Mandela sigue luchando

El expresidente sudafricano Nelson Mandela, hospitalizado desde el pasado sábado por una recaída de una infección pulmonar, está respondiendo mejor al tratamiento, informó hoy el presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma.

“Me alegra informar de que Madiba (nombre con el que se conoce popularmente en Sudáfrica a Mandela) está respondiendo mejor al tratamiento desde esta mañana”, aseguró Zuma, en un comunicado difundido por la Presidencia del país africano.

En un nuevo comunicado, la presidencia de Sudáfrica informó hoy de que el estado del exmandatario no ha cambiado, y sigue siendo, por tanto, “grave pero estable”.

Según la nota, el presidente sudafricano, Jacob Zuma, se reunió anoche con los doctores que tratan a Mandela, que le pusieron al día de la salud del exlíder, de 94 años, que fue ingresado el pasado sábado.

El jefe del Estado se mostró “satisfecho” con el trabajo de los doctores, en quienes dijo tener “plena confianza”.

De acuerdo con la nota oficial, Zuma ha viajado a Ciudad del Cabo y no visitará a lo largo de la jornada a Mandela, tal y como había especulado la prensa local tras reforzarse desde anoche la seguridad en el hospital de Pretoria donde se trata al expresidente.

Fuentes diplomáticas extranjeras aseguraron hoy a Efe tener constancia de que el estado del héroe sudafricano podría ser peor, si cabe, del que reconocen oficialmente las autoridades.

Entretanto, Madiba -como se conoce popularmente a Mandela en su país- fue visitado hoy por su hija Zenani, que es embajadora de Sudáfrica en Argentina y ha viajado desde Buenos Aires para estar junto a su padre.

Las otras dos hijas del antiguo estadista, Makaziwe y Zindzi, así como su exesposa, Winnie Mandela, también pasaron por el Medi-Clinic Heart Hospital de Pretoria, frente al que periodistas de todo el mundo hacen guardia desde el sábado.

Tan larga se está haciendo la espera a los reporteros, que hoy enviaron una carta al portavoz de la presidencia, Mac Maharaj, para pedirle “agua y servicios de aseo” fuera del hospital.

El Premio Nobel de la Paz ha sido hospitalizado hasta en cuatro ocasiones desde el pasado diciembre, a causa de una infección pulmonar contraída durante sus 27 años en las cárceles del régimen racista del “apartheid”, que combatió durante casi siete décadas.

Lejos de la capital sudafricana, en el remoto pueblo de Qunu (sureste), en el que creció Mandela, los lugareños se preparan para una avalancha de visitantes si Madiba, como muchos empiezan ya a temer, no logra recuperarse.

En la localidad existen sólo tres pensiones, y algunos vecinos ya preparan sus casas para poder recibir a huéspedes y hacer negocio.

“Tengo dos o tres habitaciones disponibles que puedo alquilar”, dijo Nowinothi Geledwana, residente en Qunu, al diario sudafricano “Sowetan”.

Mandela ha vivido habitualmente en Qunu hasta el pasado diciembre, cuando fue ingresado en un hospital de Pretoria.

Tras ser dado de alta en enero permaneció, bajo constante vigilancia médica, en su casa de Johannesburgo.

Allí se han acercado hoy, por cuarto día consecutivo, admiradores del primer presidente negro de Sudáfrica, a quien han deseado ánimo y un rápido restablecimiento.

Durante la mañana, un grupo de escolares se detuvo ante la vivienda y cantó “¡Ponte bien, Tata Madiba (Papa Madiba), ponte bien!”, al tiempo que leyeron una tarjeta declarándole su cariño.

Con pesadumbre, el país espera nuevas noticias del hombre que trajo la democracia multirracial e hizo posible con su liderazgo la convivencia pacífica de blancos y negros.

El ex jefe de Estado pasó su cuarto día en el hospital justo 49 años después de que un tribunal del “apartheid” le condenara a cadena perpetua por sus actividades contra el sistema impuesto por la minoría blanca.

Tata Madiba -como le llaman con respeto los negros sudafricanos- no participa en actos públicos desde julio de 2010, cuando asistió a la clausura del Mundial de Fútbol de Sudáfrica.

El pasado marzo, el Gobierno divulgó un vídeo en el que se podía ver a un Mandela de expresión ausente, débil y desorientado, mientras recibía una visita de Zuma.

El frágil aspecto entonces de quien ganara el Premio Nobel de la Paz en 1993 y su decaimiento por las últimas hospitalizaciones han llevado a muchos sudafricanos a pensar que ha llegado su momento.

Pero la gratitud a Mandela es enorme entre sus compatriotas, que, como explicó la joven estudiante universitaria Thembi Sithole, no pierden la esperanza de que siga entre ellos.

“Me gustaría -deseó Sithole- que viviera más tiempo, porque fue un hombre bueno y nos cambió la vida a los negros”.