En el día mundial del patrimonio audiovisual destacamos la labor de la Fundación Patrimonio Fílmico, en su titánica tarea de rescatar del paso del tiempo la memoria cinematográfica de nuestro país.
Los documentos audiovisuales, como las películas, los programas radiales, las emisiones televisivas, entre otros, constituyen bienes de valor histórico con capacidad para integrarse en la memoria, así como una fuente importante de investigación, con la que es posible una comprensión del pasado.
Sin embargo, este material es considerablemente delicado, lo que ha hecho que gran parte del patrimonio audiovisual del mundo se haya perdido por la negligencia, la destrucción, el deterioro, la falta de recursos, competencias y estructuras, empobreciendo de esta forma la memoria de la humanidad.
De hecho se calcula que si en los próximos diez o quince años no se digitalizan los archivos audiovisuales éstos se perderán completamente.
En Colombia, a partir de 1986, La Fundación Patrimonio Fílmico ha sido la entidad encargada de asegurar la preservación de esta parte especialmente frágil del patrimonio cultural de la Nación. Para ello, ha implementado una serie de políticas internas que le permiten guardar y conservar las características físicas que las obras audiovisuales tuvieron originalmente.
Aquí es importante hacer hincapié en la diferencia entre preservación fílmica y la transferencia de contenido, ya que la primera hace referencia a la conformación de un archivo, con el mismo sentido y valor de un Museo, donde los documentos tienen un valor patrimonial y la segunda es la encargada de la copia del material audiovisual proveniente de soportes fílmicos, a soportes magnéticos con el fin de reducir la presión sobre los originales y favorecer el acceso a los mismos.
Dos labores en las que la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano, con el apoyo de numerosas entidades y organismos nacionales e internacionales, ha trabajado incansablemente.
De hecho, durante estos 26 años, ha recuperado, almacenado y custodiado un poco más de noventa mil elementos entre rollos de cine, casetes de video y registros sonoros.
También ha restaurado y preservado un grupo de películas pertenecientes a las primeras épocas del cine nacional. Gracias a esta labor, hoy son de acceso público los siguientes largometrajes, pertenecientes al periodo silente del cine colombiano: Bajo el cielo antioqueño (1925), Alma provinciana (1926) Garras de oro (1926), Manizales City (1925) y un grupo de fragmentos de títulos como La tragedia del silencio (1924), Aura o las violetas (1924), Madre (1925), Como los muertos (1925) y El amor, el deber y el crimen (1926).
Sin embargo, éstas no son las únicas labores de la FPFC, pues en convenio con otras entidades suelen realizar ciclos de cine, conferencias y talleres, con las que buscan, estimular la producción, difusión y conservación de las obras cinematográficas de nuestro país.
De hecho, actualmente, en convenio con la Secretaría de Cultura Recreación y Deporte, se está realizando el ciclo de proyecciones de la serie documental Historia del Cine Colombiano, el cual ha tomado las colecciones de Patrimonio Fílmico Colombiano, para producir 14 capítulos de 25 minutos cada uno, en los que es posible observar las diferentes etapas de la producción cinematográfica de nuestro país desde el años de 1897, cuando llego el cine a Colombia, hasta finales del 2008.
Todo esto en un esfuerzo por “salvaguardar periodos culminantes de la apasionante historia del cine colombiano, semblanza de una industria que nunca ha nacido formalmente pero que, al a vez, se ha negado a morir y de paso nos ha dejado un legado de imágenes imborrables y anécdotas de sus heróicos pioneros y protagonistas que han tomado el séptimo arte como una cruzada personal en la cual, al vencer los obstáculos y vicisitudes, nos han legado un patrimonio audiovisual que es expresión artística y memoria de nuestra nacionalidad” afirman los organizadores del programa Historia del Cine Colombiano (1897-2008)