El cerdo negro vive una dicotomía en su lucha por evitar la extinción como raza y la felicidad por recibir la categoría “Gran Canaria Calidad”, un sello con el que se premia los valores de una carne de mucho sabor y con un colesterol del bueno.
El vicepresidente de la Asociación Nacional de Criadores de Marrano Negro Canario de España, el veterinario Rafael Riera, explica que este galardón distingue a los productos que reúnen unos valores únicos de gran calidad y que conseguirlo era un objetivo “muy perseguido” en los últimos años, para realzar las cualidades del porcino autóctono.
“Estar entre las marcas de garantías siempre ha sido un reto para la Asociación, ya que supone una diferenciación de nuestro producto, que es de muy buena calidad y que lo distingue de aquellos que no cumplen los estándares”, indica Riera.
Este veterinario apunta que la raza del cochino negro canario no tiene una normativa demasiado exigente, porque sólo pide que sea una raza pura, con el fin de evitar “los problemas que están surgiendo en los últimos años con el cerdo ibérico y que está provocando un cambio en la normativa”.
La Asociación de Criadores exige que el cochino negro canario sea un animal puro y que su alimentación se ajuste a la normativa de un país europeo tanto en el mantenimiento como en las instalaciones y sacrificio, recuerda Riera, quien está convencido de que sólo así se puede “beneficiar” su producción.
Rafael Riera explica que el cochino canario se caracteriza por una cabeza grande, un hocico corto, unas orejas que caen sobre los ojos, abundantes cerdas y un completo color negro en el pelo, y subraya que la Asociación rechaza los pintados, incluidos en las pezuñas.
“El cochino negro es un animal rústico que aguanta muy bien los problemas de las altas temperaturas y, aunque no es tan grande como otras razas industriales cárnicas, está adaptado a las condiciones de Canarias y es capaz de asimilar, además del pienso, subproductos del plátano, tomate y suero de quesería”, dice.
Riera destaca la capacidad de esta raza para la presencia de grasa intramuscular, como en el caso del ibérico. “Podemos decir que tenemos un producto muy similar y así lo demuestran los estudios de veterinaria de las universidades de Córdoba, Murcia y Las Palmas de Gran Canaria”, enfatiza.
Esos trabajos han determinado que son muy similares las grasas intramusculares en las comparaciones del cochino negro canario con el chato murciano y el cerdo ibérico.
“Es cierto que esta raza está en peligro de extinción, como cualquiera que tenga menos de 5.000 ejemplares, pero en el caso del cochino negro canario estamos lejos del riesgo de la década de los ochenta, cuando apenas quedaban 20 ejemplares en La Palma. Gracias a los cabildos y a la Asociación, ahora ya hay 700 animales”, apunta.
El veterinario defiende que esta cifra permite en estos momentos la salida del producto del cerdo negro canario al mercado, sin que haya “riesgo de perder la raza a corto plazo”.
Por su parte, el gerente de la granja escuela Tío Isidro, Fernando de la Fuente, comenta a Efe que se fijaron en esta raza de porcino al principio como animal autóctono de exposición para que fuera conocido por los escolares.
“Cuando vimos las posibilidades que tenía este animal empezamos a apostar por su explotación ganadera, aumentamos el número de animales y realizamos intercambios con otras islas para mejorar las características genéticas. Ahora obtenemos buenos resultados”, resalta.
De la Fuente advierte de la picaresca existente en el sector, porque todavía hay mucho cochino que se vende como negro canario que no guarda los estándares “simplemente para conseguir mejores precios”.
Este criador está “bastante agradecido” al Cabildo por sacar el sello Gran Canaria Calidad “una garantía que especifica “muy claramente” lo que es o no cochino negro canario, que sirve tanto para el dueño del animal como para el consumidor.