Nelson Mandela, expresidente de Sudáfrica y activista a favor de los derechos humanos que luchó contra el apartheid, murió este jueves en su país. Mandela es tan importante para la historia de la humanidad, porque encontró soluciones históricas distintas a la venganza para resolver la realidad de Suráfrica. (Diana Uribe – Especial para Confidencial Colombia)
Suráfrica tenía un régimen de segregación y racismo de crueldad y de humillación, en la cual una minoría blanca tenía sometida a una inmensa mayoría de comunidades negras, originarias de Suráfrica a través de un sistema que se llamaba el Apartheid. Con ese sistema, las comunidades negras no tenían ni libre movilidad por el país, ni derecho a una buena educación, estaban bajo toda clase de crueldades y de opresiones. Era como una especie de nazismo, además fue tomado de las leyes de Nuremberg del modelo de Hittler pero con las comunidades negras.
Mandela estuvo 27 años en la cárcel. 27 años en los cuales se le preguntó si él renunciaba a su lucha para terminar el Apartheid en Suráfrica, saldría libre inmediatamente. Y durante 27 años él siempre respondió que no se trataba de su libertad personal, sino que se trataba de la libertad de su pueblo. Su libertad no tenía sentido sin la de su pueblo.
Después de 27 años de prisión, Mandela sale de la cárcel porque el régimen claudica ante él y no él ante el régimen, en el sentido en que comienzan a negociar la caída del Apartheid.
Mandela entró a la cárcel por oponerse al régimen del Apartheid, por considerarse un opositor de frente a la política de segregación de los blancos contra los negros en su país. Toda su vida fue la lucha contra ese sistema. Fue un hombre consecuente y de palabra toda su vida, y dejó un país completamente distinto al país en el que él nació; un país con posibilidades y con viabilidad.
Logró desmontar el apartheid sobre la base de permitirle a Suráfrica volver a tener deportes. Suráfrica quedó excluida de todos los deportes del planeta tierra por la segregación. Él negoció la inclusión de Suráfrica a la comunidad deportiva por la caída del apartheid y logró una negociación tan eficaz que le dio a su país un mundo y un destino que nunca antes habían tenido, porque en Suráfrica lo que imperaba era la ley del odio, y cambió la ley del odio por la ley de la inclusión; la nación del racismo por la nación del arcoíris; la nación de la venganza por la nación del perdón y de la construcción de una nueva sociedad.
Pero Mandela hace una de las cosas más impresionantes y más aleccionadoras. Cuando Mandela sale de la cárcel, cuando este régimen va a ser desactivado y se va a crear una nueva Suráfrica, él renuncia a la venganza. Las comunidades blancas temían que todo el mismo nivel de tortura y crueldad, que habían aplicado a las comunidades negras, se les aplicaran a ellos. Mandela les dice: “los perdono, los necesito, para conformar una nueva Suráfrica”. Mandela se niega a hacer lo mismo que les hicieron los blancos a ellos, porque insistió en que ese tipo de actitudes no mejoran a nadie y destruyen a los países.
La venganza que es tan popular en el cine, en la televisión y en la vida, pero en los pueblos es simplemente una tragedia prolongada durante generaciones. Cuando una persona considera que ha terminado su venganza, aquella que la ha recibido tiene motivos para empezar la suya. Es una cadena que nunca termina.
Mandela re significo la venganza, propuso junto con Desmond Tutu, (otro de los grandes hombres de Suráfrica), una comisión de verdad y reconciliación, para que sobre las verdades del país, sobre la verdad total y completa de lo que pasó con los perpetradores frente a las víctimas, se lograra un perdón un sobre la verdad, para poder conocer la verdadera historia de Suráfrica. El haber re significado la venganza da una lección distinta a la humanidad, donde normalmente los conflictos se perpetúan cuando un grupo o una persona se vengan eternamente de otras.
Mandela creó nuevos paradigmas. Hombres como Mandela mandan una vez cada generación. Gandhi, Martin Luther King, en nuestro tiempo tocó Mandela. Una vez cada tanto en la historia de los seres humanos, un hombre de esta talla llega a pisar la tierra. Ese es el hombre salvó a Suráfrica, hizo posible la nación del arcoíris, creó una constitución junto con su pueblo y la respetó. Cuando terminó su mandato se bajó del mando para no eternizarse en el poder y no convertirse en un dictador.
Lo que Mandela hace es una lección para todo el planeta, tanto es así que él desarrolló una metodología para el perdón, para la reconciliación y la gente de Ruanda, que había tenido una guerra con 800 mil personas asesinadas a machete en 1994, adoptó esa metodología, se perdonó y sacó adelante el país, que había vivido un genocidio. Mandela nos dejó un camino en el cual nos dijo la venganza no hace posibles las sociedades. Nos dejó un camino en el cual, él no hacia concesiones al racismo, pero tampoco la venganza. Nos dejó una manera de solución de conflictos más allá de la violencia, con la venganza ahí no hay realmente una revolución, sino un cambio de dominación.
Un hombre de la universalidad de Mandela, todavía no lo estamos escuchando.
El proceso de reconciliación de Suráfrica tenía como condición que las personas se presentaran voluntariamente, había una categoría que eran los perpetradores y otros que eran las víctimas, que puedan probar que los delitos que cometieron tienen una conexión política, y confiesen absolutamente todo lo que hicieron, y que la comisión y las víctimas frente a las cuales se hizo toda la confesión, entren en la capacidad de perdonarlos.
Ese proceso tiene una metodología muy estricta y es precisamente esa metodología lo que le da la eficacia. Son dos años de catarsis de los perpetradores frente a las víctimas, para explicarles el porqué de las atrocidades que cometieron y que las víctimas encuentren la posibilidad del perdón.
En Suráfrica era muy difícil perdonar porque los cogían con el látigo si no estaba en el distrito que era, las personas fueron torturadas, hubo experimentos de armas químicas para desarrollar enfermedades a ver si era posible aislar a los blancos de los negros, mediante virus especializados ¿a usted le parece que eso es perdonable? Todo pueblo puede perdonar, las cosas que se perdonaron en Suráfrica permitieron sacar adelante ese país.
Su gran legado es que no hay pueblos condenados y que pueden salir del ciclo de las retaliaciones y las venganzas. Por ello es un referente ético muy importante en este momento de nuestra historia.
*Filosofa de profesión e historiadora empírica colombiana.