asuntos Internacionales de Rousseff, Marco Aurelio García, explicó a periodistas que Brasil enviará a Venezuela un grupo de técnicos en energía, a fin de ayudar a poner fin a los constantes apagones que sufre el país.
García no comentó si esos problemas se deben a los “sabotajes” que aduce el Gobierno venezolano, pero consideró que sí puede haber problemas de equipamientos y “mantenimiento”, en los cuales pudieran cooperar los técnicos brasileños.
En el plano político, Rousseff también consideró como un hecho “histórico” el que Venezuela vaya a asumir la presidencia pro témpore del Mercosur en el segundo semestre de este año.
La incorporación de Venezuela al bloque “permitirá vivir un segundo ciclo de expansión y de integración de cadenas productivas” que abonará el camino hacia la integración y, sobre todo, hacia el fortalecimiento democrático”, dijo Rousseff.
Los mandatarios también analizaron la situación del Mercosur y el posible regreso de Paraguay al bloque tras las elecciones del pasado 21 de abril, que ganó Horacio Cartes, del Partido Colorado.
Según García, las elecciones facilitan el regreso del país al bloque, pero una solución definitiva sólo se alcanzará una vez que Cartes asuma el poder, en agosto próximo, y ya con Venezuela en la presidencia del Mercosur.
Durante su estancia en Brasilia, Maduro también tuvo una reunión privada con el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, y después de su entrevista con Rousseff, asistió a un encuentro con intelectuales y representantes de movimientos sociales, al que no se permitió el acceso de la prensa.