El perfil de la nueva Primera Dama de Estados Unidos es controversia en el mundo. Acostumbrados a diplomáticas, abogadas, políticas o escritoras, Melania Trump genera dudas por pasar de ser modelo a ser señora de la Casa Blanca.
Es cierto que Nancy Reagan era actriz y que de su esposo no se esperaba mucho al saber que venía de los estudios de televisión. Sin embargo, Melania Trump, que quiere ser una Primera Dama tradicional, enfocada en el futuro y la seguridad de los niños, ha dado mucho de qué hablar por su carrera como modelo, con ciertos desnudos que no son buenos archivos para su imagen como la esposa del presidente de Estados Unidos.
Pero a pesar del escándalo que generó la publicación de algunas de sus portadas, el hecho de que sea inmigrante pone en duda incluso la aplicación de las políticas antiinmigración que en campaña propuso Donald Trump. La modelo sería la segunda primera dama extranjera desde Louisa Adams, quien nació Inglaterra. Por supuesto, en campaña resaltó su condición de inmigrante para apoyar las propuestas de su esposo, enfatizando en que nunca estuvo como ilegal como muchos en el país.
Melania es la tercera esposa del magnate. Hace 45 años nació en la ciudad industrial Sevnica, en la antigua Yugoslavia. Su padre, Viktor Knavs, era vendedor de autos y su madre, Amalia, era empleada de una fábrica textil.
Su sueño era ser diseñadora de modas. Nunca se negó el buen estilo de esta espigada mujer de 1.80 metros de alto, que precisamente por eso, empezó a interesar como modelo. Sin embargo, ese sueño de volverse figura de la moda se empezó a esculpir cuando se mudó a la capital eslovena, Liubliana. Allí, algunos fotógrafos la pidieron para ser modelo.
Desde los 16 años está en las pasarelas. Trabajó en París y Milán, desde donde catapultó su carrera. Pronto, la magia de la Gran Manzana, otra capital de la moda y el buen gusto, la sedujo.
Nueva York la recibió en 1996. Según investigaciones de Associated Press, la nueva primera dama ganó cerca de 20 mil dólares como modelo antes de recibir su visa de trabajo. Ante eso, Melania ha dicho que ella llegó al país de forma legal. Su permiso de residencia lo obtuvo en el 2001, para 5 años después convertirse en ciudadana americana.
Precisamente, en el año 2000 conoció a Donald Trump. Un hombre recién divorciado de la actriz Marla Maples, que se atrajo por su belleza. Ese fue el inicio de la historia de amor que los llevaría al altar en el 2005 y un año después a tener a su hijo Barron Trump, ahora de 10 años.
Melania ha sido más bien modesta en la campaña de su esposo. Su primera presentación pública fue en Myrtle Beach, Carolina del Sur, cuando Trump presentó a su familia. El plagio a parte del discurso de Michelle Obama habló muy mal de ella, siendo sus primeras palabras como posible primera dama, y la publicación de fotos de la portada de la revista CG de Gran Bretaña donde posó completamente desnuda, no dejaron buenas sensaciones.
A pesar de no ser política y de ser extranjera, sedujo al visionario Trump. Ahora tendrá en sus manos impulsar, desde cualquier experiencia que haya tenido o los estudios que esté realizando, un sin número de proyectos que apoyen el gobierno de su cónyuge es políglota. Melania habla inglés, alemán, francés e italiano, además de esloveno y sobrecroata, las lenguas que se hablaban en la antigua comunista Yugoslavia.