Activistas y detractores de la unión matrimonial entre parejas del mismo sexo se encontraron en la Plaza de Bolívar de Bogotá, justo cuando el Congreso debate sobre el proyecto que permitiría a la comunidad LGBTI unirse en matrimonio. Lo que inició como una movilización pacífica, se ha convertido en enfrentamientos violentos encabezados por facciones neonazis que llegaron al lugar.
Minutos antes de que, en plenaria de Senado, se discuta el proyecto que permite la unión matrimonial de parejas del mismo sexo, miembros de la comunidad LGBTI y detractores de la iniciativa llegaron a la Plaza de Bolívar de Bogotá a defender sus creencias y libertades.
Armados de besos, pancartas y banderas, gays, lesbianas, bisexuales y transformistas exigieron la aprobación de un proyecto que garantice el acceso completo a sus derechos “Mismos impuestos, mismos derechos”, cantaron algunos de los manifestantes mientras expresaban el cariño a sus parejas.
“Era de esperarse”, señaló la concejal progresista Angélica Lozano sobre la decisión del partido conservador y la U de votar negativamente la iniciativa y emprender “un proceso de construcción jurídica de un nuevo modelo de contrato civil, notarial, que permitan recoger todos los derechos civiles, particularmente, los derechos patrimoniales ya reconocidos por la Corte Constitucional”, como señaló el presidente del Senado, Roy Barreras, en un comunicado.
Los defensores de la familia compuesta por un hombre y una mujer también llegaron a la Plaza. Las manifestantes lo hicieron armadas de velos en la cabeza, símbolo del matrimonio católico, y los hombres arengaron que ese sacramento se hace posible solo entre un hombre y una mujer.
Los detractores de la unión entre parejas del mismo sexo eran, paradójicamente, jóvenes en su mayoría. Bailaron y celebraron lo que es una victoria casi segura, pues la decisión de las bancadas mayoritarias de votar negativamente significa el hundimiento del proyecto impulsado entre otros por Armando Benedetti.
En medio de los cantos y las arengas se presentaron choques y discusiones entre los manifestantes. Los roces fueron controlados por la policía nacional, que instaló un muro humano en medio de las dos manifestaciones.
Sin embargo, el arribo de un grupo de neonazis a la Plaza de Bolívar exacerbó los ánimos al empezar a referirse a la comunicad LGBTI como “sidosos, nidos de enfermedades y antinaturales”. Los improperios lanzados por este grupo de ultraderecha caldearon los ánimos entre las partes, haciendo que la Policía antimotines interviniera de nuevo para evitar alguna confrontación mayor.
El debate sigue caliente, y seguramente no parará con una decisión en el legislativo. La comunidad LGBTI siente que ha ganado un espacio que no quieren ceder, y los defensores de la familia católica seguirán su cruzada contra la unión de parejas del mismo sexo.